Aún queda arquitectura diseminada en la trama urbana de Catamarca que es digna de preservar; que nos interpela sobre el pasado y nuestra identidad. Quizás hay gente que desconoce que contamos también en nuestra ciudad con edificios modernos, que deben ser tenidos en cuenta. Es el caso del ex Centro Sanitario, ubicado en una de las manzanas del área central de la ciudad de Catamarca; obra proyectada y construida entre 1948 y 1950 por el prestigioso arquitecto argentino Mario Roberto Álvarez (1913-2011). Funcionan allí, en la actualidad, las oficinas públicas del Ministerio de Salud de la Provincia.

Para ubicar al lector, debemos recordar que el arquitecto Álvarez, proyectó cinco centros sanitarios contemporáneos al de Catamarca. También, para situamos en contexto mencionamos que, en la década del cuarenta, el Dr. Ramón Carrillo, primer ministro de Salud Pública de la Argentina bajo la presidencia de Perón, ideó un plan para la construcción de los centros sanitarios en Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Corrientes y Catamarca.

Mario Roberto Álvarez dijo en una oportunidad, que “Carrillo pensaba en una medicina del tipo preventiva. Era mejor tratar con el hombre parado que acostado”. Haciendo referencia a un sistema de salud profiláctica para el país.

En las bases del concurso oficial para la construcción de estos edificios, la convocatoria convenía que estos debían ser, por contrato, obras en estilo colonial y con columnas salomónicas. El arquitecto Álvarez no hizo caso: “Yo, cansado de perder muchas obras por no hacer lo que pedían los clientes, firmé, sabiendo que no iba a cumplir. Porque pensé: cuando las obras transcurran, quizás el ministro ya no esté; entonces voy a hacer lo que creo”. Esta audaz reflexión la contó en una entrevista radial que le hicimos antes que muriera.

La decisión tomada le valió el respeto de los críticos. El arquitecto Rodolfo Morello dijo en una oportunidad: “Álvarez, en los Centros Sanitarios del Noroeste Argentino, demostró, en la segunda mitad de la década de los cuarenta, la posibilidad real de coexistencia entre las directivas oficiales en materia de estilo y las condiciones funcionales y tecnológicas del tema, en un área de tan fuerte especificidad como la arquitectura para la salud”.

El arquitecto nos relató también en la entrevista, que toda la documentación de la obra la prepararon en su estudio, y la construcción estuvo a cargo de una empresa que contrató el Estado nacional. A modo de anécdota dijo que “no me pagaron los honorarios, sino dos años después… Era para ellos muy rebelde”. Éste último comentario revela su simpatía a Carrillo y no así a Perón. Álvarez agregó: “para hacer esas obras nos fuimos a vivir una semana en cada una de las provincias. Estudiamos el clima y las hicimos con los materiales que había, no con los que sería bueno traer. En algunas partes, donde había mucha piedra, fueron de piedra. Donde soplaba el viento (como en Catamarca) apuntamos el edificio para que siga el eje del viento”.

El conjunto que proyectó Mario Roberto Álvarez en Catamarca, habilita continuar el debate de la mirada de arquitectos como él que, con su pensamiento y su obra, permiten entender la ciudad en la mirada sistémica y la complejidad de la arquitectura. Él interpreta ecológicamente la manzana de Catamarca, en la que proyecta y construye el ex Centro de Salud, ya que entiende “la ciudad de Caravati” que presentamos en una columna anterior. Desde su intervención arquitectónica se puede leer la ciudad que él se imagina, que estaría muy cerca de los postulados ambientales que se discuten en la actualidad.

El Poder Legislativo provincial tendría que sancionar una ley que declare Monumento de Valor Patrimonial a la manzana del Centro Sanitario, para evitar que el desconocimiento lleve a una demolición; sugiriendo, además, que el Ejecutivo recupere las funciones para el cual fue proyectado y construido el complejo, trasladando las oficinas del actual Ministerio de Salud de Catamarca a un edificio apto para sus funciones administrativas. Esta acción permitiría a la sociedad disponer del conjunto arquitectónico con un uso que impida su destrucción. Las desafortunadas intervenciones que se hicieron a lo largo de las últimas décadas hieren nuestra memoria; de un pasado donde la modernidad también aportó en la construcción sustentable de nuestra ciudad, lo que en la actualidad constituye el paradigma de la arquitectura del ambiente.

*Arquitecto.