A pesar del bajón que provocó la cuarentena para muchos artistas argentinos, Clara Cava supo capitalizarla. No sólo le sirvió para exponerse más, aunque parezca una paradoja, sino también para componer compulsivamente. "Me gusta el encierro para poder hacer mis cosas", reconoce la cantante. "Cuando más estoy al pedo, más canciones hago. El primer mes de la pandemia fue re prolífico para mí. Fue un momento de introspección en el que escribí y aprendí a usar el Ableton."
Luego de que el presidente Alberto Fernández decretara el aislamiento social obligatorio, su disco Martes 13, grabado poco antes en Mendoza, también entró en hibernación. Eso la habilitó para hacer mientras tanto el EP Lavandina, que dio pie para que posteriormente aparecieran su álbum debut y su single Chica del verano, confeccionado junto al laboratorio de pop y R&B Isla de Caras.
El tema anduvo tan bien, tras su lanzamiento a fines de este febrero, que Spotify lo incluyó en Radar, su playlist que promociona a los noveles baluartes musicales. Pero lo más curioso de Chica del verano es que hubo que esperar un año para ponerlo a circular. "Lo hicimos en febrero de 2020", explica Clara. "Lauti de Isla de Caras tenía las dos primeras frases, y yo tiré el resto. Más tarde grabé la voz entera, y la canción quedó ahí. Estaba re manija, pero no tenía sentido sacarla en julio. Así que es la Chica del verano anterior."
Si bien respira un aire a Pimpinela –pues ella sale a contestarle a él–, el single comenzó a tener sentido con el paso del tiempo. Al menos para Clara. "Me pasa un montón de veces, cuando escribo letras que no tratan puntualmente sobre cosas que me están pasando", comparte. "Después de un rato, tienen más sentido. Es medio una premonición. En este caso, como no te podías ir a la mierda en el verano, está esa situación medio idílica."
Por lo que contás, manejás el don de la paciencia…
--Para mí, lo último que saqué fue Lavandina. Fueron canciones que se hicieron entre abril y junio de 2020, y salieron en agosto. Me gustó eso porque sucedió todo en el momento. Cuando Lucca (Beguerie Petrich, de Usted Señálemelo), el productor de Martes 13, me llamó para avisarme que estaba listo para terminar el disco, le dije que estaba manija con Lavandina. Así que en setiembre u octubre de 2020 lo retomamos. Estuvo casi un año parado.
¿Tiraste toda la carne al asador?
--No, tengo temas nuevos. Quiero hacer algo intermedio entre lo que fue Martes 13 y Lavandina. Si bien el disco fue grabado en un estudio, me di cuenta de que soy más del mundo de la compu. Me refiero a que si me dan ganas de grabar a las 3 de la mañana, lo pueda hacer.
¿Cuánto demorás en hacer una canción?
--Si estoy con la guitarra y la voz, en 10 minutos sale. Luego, le corrijo la letra un poco. Siempre es a modo de catarsis.
¿Y cuándo considerás que un tema tuyo es viejo?
--No sé. Un año. Por ahí, los de 2018 o 2019 los siento viejos. Pero cuando los dejo y los vuelvo a agarrar, se resignifican. Y los entiendo desde otro lado, que también me gusta. El punto es que los tocás todo el tiempo. Hay que darles respiro.
¿Hacés canciones tristes?
--Un montón. Soy especialista. Más que de separaciones, analizo los vínculos. Y a partir de eso intento entenderme. Siento que es un momento de reflexión. Hace dos años tuve una relación tóxica y fea, y me dio mucho de qué hablar.
¿Sos consciente de que hacer canciones tiene su cuota de responsabilidad?
Trato de ser consciente. Parte de lo que me gusta de hacer canciones es que sea espontáneo.
Si su primera producción, el EP Antibióticx (ella lo pronuncia "Antibiótico"), de 2018, versa sobre la sanación, su otro disco de corta duración, Lavandina, trata acerca de la limpieza. Aunque hay que ahondar en su repertorio para descubrir esa simbología, lo que sí está a la vista es que la cantante eligió por el momento al R&B y el soul para encontrar la purificación.
"No me agarro tanto del género, porque siento que hago cualquier cosa", advierte quien dedicó tu tesis de licenciatura en Comunicación Social a la representación de la mujer en las letras del trap argentino. "Pero a partir de lo que escuchaba, llegué a ese mundo. Me siento identificada con las letras de Lauryn Hill. Sobre todo las de la época de mi primer EP. Dicen cosas dolorosas con estilo y fuerza."
¿Cómo conectaste con la música afroamericana?
--No sé si quiero que mis canciones sean R&B o soul. Sólo hago lo que tengo ganas de hacer. No canto increíble, sino como me sale. Antes me ponía trabas, pero hice las paces porque son mis temas. No soy negra, y por eso digo las cosas a mí manera. Lo que sí sé es que ese tipo de música tiene que ver con sacar los sentimientos. A diferencia del mundo blanco, donde todo es más exigente. A mí me re flashea cuando alguien que no canta ni toca tan bien dice algo bueno y está conectado con eso. No tiene que ser perfecto lo que hacés.
¿Cuándo te diste cuenta de que podías vivir de hacer música?
--Cuando estudié en la facultad, siempre quise ser música. Pero después de que hiciera las cosas que tenía que hacer. Mis expectativas no eran altas. Sin embargo, en 2020 me di cuenta de que si me focalizaba y me organizaba, podía hacer plata con esto. No tengo estudios al respecto: sólo me gustan la música, desde que nací, y las cosas transparentes. Siento que es algo a flor de piel.
¿El título Martes 13 es una provocación?
--Nací un martes 13, y de chica siempre jodí con el mundo de la superstición. Me divertía jugar con esa dualidad. No es un título autobiográfico, porque son temas de 2018 y 2019. Era mi primer disco, y por eso lo llamé así.
¿Por qué reivindicás tanto Lavandina?
--Porque, al igual que a Antibióticx, a Lavandina lo sentí mi flash. Con un poco de todo: un tema tranqui, otro más arriba, las letras pasando por distintos estados de ánimo.
Sos parte de una época bisagra en la música. ¿Te sentís partícipe?
--Me la re sube que haya chicas que estén haciendo cada vez más música. Hace dos años, no conocía a nadie. Me fui metiendo en el mundo y descubrí a más artistas. Me gusta que haya libertad para explorar las cosas.
* Clara Cava presentará su disco Martes 13 el jueves 1/4 en el Festival Buena Vibra, Cecilia Grierson 400, Puerto Madero. A las 18.