La lectura política de la salida de Marcelo Sain del ministerio de Seguridad de Santa Fe; se divide básicamente en dos: El camino trazado era el adecuado y hay que continuarlo porque el ahora exministro tropezó con su propia personalidad y estilo. Y, no importaba tanto su carácter y su participación polémica en redes sociales, si hubiese conseguido otros resultados en un año y medio de gestión. Pero está también la que cuenta que su renuncia se debe a que por primera vez alguien se metió en serio en los ocultos vínculos de la política y el poder con el mundo del delito. En esta nota opinan los diputados provinciales de distintos bloques legislativos. Algo es seguro, nadie fue indiferente ni a la gestión ni a la renuncia de Sain.

Para el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Leandro Busatto, el gobierno provincial “asumió un rumbo el 11 de diciembre de 2019 que es un rumbo que hay que continuar porque persigue separar claramente a la política y al Estado de la connivencia con el mundo del delito”. Y remarcó que en ese sentido “lo de Sain era un reaseguro de que se venía a quebrar una supuesta calma institucional y que puso en cuestión a la policía, a la justicia y a los sectores de la política que miraban de costado. Yo creo que eso se rompió y creo que el ministro saliente fue una punta de lanza muy importante para eso”.

Busatto no niega que todo eso lo hizo “con un estilo muy particular que terminó generando en algún punto un proceso de tensión que lo llevó a un escenario de mucha incomodidad que sin duda influyó para que tuviera que dar un paso al costado o para que él mismo haya decidido dar un paso al costado. Por eso este proceso debe ser el cambio de una pieza en un motor que debe seguir funcionando para conseguir los resultados, sobre todo en materia de seguridad preventiva, que todavía no se han podido conseguir”.

Y sentenció: “Quienes festejan la salida de Sain como una derrota política del gobierno se equivocan. Porque en la salida de Sain está la descompresión necesaria para terminar con las excusas de muchos sectores para no conversar sobre estos temas”.

Leandro Busatto. Crédito: Eduardo Seval. 

Por su parte, el diputado Juan Cruz Cándido del Frente Progresista cree que la salida de Sain “era una situación que ya venía madurando porque no se venían mostrando ninguno de los avances que se anunciaban de parte del poder ejecutivo. Una administración que termina con más muertos que días de gestión -480 asesinatos en 463 días de gestión- es muy probable que terminara con el ministro responsable del área”.

Y aseguró también que “hay menos policías en las calles ahora que cuando empezó la gestión, claramente una operatividad menor. Se vio en los últimos meses un aumento considerable de los robos en la vía pública, en los arrebatos, en las entraderas en casas de familia. Sumado a eso la dificultad de un ministerio para que la policía esté en las calles porque no hay un control claro de la fuerza”. Pero está convencido de que “si Sain hubiese mostrado resultados, todas las cuestiones derivadas de su personalidad y carácter hubiesen sido secundarias”.

El diputado Carlos Del Frade (Frente Social y Popular) confesó que “en lo personal me quedó mucha tristeza y mucha bronca (por la salida de Sain). Porque yo creo en sus ideas, creo en sus proyectos. Me parecieron excelentes las iniciativas que envió a la Legislatura y que aún no han sido tratadas. Me parece excelente la información que por primera vez tenemos acerca de los homicidios, las armas y ojalá que esto por lo menos alguien se lo reconozca”.

Y aseguró que “es una pena que tal vez su costado personal lo haya perjudicado no solamente a él sino a todos los que opinamos que los vínculos mafiosos con la política, el mundo empresarial y el narcotráfico existen y que hay que cortarlos de raíz. Por eso es fundamental seguir en esa línea: Identificar los focos de corrupción, atacar el lavado de dinero, el contrabando de armas y que toda la política con representación legislativa asuma roles de control en esta materia”.

Carlos del Frade. Crédito: Eduardo Seval.

Para el legislador, con el nivel de información que hoy tenemos “sabemos que hay cinco barrios en Santa Fe y diez en Rosario claramente identificados con la cantidad de delitos y homicidios, que si tuviéramos mil personas que respondan democráticamente y que no sean policías corruptos y que hagan lo que la gente pide: Patrullas en serio, no que liberen la zona. Con eso, los niveles de los delitos descenderían abruptamente. El problema es que no tenemos la fuerza política para imponerle a la policía el ejercicio de una seguridad democrática”.

Gabriel Chumpitaz (diputado del bloque Juntos por el Cambio) opinó que “no ha sido buena la política pública de seguridad del gobierno de Santa Fe. Siempre he intentado justamente hablar de políticas públicas y no del ministro puntualmente. Pero creo que es un acierto de parte del gobernador renovar la cartera de seguridad, teniendo en cuenta que el ministro saliente ha tenido roces y choques con muchísimos sectores y no sólo de la política. Esperemos que venga una etapa de diálogo político, de mayor institucionalidad que nos lleve a otros resultados en la materia”, dijo.

 

Y advirtió que la seguridad “tiene claramente tres vertientes y ninguna lamentablemente funcionó. Me refiero a seguridad objetiva que tiene que ver con las estadísticas y los números concretos; la seguridad subjetiva que es lo que piensa y siente la ciudadanía al respecto; y la tercera cuestión es la comunicación que también ha sido muy mala de parte del ministro Sain, sobre todo. Pero bueno, son formas pero terminan siendo gravitantes porque la provincia de Santa Fe -gobierne quien gobierne- ha sabido mantener un grado de institucionalidad importante. Por eso creo que fue un error poner a un ministro que no conocía demasiado la provincia, a sus actores políticos y a su idioscincracia”, concluyó.