Durante el proceso de restauración de estas películas nos vimos atrapados en un dilema: restaurarlas a la forma en la cual el público las recordaba o cómo yo las había imaginado originalmente. Había muchas cosas que podíamos alterar, y decidí tomar el segundo camino, ya que representaría mi visión más vívida. Como dice el refrán: "ningún hombre cruza el mismo río dos veces, ya que el río no es el mismo y tampoco lo es el hombre". Desde el comienzo de este proceso, esas palabras me han recordado que esta era una oportunidad para presentar las restauraciones como un nuevo trabajo, desde un punto de vista diferente en mi carrera. Al final de ese proceso, esas palabras siguen siendo ciertas. Invito al público a unirse para empezar de nuevo, ya que ya no son las mismas películas y nosotros no somos la misma audiencia.