Con un homenaje a las travestis y trans que fueron víctimas de la violencia genocida, hoy, 24 de marzo, a las 14, en el Paseo de la Diversidad (Corrientes y el río), el Archivo de la Memoria Travesti Trans de Santa Fe da un paso para escribir su propia historia. "Es un archivo muy completo y muy abierto, con sentido didáctico. Va a incluir la cultura, el arte, la historia, pero sobre todo será una herramienta para los derechos humanos, especialmente del colectivo LGTBIQ", contó Marzia Echenique, una de las tres constructoras de esta memoria. "Hoy se pide el cupo laboral trans y mucha gente no entiende por qué. Bueno, entonces, vení y conocé nuestra historia, de dónde venimos. Una historia nunca contada, creada de a pedazos", señala. En este rescate, entrevistan a cada una de las compañeras, realizan audiovisuales. "Ahí vamos conociendo las diferentes realidades de cada una, cómo sufrió el momento de represión, la quita de derechos, la persecución, el exilio. Son entrevistas muy duras, en las que nos sentimos identificadas en cada relato de cada compañera, pero muchas veces también son cosas nuevas que vamos descubriendo", cuenta el trabajo artesanal que incluye la búsqueda de documentos públicos, como los archivos de la división de Moralidad Pública, que persiguió a las personas trans y travestis durante tres décadas. "Nos queremos basar en la construcción de una memoria que sea colectiva", define Marzia.
Carolina Boetti es parte del Archivo. Igual que Marzia, debió exiliarse en los 80, ya en democracia. Porque la dictadura cívico-militar-eclesiástica-empresaria terminó, pero las personas travestis y trans siguieron siendo perseguidas. La jueza de Faltas Liliana Puccio y el juez Alfredo Alzugaray les dictaban penas de prisión que se acumulaban. Las travestis y trans llegaban a pasar dos meses detenidas por "travestismo". Así lo dictaba el Código de Faltas que estuvo vigente hasta 2010. "Un día estaba almorzando en un restaurant y se acercó esa señora que era jueza en ese momento, Liliana Puccio. Nos sorprendió y nos dijo que nos teníamos que retirar del restaurant. Nos hizo pagar la cuenta sin haber terminado de almorzar, y nos dijo que si no nos retirábamos, iban a llamar a la fuerza pública. Hubieron un montón de momentos humillantes para nosotras. No solamente pasó eso, era algo normal. Nos sacaban de todos lados, nos esperaban en las pensiones donde vivíamos. No podíamos siquiera ir a comprar el pan porque nos llevaban detenidas", relata Carolina.
"Vivimos muchos momentos humillantes. Nos esperaban en las pensiones donde vivíamos. No podíamos siquiera ir a comprar el pan porque nos llevaban detenidas". Boetti.
"Vamos a descubrir una placa recordando a nuestras compañeras que nunca antes hemos sido recordadas y que somos verdaderas víctimas del período de la dictadura pero también del posdictadura", enfatiza Karla Ojeda, que también integra el Archivo. "Es una tarea a realizar, no encontramos registro. Nos acordamos de nombres, pero tenemos que reconstruir las historias. Hay que remarcar esto, las compañeras Carolina y Marzia tuvieron que exiliarse. Después de la dictadura existieron artículos del Código de Faltas provincial que también nos condenaba por el simple hecho de ser, de salirnos de la cuestión binaria de hombre y mujer y vestirnos de lo que llamaban sexo opuesto. Trabajar en la esquina, escándalo en la vía pública, vagancia. Era una barbaridad lo que inventaban para llevarte detenida. Y con eso, las condenas de 7, 14, 21, 30 días, y más", rememoró lo vivido hasta muy desarrollada la democracia. Carolina subrayó: "Toda detención implica abusos psicológicos y psíquicos, porque estábamos en lugares donde había presos comunes, eso era un maltrato constante de la policía".
Por eso, el acto de hoy es una reivindicación "en primera persona". "El 24 de marzo de 2021 vamos a estar nosotras tres conmemorando a nuestras compañeras desaparecidas, perseguidas y detenidas. Va a ser un evento muy emotivo e histórico porque es la primera vez que se hace", subraya Carolina.
El archivo comenzó a construirse en octubre del año pasado, hoy funciona en la sede de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, en San Lorenzo y Dorrego. En el mismo edificio van a rescatar como sitio de memoria las habitaciones donde funcionaba Unidades Especiales. Allí, a partir de 1984, las llevaban detenidas. Antes, las enviaban a lo que llamaban Pico H, o pabellón de homosexuales. "La importancia que tiene el archivo es crear una herramienta transversal para llegar a todos los ámbitos, un museo, un nivel cultural, como también en un nivel institucional. Una herramienta educadora, transformadora, que es muy importante a la hora de hablar de las travas y trans, y de una vez por todas pensar que si la memoria es de todes, dónde están las memorias de las travestis y trans de la provincia de Santa Fe", subraya Karla.
Para Marzia, "es un compromiso moral poder haber dado vuelta la página del peor momento de nuestra vida, donde se nos quitaron todos los derechos existenciales de cualquier ser humano y transformarlo hoy en una memoria que sea colectiva y que sea integrada desde nosotras mismas, que contamos nuestras historias". Subraya que están acompañadas por un equipo "groso" de "profesionales. Una antropóloga, un abogado de los derechos humanos, un archivista que es refugiado político de Guatemala". Y Karla suma que "hay un historiador y compañeres de audiovisuales".
Karla subraya que el proyecto es autogestivo, aunque "sin hacer lazos con patas del estado y algunas organizaciones no sería posible".
Rescatar esos recuerdos es un desafío, y así lo cuenta Marzia. "Estaban guardados en el último cajoncito del armario, que no quería abrir porque fueron momentos muy horribles de mi vida. No solamente de la mía sino también de la de nuestras compañeras, y principalmente de nuestras familias. En aquellos años éramos señaladas como delincuentes, en los diarios salía nuestra dirección y eso hizo mucho daño. Por eso cuando se habla de reparación, yo tengo una cierta disconformidad acerca de la palabra, porque no podrán reparar jamás el daño que le han hecho a mi familia cuando yo tenía 16 años que fue la primera vez que caí detenida. Cuando nos encontramos con compañeras nuestras, saltan estos recuerdos y vienen a la mente otras historias, de otras compañeras. Hablamos mucho del archivo de los afectos, vamos removiendo todo esto y van saliendo un montón de cosas", cuenta Marzia.