Un equipo interdisciplinario de la Universidad Nacional de Rosario trabaja junto con los adolescentes la manera en que la juventud recibe, busca, procesa y siente la información sobre su sexualidad, sus riesgos y consecuencias, en el territorio.

Sofía Damota y Jaquelina Faydella, son estudiantes de Medicina y junto a las docentes Cecilia Augsburger, de la Facultad de Psicología, Liliana Rateni de Ciencias Médicas, y Miguel Taborda de Bioquímica abordaron cómo se vive la sexualidad adolescente, qué información tienen las y los jóvenes y de dónde la obtienen, con qué recursos cuentan para evitar las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados, y sobre todo cuales son los aspectos sociales y simbólicos, los mitos y los tabúes, que impiden que los adolescentes puedan comunicarse con los adultos, pedir asesoramiento, aceptar las diferencias y vivir su sexualidad de manera libre y segura.

Realizaron un estudio observacional, exploratorio, participativo y de corte transversal en población de adolescentes de edades comprendidas entre 16 y 18 años que concurren a diferentes escuelas de enseñanza media de Rosario y el sur de Santa Fe. Se trata de establecimientos con diferencias geográficas, socioculturales y económicas.

Esta actividad se enmarca en el proyecto de extensión Universitaria perteneciente a la UNR titulado “Una previa diferente” que dirige Liliana Rateni, y donde estudiantes de las facultades de Ciencias Médicas, Ciencias Bioquímicas y Farmaceúticas, y Psicología se capacitan en distintas áreas con el fin de construir un vínculo participativo de prevención de la salud junto a los adolescentes que concurren a distintas instituciones de enseñanza media. “Una previa diferente es un integrado donde trabajamos de forma interdisciplinaria y participativa tanto profesionales como alumnos de distintas facultades que se preparan de forma conjunta para luego salir y trabajar en las escuelas. Es un trabajo de investigación de acción participativa donde buscamos que los adolescentes puedan expresarse y compartir con los estudiantes universitarios, con los que tienen cierta cercanía generacional y que puedan hablar, pensar, discutir y sentir con estas cabecitas maravillosas, además de recibir información segura en un ambiente de libertad”, explica Rateni.

“El objetivo del trabajo es poder visibilizar estos mitos y tabúes en torno a la sexualidad adolescente, para tratar de superarlos y ayudar que los adolescentes y adultos puedan conversar el tema, y que las chicas y los chicos logren sentirse cómodos para consultar a sus padres o docentes, en vez de recurrir a redes sociales con información que es dudosa. Sería muy propicio que las escuelas generen espacios donde puedan recurrir cuando necesiten información”, detalla Faydella.

"Buscamos que los adolescentes puedan expresarse y compartir con los estudiantes universitarios, con los que tienen cierta cercanía generacional y que puedan hablar, pensar, discutir y sentir". Rateni

“También la idea es propender a que se empoderen y expresen la necesidad de recibir educación sexual que sea segura, en un espacio donde se sientan cómodos y que cuenten con un lugar empático donde charlar, porque nosotros no tuvimos esa oportunidad de chicos y vemos cuan enriquecedora puede ser la experiencia”, amplía Sofía Damota.

Sobre lo que les manifestaron en las escuelas, Faydella comenta que “una de las cosas que pudimos identificar es la necesidad que tienen los y las adolescentes de tener un espacio de debate, de diálogo, de comunicación, de expresión y de intercambio. Cuando se terminan las dos horas que nosotros estamos con ellos, porque toca el timbre del recreo, no se quieren ir. Quieren tener una continuidad, sienten esa necesidad de seguir hablando; y si esa necesidad surge ahí con nosotros es porque está desde antes y no hay espacios donde ellos puedan conversar y expresarse de esa manera en torno a su sexualidad.”

Las estudiantes universitarias consideran que “la mayoría de los padres y madres no saben cómo dialogar de la sexualidad con sus hijos e hijas, y de esta manera se convierte en un tema tabú, algo que a la larga puede perjudicar la confianza, aprendizaje y construcción de la salud adolescente, entendiendo salud como el equilibrio dinámico de lo biológico, lo psicológico, lo social y lo espiritual.”

