El falso abogado Marcelo D'Alessio se negó a prestar declaración indagatoria en el juicio ante el Tribunal Oral Federal 2 que lo tiene como protagonista, acusado de un intento de extorsión al empresario Gabriel Traficante.
El caso revela una de las tantas maniobras que se le adjudican como parte de un entramado de operaciones de inteligencia ilegal y presiones a cambio de dinero, la mayor parte de las cuales fueron investigadas por Alejo Ramos Padilla, cuando estaba a cargo del juzgado de Dolores.
Traficante sí declaró como testigo y aseguró en un datallado relato que D'Alessio le mandó a pedir 600.000 dólares con el argumento de que lograría desvincularlo de la causa de la llamada "mafia de los contenedores" y le prometía evitar que su nombre saliera publicado en Clarín vinculado a ese expediente.
Traficante nunca estuvo imputado en esa causa pero ese diario lo presentaba como el cerebro de una banda. "Es una de las peores cosas que me pasaron en la vida", dijo ante los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Enrique Signori. Señaló que significó la "muerte social" y el "escarnio" para él y su familia.
Traficante contó que todo empezó cuando un vecino del barrio privado Saint Thomas --Manuel Morilla-- le presentó a D'Alessio. Todos vivían allí. Una primera curiosidad es que D'Alessio se presentaba, según dijo recordar el empresario, como director de Observaciones Judiciales, que era la vieja oficina de escuchas de la ex Side que ya no existía para ese entonces, noviembre de 2016.
Fue entones que D'Alessio le dijo por primera vez que podía estar comprometido en una causa penal y que para borrarle las llamadas entrantes y salientes que le podrían traer problemas, le cobraba 80.000 dólares. Al día siguiente, relató, volvió a encontrarse con el espía inorgánico, en un bar frente al Departamento Central de la Policía Federal, y éste le planteó que su problema judicial se prefilaba cada vez más serio y que el periodista de Clarín, Daniel Santoro, iba a publicar una nota.
Finalemente salió una nota en ese diario el 6 de noviembre de 2016, que en el título decía "Aduana: investigan si un millonario es el jefe de la banda del cuñado de De Vido". Y luego afirmaba que dos imputados por el juez Marcelo Aguinsky "apuntaron" contra "el ex despachante Gabriel Traficante".
Agunisky aclaró en el expediente sobre el intento de extorsión que no tenía vinculación con la causa. Después de aquella publicación fue que D'Alessio en un encuentro en su oficina en Las Toscas, y al parecer rodeado de armas, le dijo a un amigo de Traficante, Grabriel Garcés, que le avisara que iba a ir preso y su esposa también.
El pedido de dinero para "solucionar" su probema esta vez fue de 600.000 dólares y se lo hizo el falso abogado a Traficante por teléfono. Le dijo que era plata para el juez y "la fiscal".
A Traficante algo le sonaba que no estaba bien, porque el fiscal del caso era un varón. Grabó la última conversación e hizo la denuncia en su contrar el 26 de diciembre de 2016.
La investigación en instrucción la hizo el juez Luis Rodríguez. Junto con D'Alessio, que ayer siguió la audiencia desde una sala de videoconferencia en el penal de Ezeiza, están en el banquillo el fiscal Juan Ignacio Bidone y dos exagentes de la Agencia Federal de Inteligencia, Claudio Alvarez y Rolando Barreiro.
Santoro quedó afuera de la elevación a juicio. El TOF2 está utilizando en el juicio una modalidad semipresencial. Los jueces van al tribunal en Comodoro Py, donde también fue en persona a declarar Traficante.
Una de las cosas que dijo es que no volvió nunca más a Canning, donde está el barrio Saint Thomas, "donde todos se conocen". "Mis hijos en el colegio en Capital sufrían todo tipo de burlas, hubo descrédito comercial, condena social, la gente sigue googleandoy siguen apareciendo las mismas cosas", lamentó.
Traficante señaló que "salieron bastantes notas en Clarín, en las cuales de alguna manera siempre me nombraban, sin mucho valor para la nota pero siempre agregaban mi nombre y apellido".
En la causa que tramita en Dolores, apareció en poder de D'Alessio una caperta que decía "Operación Traficante". Tenía fotos del aduanero, informes sobre sus empresas, un supuesto informe de la embajada de Estados Unidos y de la Mossad.
"Me dicen que sí o sí tenía que pagar porque era la única forma de parar la investigación y el escarnio público que iba a tener con las publicaciones", contó Taficante. "D'Alessio --aseguró-- era muy convincente en todo lo que decía".
El 29 de marzo declaran como testigos Morilla, Garcés, Juan Pablo Di Pierro y Gastón Arenas, mencionados en el relato de Traficante.