Luego de un comienzo de año con fuertes subas en los precios, Ecolatina pronosticó que la inflación podría empezar a ceder a partir de abril. En su informe semanal, la consultora remarcó que la decisión oficial de desacelerar la suba del dólar podría operar como un ancla para los precios. A su vez, remarcó la recuperación del salario real y el posible ajuste de tarifas impactarán en los precios de manera acotada. Pese a ello, Ecolatina sostiene que la suba de precios no perforará el 2 por ciento mensual. Por lo tanto, la meta del 29 por ciento prevista en el presupuesto no se podrá cumplir.

Entre enero y febrero, la inflación acumuló casi 8 por ciento. A su vez, según el IPC GBA de Ecolatina, la suba de precios fue de 3,3 por ciento en la primera mitad de marzo -comparado con la primera mitad de febrero- y rondaría 3,7 por ciento en el mes, totalizando cerca de 12 por ciento en el primer trimestre del 2021. “Sin embargo, no todo está perdido: luego de un comienzo de año complicado en la materia, la suba de precios podría empezar a ceder desde abril”, remarcó Ecolatina.

La consultora remarcó que en los últimos años la inflación tuvo tres grandes motores en el país: el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y los salarios. Por lo tanto, el informe se concentra en analizar qué pasará en esos tres rubros.

Dolar

A tono con los últimos períodos electorales, el ministro de Economía, Martín Guzmán, viene afirmando que el dólar oficial desaceleraría su marcha en los próximos meses. De esta manera, el tipo de cambio dejaría de moverse en línea con la inflación pasada, buscando preservar la competitividad-precio, para ubicarse por debajo de ésta, priorizando relajar las tensiones sobre la inflación. “Dado el régimen de control de cambios e importaciones vigente, es probable que esta menor tasa de devaluación se materialice, descomprimiendo tensiones en varios rubros”, sostiene Ecolatina.

No obstante, corresponderá ver cuán fluido será el acceso de los importadores al dólar oficial para saber así cuán relevante será éste en la determinación de los precios. “Una demanda de divisas muy restringida relajaría las tensiones en el mercado oficial, pero volvería menos relevante su cotización. La recuperación de las exportaciones, impulsadas por la mejora de los precios internacionales, y las intervenciones del Banco Central en el mercado paralelo vía la recompra de bonos en dólares con reservas, determinarán este margen de acceso”, remarca.

“Más allá de cómo sigan las restricciones, es probable que las presiones por el lado cambiario se relajen en el corto plazo. De esta manera, la desaceleración inflacionaria comenzaría en abril”, agrega el informe

Tarifas

Para determinar su magnitud de la desaceleración de precios, será clave conocer qué pasará con las tarifas residenciales de servicios públicos: éstas llevan más de un año y medio congeladas y deberían actualizarse en las próximas semanas; sin embargo, todavía no está claro cuánto ni cuándo. “En este sentido, proyectamos que el driver tarifario se recalentaría en las próximas semanas, pero que su impacto sería limitado y puntual: habría un solo ajuste antes de las elecciones”, remarca Ecolatina.

Salarios

Por último, aparece el factor salarial. Entre 2018 y 2020, el poder adquisitivo de los trabajadores formales se redujo un 20 por ciento y para este año se espera una recuperación parcial. “Sin embargo, la destrucción de 200.000 puestos de trabajo formales durante 2020 (y de más de 400.000 desde que empezó la crisis a mediados de 2018), no permitiría que las recomposiciones del poder adquisitivo fueran muy significativas”, dice Ecolatina. Por lo tanto, si bien habrá presiones inflacionarias por el lado salarial, las mismas no alcanzarían a impedir la baja de la inflación.

Coordinar expectativas

Ecolatina identifica además un nuevo abordaje del problema inflacionario en la Argentina. Entre 2007 y 2015, “intervención” del Indec mediante, la suba de precios fue negada en un primer momento, para ceder a algunos programas laterales después -Precios Cuidados, por caso-. En cambio, advierte, en 2021 una parte importante del equipo económico comenzó a pensar la lucha contra la inflación como un problema macroeconómico, donde la política monetaria, la política fiscal, la política cambiaria y la coordinación de expectativas son relevantes. 

En este sentido, el acuerdo de precios y salarios permitiría coordinar las políticas oficiales con los distintos agentes implicados en el proceso inflacionario. En la misma línea, las menores presiones del Tesoro sobre el Banco Central y una política monetaria y cambiaria “consistentes” ayudarían a relajar las presiones. “Aunque los excesivos pedidos de información y los controles de precios van en otra dirección que la descripta, hay una parte del gobierno con un enfoque más “integral” en la materia que permite ser menos pesimista -que no es lo mismo que más optimista-“, advierte el informe.

En otro orden, el viento de cola internacional -suba de precios de commodities-, que ayuda en el frente externo, podría jugar en contra en materia inflacionaria. A modo de ejemplo, la suba de precios acumuló 1,1 por ciento en el primer bimestre en Brasil, duplicándose respecto del comienzo del 2020, mientras que en Estados Unidos alcanzó 1,0 por ciento, 0,3 puntos porcentuales más que en igual período del año pasado. Si bien esta variable no es determinante para una economía con tanta inflación “local” como la Argentina, sí facilita o complica las cosas.