Para las futuras profesionales una de las trabas es que gran parte de los adultos tienden a asociar la sexualidad adolescente con los riesgos que puede traer como los embarazos no deseados o enfermedades. “Se trata de un pensamiento instaurado en nuestra sociedad a veces marcado por unas ideas sobre la sexualidad que pueden llevar a confundir conceptos, por ejemplo, la mayoría de la gente relaciona directamente la sexualidad con el coito, cuando no tiene que ser así”, sostienen.

Consideran que es de gran importancia la implementación de la educación sexual integral en los colegios, ya que es el único lugar donde la mayoría de jóvenes recibe concientización del punto de vista preventivo de las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, aunque consideran que, a pesar de que ha habido avances en los últimos años, la forma de comunicarse es, en general, “muy esporádica y centrada en lo biológico.”

El trabajo de campo se hace en distintas escuelas, en las que se encuentran con realidades diversas tanto del entorno social como de las estrategias individuales y colectivas para transitar esta etapa de la vida caracterizada por la resignificación del cuerpo, del espacio que se habita, de la propia identidad y de la relación con los mayores y los pares.

El proceso de trabajar con adolescentes temáticas que no son ajenas al equipo de extensión y enfrentarse a distintas individualidades con realidades muy disímiles, hace que los universitarios se sientan enriquecidos en su conocimiento y sensibilidad.

“Cuando se piensa en las intervenciones de prevención y promoción de la salud para jóvenes y adolescentes nos olvidamos que nosotros vivimos cosas similares y ese ejercicio es el más difícil, poder reflexionar sobre qué nos pasa a nosotros al enfrentarnos con tal o cual problemática. Hay gente que conoce al dedillo lo que tiene que decir sobre las enfermedades de transmisión sexual pero de repente se enfrenta a una pregunta que lo deja sin palabras y se pueden generar niveles de angustia muy altos”, señala Lautaro Martín Maino, estudiante de psicología participante del proyecto.

Una de las características de “Una previa diferente”, marca su directora, es que los talleres son realizados por estudiantes universitarios, lo que ayuda a que los adolescentes se sientan en confianza y puedan expresarse mejor, generando un proceso de enseñanza aprendizaje, donde ambos grupos salen enriquecidos.

"Hay gente que conoce al dedillo lo que tiene que decir sobre las enfermedades de transmisión sexual pero de repente se enfrenta a una pregunta que lo deja sin palabras y se pueden generar niveles de angustia muy altos”, Maino.

“El hecho de que quienes intervengan en las escuelas sean jóvenes les da cierta empatía, una posibilidad de cercanía, de un reconocimiento afirmado sobre procesos identificatorios del valor y la mirada de los pares, que en ese momento de la vida se constituyen como autoridad. En general es un periodo donde hay una necesidad de impugnar los valores de los adultos, de generar sus propias miradas y sentidos sobre lo que les sucede y entonces el proyecto tiene la riqueza de que incorpora jóvenes y eso permite un contacto mucho más fluido y genera rápidamente lazos de confianza”, amplía Augsburger

El proyecto apunta a que los estudiantes universitarios, futuros profesionales, realicen experiencias de prevención de la salud fuera del ámbito asistencial, con una realidad que los renueva, ya que esta es cambiante. Además, el intercambio entre distintas disciplinas y saberes les permite una mirada más amplia del ser humano y su problemática.

“Nos permite observar las problemáticas desde otras perspectivas, escuchás a una persona hablar sobre algo que vos ya sabías pero de repente desde otro punto de vista y plantea un paradigma que es totalmente distinto del que habías aprendido. Y te sorprende cómo el mismo tema que tanto estudiaste puede seguir abriéndose a más temas y analizándose desde otras perspectivas. Sumado a que cada chico o chica con el que trabajamos tiene sus propias inquietudes y representaciones, hace de esto un gran desafío, muy enriquecedor”, destaca Lautaro Pretto, estudiante de Bioquímica.