El incidente iniciado por Sergio Berni a raíz del hallazgo de la niña M, tanto con las fiscales como con el secretario de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, produjo fuerte desagrado en el gobierno de la Provincia de Buenos Aires. “No hay un problema ideológico, hay un problema metodológico. No se puede jugar la personal. Nadie se salva solo”, dijeron en La Plata en referencia al ministro.
Las fiscales Laura Belloqui y Alejandra Mangano, que estuvieron a cargo de la búsqueda de M, llegaron en helicóptero del Ministerio de Seguridad de la Nación hasta el centro de operaciones en la mañana del jueves. El objetivo era simplemente coordinar con la fiscal bonaerense el traslado, tanto del detenido como de la niña. Las funcionarias judiciales tenían decidido que la Policía Federal lleve en vehículos de esa fuerza al detenido a la Superintendencia de Investigaciones Federales, en la calle Madariaga en CABA, y a la niña al lugar que decidiera Minoridad de la Ciudad de Buenos Aires.
Parece que eso ofuscó a Berni quien tal vez percibió que le quitaban protagonismo los “recién llegados”. En verdad, el ministro no siguió la investigación día a día y no sabía que desde el mismo lunes la búsqueda se había centralizado en la Sala de Situación del Ministerio de Seguridad de la Nación, donde las fiscales estuvieron todos los días hasta altas horas de la noche. El miércoles, por ejemplo, se fueron a sus casas pasada la medianoche.
Ni siquiera los integrantes del equipo de Berni entendieron por qué perdió los estribos al punto de empujar contra una pared a Villalba después de gritarle “salí de acá, te voy a cagar a trompadas”. Las fiscales vieron la escena con estupor y también fueron tratadas con falta de respeto --“no me grite”, le tuvo que decir Belloqui a Berni--, pero decidieron seguir el diálogo con la fiscal bonaerense para arreglar los detalles del traslado de Savanz y de la niña que tiritaba de frió.
Las desavenencias habían empezado el miércoles al anochecer cuando Berni ordenó un despliegue descomunal: carros de asalto, motos, gomones, cinco camiones para llevar detenidos, cuando se buscaba a una sola persona. La movida causó preocupación en las fiscales porque no se conocía bien el perfil de Savanz y podía asustarse y lastimar a la niña. Algo similar había ocurrido supuestamente con otro caso mediático años atrás: los captores decidieron matar a una niña cuando vieron mucha policía en el barrio. En esa situación del miércoles, alrededor de las 20, la fiscal Belloqui quiso ubicar a Berni pero no lo logró por lo cual le manifestó su preocupación a un comisario general de la Bonaerense que estaba a cargo del operativo. "Si ustedes tienen un diagnóstico que plantea la necesidad de tantos efectivos, deben informarlo y tomaremos una decisión", le dijo la fiscal al comisario.
Toda la investigación fue armoniosa y sin inconvenientes. Desde el lunes se armó la Sala de Situación en el edificio del ministerio nacional, con las fiscales, la jueza Fabiana Galetti, el Sistema Federal de Búsqueda (SIFEBU) que integran el ministerio, Facebook, Missing Children, el Enacom, la Procuración y otros organismos. Se puso en marcha el llamado Alerta Sofía, lo que significa la difusión masiva del caso, un seguimiento en redes sociales y la búsqueda de imágenes en cámaras de seguridad. Todos aportaron: la Policía de la Ciudad detectó al hombre y la niña camino a la estación de Liniers; Seguridad Ferroviaria ubicó a ambos bajando en Castelar; luego los municipios, la policía bonaerense y el Ministerio de Seguridad bonaerense consiguieron las tomas donde se vio a Savanz y la nena en Ituzaingó y en el Acceso Oeste.
Pero, en paralelo, una investigación fina de integrantes de la Federal logró establecer que la madre de Savanz era Sonia Mabel Savanz, con domicilio en Luján. La mujer usó un celular que se abrió también en esa ciudad y todo empezó a orientar la búsqueda hacia Luján. Es más, hubo una conferencia de prensa de Berni y el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, el miércoles, en la que se les pidió que no se hablara de Luján para preservar la investigación. En la noche de ese mismo día se hizo un amplio rastrillaje en dos barrios de Luján, con efectivos de todas las fuerzas y perros aportados por la Federal, tras dos llamados al 911 con pistas bastante precisas sobre los buscados, en una rotisería y un almacén.
Desde la Provincia de Buenos Aires llegó información sobre una denuncia contra Savanz en Guernica. Su expareja lo acusó de tocamientos a su hija y la familia aportó elementos sobre un presunto retraso madurativo. En esa causa, el sujeto nunca pudo ser localizado porque no tenía ni dirección ni siquiera DNI y hasta ocurrió que figuraba con dos apellidos distintos, Savanz y Sierra. Todo el cuadro era de preocupación.
En el medio hubo datos de que el hombre compró pasajes para irse a Santiago del Estero y también que subió a un colectivo de la línea 216. Ambas pistas se investigaron y desecharon.
Finalmente, una vecina detectó a Savanz y la nena transitando por las calles La Plata y Buenos Aires, de Luján, llamó al 911 y un móvil de la Bonaerense se acercó a identificarlos. En principio, Savanz ni siquiera sabía que todo el país estaba detrás de su rastro. La clave estuvo en la reacción de los vecinos de M, luego la actuación conjunta de autoridades, fuerzas de seguridad y la Justicia, hubo una intensa búsqueda de imágenes, una enorme difusión de los medios y el hallazgo final.
Lo asombroso es que el encontronazo protagonizado por Berni les sirvió a la oposición y a los grandes medios para no titular con el hallazgo de M sino con un incidente que exhibe poca voluntad de trabajar de forma asociada y una especie de necesidad de posicionarse políticamente de cara a una candidatura futura. En La Plata sostienen que Berni juega un papel importante complementando distintas vertientes del peronismo, pero las salidas individualistas llevan desconcierto.