Mientras el macrismo busca acelerar el tratamiento de la reforma electoral, el Senado retomó ayer el debate en comisión con la exposición de distintos especialistas y la participación de Sergio Angelini, el CEO de MSA, la empresa que desarrolló e implementó la Boleta Única Electrónica en Salta y la Ciudad de Buenos Aires. Angelini defendió su sistema, adelantó que el Gobierno nacional no lo contactó para utilizar sus servicios en caso de sancionarse la ley y consideró que el problema de fondo del actual método de votación es “la discrecionalidad en el conteo de votos y el escrutinio de mesa”. Por otra parte, especialistas en derecho, ciencia política e informática insistieron en los cuestionamientos al proyecto del Ejecutivo por considerar que es vulnerable y viola preceptos constitucionales como la universalidad y el secreto del voto.
Luego de un impasse de una semana, la Cámara alta retomó las audiencias del plenario de comisiones de Asuntos Constitucionales, Presupuesto y Hacienda y de la Banca de la Mujer. El debate parlamentario giró nuevamente en torno al sistema de Boleta Única Electrónica, que si bien no está detallado en el proyecto de ley de Cambiemos, es el sistema utilizado en Salta desde 2009 y en CABA en 2015, impulsado por el propio Macri. Por ese motivo la atención estaba depositada ayer en la presencia de Angelini, creador de la BUE. El empresario detalló el funcionamiento de su sistema e incluso expresó críticas a la iniciativa del oficialismo. Sostuvo que, en línea con integrantes de la Justicia Electoral, debía ponerse en marcha de manera gradual.
“Desarrollamos tecnología absolutamente disruptiva. No existe en otra parte del mundo. La inventamos acá”, se promocionó Angelini. Según contó, ya llevan más de 10 millones de votos realizados en Argentina bajo ese sistema, que contempla la selección y emisión del voto a través de un dispositivo electrónico, que imprime una boleta donde figura la voluntad del elector en un doble formato: en tinta y en un chip RFID. “Jamás hemos tenido una sola denuncia por vulneración del sistema”, afirmó el CEO de MSA. Sin embargo, en la última elección porteña la propia empresa recurrió a la Justicia para denunciar que “terceras personas accedieron remotamente al sistema informático de la empresa”. Fue por eso que se allanó el domicilio de Joaquín Sorianello, un especialista en seguridad informática que ayer mismo pero horas más tarde detalló ante los (ya pocos) senadores presentes las distintas vulnerabilidades que encontró en aquel momento. Su abogado, que también expuso en el Senado, contó que pese a perder la demanda, MSA no le pagó los honorarios determinados por la Justicia.
Una de las preguntas de los senadores que Angelini evitó responder fue la referida a la inversión necesaria para implementar el sistema. “Nosotros no estamos siendo proveedores de la tecnología para las elecciones del próximo año”, se excusó Angelini y agregó que según las autoridades del gobierno salteño el gasto es menor que en el sistema en papel. Además sostuvo que hay otras opciones “tremendamente más económicas” que el chip RFID como el código QR o el código de barras.
Según el empresario, terminar con el robo de boletas o el voto cadena son ventajas secundarias del sistema, ya que para él, el mayor problema de las elecciones nacionales se produce al momento del escrutinio, ya sea por errores “voluntarios o involuntarios” de las autoridades de mesa y/o los fiscales. También sostuvo que con su sistema se resuelven cuestiones de logística como el traslado y la trascripción de actas y telegramas.
Más allá de esa presentación, ayer hubo especialistas en distintas áreas que coincidieron en advertir sobre los peligros que conlleva el sistema propuesto por el macrismo. El abogado constitucionalista Eduardo Barcesat dijo que el voto electrónico puede “afectar tanto el valor de universalidad como el valor de obligatoriedad”, ambos “consagrados en la Constitución Nacional”. Diógenes Moreira, especialista en informática, advirtió que si como había dicho Angelini, el problema es la “discrecionalidad” a la hora de realizar el escrutinio, la solución no puede ser dificultar la fiscalización a través de la incorporación de un sistema informático que los fiscales partidarios no pueden controlar. 
“Las empresas y los gobiernos se dividen en dos tipos: los que han sido hackeados y los que no lo saben todavía”, ironizó Nicolás Waisman, experto en seguridad informática. En una línea similar se expresó, Ariel Garbarz, director de seguridad de la Universidad Tecnológica Nacional. “No existe ningún sistema informático ni electrónico invulnerable, siempre son vulnerables”, sostuvo Garbarz y agregó que “es falsa la dicotomía entre voto electrónico y boleta única electrónica” que plantea Angelini ya que “el chip RFID es un dispositivo que utiliza la radiofrecuencia para ser escrito y para ser leído, ahí esta el voto electrónico”.