Vicente Rojo, el artista hispano-mexicano que diseñó la portada de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, falleció ayer en México, dos días después de haber cumplido 89 años.
Agencia EFE
El artista y diseñador gráfico, quien entre otras cosa fue el diseñador de los diarios unomasuno y La jornada de México, se destacó también en la corriente del abstraccionismo.
“Murió Vicente Rojo. Extraordinario artista, grande entre los grandes. Contribuyó a la renovación estética de México en los 50 y 60, representante del abstracto mexicano en el mundo. Generoso y entrañable, cultivó amistad y escuela”, lo despidió en Twitter la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero.
Por su parte, el escritor Jorge Volpi escribió en la misma red social: “Gran pérdida la de Vicente Rojo, artista ineludible del México moderno, diseñador generoso, eterno amante de los libros, cómplice de pintores, escultores, escritores y poetas, hombre sereno y cabal”.
Rojo había nacido en Barcelona en 1932 y en 1949 se instaló en México, donde estudió pintura y tipografía. En 1960 fue uno de los creadores de la editorial Era, de la que fue director artístico.
Recibió el Premio Nacional de las Artes y la Medalla al Mérito en las Bellas Artes del Gobierno español. Sus obras de referencia en la corriente abstracta se exhibieron en espacios culturales de todo el mundo, entre ellos la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.
En los años 50 comenzó a diseñar portadas de libros. La más famosa es la de la novela de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.
El libro del autor colombiano apareció en 1967 en Buenos Aires, publicado por la Editorial Sudamericana. En rigor, la ilustración de Rojo apareció en la segunda edición, en las semanas en que la novela se convirtió en un best-seller, porque su propuesta no llegó a tiempo, por lo cual la primera tirada fue la que muestra un barco varado en medio de la selva.
A partir de la segunda edición se impuso el diseño pergeñado por Rojo, que muestra invertida la letra e de "soledad".
Además de aquella portada, su arte abstracto y su tipografía constituyeron una estética en sí misma, que dejó plasmada no sólo en el sello Era sino también en otras grandes casas editoriales como el Fondo de Cultura Económica y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Tras el anuncio de su muerte, la Secretaría de Cultura de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes anunciaron que realizarán un homenaje con “una gran retrospectiva” en el Museo de Arte Moderno, sin precisar la fecha de la exposición.