En una declaración titulada “Memoria, verdad y justicia”, emitida a 45 años del “golpe cívico-eclesiástico-militar”, el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COOP) volvió a denunciar que pese al tiempo transcurrido y a la acción de los gobiernos constitucionales “la desigualdad económica y social ha avanzado en nuestra Patria, la concentración económica no ha cesado de agudizarse (y) la multitud de pobres es cada vez mayor”. Agregan los sacerdotes católicos en su diagnóstico que “los poderes fácticos, amparados en un oscuro maridaje con un Poder Judicial corrupto y unos medios de comunicación hegemónicos, jaquean al gobierno elegido por el pueblo y sus iniciativas por una mayor justicia social”. El texto aborda desde la situación las mujeres “víctimas de la violencia patriarcal”, el reclamo por el uso de la tierra hasta las discriminaciones que se viven por condición sexual, razones étnicas o sociales, hasta la realidad de presas y presos políticos.

En directa relación a todo ello se señala que “son muchas las deudas pendientes para que en nuestra dolorida Patria podamos vivir de la manera justa, solidaria y fraterna que da sentido a la misma palabra patria. Y en consecuencia, siguen diciendo los curas “se hace larga la espera para quienes no tienen Tierra, Techo o Trabajo. Programas y proyectos no pueden diseñarse sólo en escritorios sin experimentar la urgencia de los pobres de esta bendita tierra”.

Saliendo al paso de la discusión sobre el uso de los recursos naturales, los sacerdotes católicos que trabajan en medios pobres afirman que “la Madre Tierra no puede seguir siendo expoliada por los intereses meramente económicos de unos pocos. Los pueblos se resisten a ser envenenados junto a sus tierras y al agua que las fecunda; claman por justicia ante el uso de agrotóxicos y ante los avances de la megaminería que no reconoce límites”.

La declaración comienza fundamentando bíblicamente la “opción por los pobres” afirmando que “Dios toma partido por la vida de los pobres, no es imparcial”, porque “el Dios de Israel toma partido por las víctimas” y que “la señal de que el pueblo vive de acuerdo al proyecto de Dios es que los pobres, los más débiles y necesitados son atendidos en sus derechos y en la dignidad de sus vidas”.

En otra parte del documento, de una extensión de poco más de una página, se dice también que “justicia y derecho esperan quienes son discriminados o discriminadas por su condición sexual, por su origen étnico, por su condición social; las mujeres que siguen siendo víctimas de la violencia patriarcal que seguimos sosteniendo; o los presos y presas políticos”.

Se reclama además una urgente reforma del Poder Judicial para que “garantice a todos y todas, sobre todo a quienes viven en condiciones de máxima vulnerabilidad, el acceso a una justicia que hasta ahora los ha relegado al último lugar”. Porque, afirman los curas, “sólo una justicia independiente y proba puede ser garante de la vida democrática”.

Señalan los sacerdotes que “justicia y derecho es lo que siguen esperando muchos familiares y víctimas del golpe de 1976” y se trata de “una deuda de toda la sociedad para con quienes fueron fundamentales para consolidar nuestra democracia”.

“Justicia y derecho para que reine Dios entre nosotros, Padre y Madre de todos y todas. Justicia y derecho para que su proyecto de fraternidad y sororidad sea una realidad. Justicia y derecho para que reinen el amor y la igualdad en nuestra Patria” se afirma en uno de los párrafos finales del documento difundido por los Curas en la Opción por los Pobres.

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