El laboratorio sueco-estadounidense Novavax desarrolla una vacuna contra el coronavirus financiada por el multimillonario Bill Gates que se diferencia del resto de las fórmulas que circulan en el mundo por incluir, entre otras cosas, una sustancia derivada de un milenario árbol mapuche: el quillay.
El quillay (mapudungun küllay) es una especie endémica de la zona central de Chile que los mapuches usan desde tiempos ancestrales como planta medicinal para curar desde enfermedades estomacales y respiratorias hasta problemas en la piel y reumatismos. Sus propiedades curativas, con el correr de los años, también fueron aprovechadas por la industria cosmética, alimentaria y farmacéutica.
Las propiedades de este árbol, explican los especialistas, se encuentran en el extracto de su corteza, rico en un glucósido llamado saponina, que se usa tanto en vacunas como en productos de cosmética, insecticidas de polillas, espumante de bebidas y aditivo de películas fotográficas. Debido a la gran cantidad de saponina que contiene la corteza, el extracto de quillay también era utilizado por los mapuches como detergente.
Estudios en Reino Unido
El 25 de septiembre, la compañía Novavax anunció que había comenzado en Reino Unido un estudio de fase III con una vacuna contra el covid-19 que contaría con la participación de 10.000 voluntarios de entre 18 y 84 años.
Según los primeros resultados informados, la fórmula obtuvo una eficacia del 96,4% contra la cepa original del coronavirus y del 86,3% contra la cepa británica. Además, en la prevención de la enfermedad en modalidad grave resultó 100% efectiva.
Los datos ya fueron entregados a las autoridades del Reino Unido y están siendo analizados por la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) del país. También se espera que durante abril la agencia reguladora de Estados Unidos FDA haga lo propio.
La vacuna contiene pequeñas partículas de la proteína S o Spike que está presente en la superficie del virus. Esta es reconocida por el sistema inmune generando anticuerpos contra ella, una acción que se ver reforzada con el adyuvante --como se conoce en medicina a cualquier sustancia que se añade a una vacuna para potenciar o dirigir la respuesta inmunológica frente a un antígeno-- basado en las saponinas del quillay.
“El adyuvante no es el que protege. Es el componente activo. El adyuvante es el carrier, una especie de transportador que potencia la actividad del antígeno”, aclaró Andrés González, gerente general de Desert King, la empresa chilena que fabrica este potenciador de vacunas.
Cómo es el proceso
En mayo del 2020, detalló González, Novavax hizo una importante orden de compra que llevó a la empresa a "ampliar la producción en un 2.000%, es decir 20 veces más" que la producción que venían teniendo años anteriores. En 2021, contó el empresario, "esa cantidad la tuvimos que multiplicar por tres”.
Sin embargo, Novavax no es el único interesado en las saponinas producidas en Chile, ya que la empresa trabaja con otros tres laboratorios. “Hay mucho interés de los laboratorios por las saponinas y no es solo de ahora. Son desarrollos de un tiempo, no de un año. Hemos sido contactados por muchos laboratorios. Con Novavax llevamos mucho tiempo trabajando, primero con vacunas de influenza. También sé que hay otros laboratorios en el mundo que compran corteza de quillay, pero no sé qué hacen con ellas ni cómo la trabajan”, dijo.
“El producto que hacemos es altamente concentrado de saponina. Es un producto de alta tecnología, con procesos de concentración muy complejo. Se vende en polvo, en un formato definido por ellos y se envía por kilos. Un kilo alcanza aproximadamente para un millón cien mil vacunas”, detalló.
De acuerdo a la explicación del especialista, no todas las saponinas que contiene el quillay sirven para hacer de coadyuvantes de vacunas. Tampoco es posible extraer este componente de todos los árboles. Por eso, el proceso se inicia con la búsqueda del árbol idóneo, mediante un censo y un testeo de la corteza.
En estas cortezas, puntualizó el empresario, hay 50 saponinas presentes. Pero solo dos sirven como potenciador para la vacuna: qs7 y qs21. Entonces, se trabaja solo con los árboles que son ricos en estas dos saponinas. “Nosotros diseñamos un método de testeo, selección y purificación y lo tenemos patentado”, indicó González.
Según el gerente de Desert King, en el proceso no se destruye ningún árbol, ya que se utilizan cortezas que se extraen de la poda. De estas cortezas, precisó el empresario, se obtiene un extracto que es filtrado varias veces hasta obtener la concentración deseada. Luego, el líquido obtenido se envía a un secador especial que lo deja transformado en polvo.
“En la zona central del país, los árboles de quillay están bajo un estrés hídrico, por lo que es natural encontrar un árbol que necesite ser podado para que pueda vivir, porque la mejor forma de viabilizar el bosque nativo es a través de la poda. Trabajamos con Conaf, les presentamos un plan de manejo y ellos aprueban. Todo está certificado”, aseguró.
La empresa también cuenta con plantaciones de clones, a partir de árboles que ya han sido probadps y que tienen la concentración de saponinas necesaria para ser parte del coadyuvante de vacunas.