"Si la desaparición por parte del terrorismo de Estado supuso un intento de borrar sus identidades y sus luchas, transformar sus escritos en canciones tiene el objetivo de hacerlos presentes", coinciden los músicos de Temporal con la cadencia de una melodía y la rítmica que empuja toda verdad: su inminente disco Memoria de la persistencia (que sale a fin de mes) les da vida y eternidad a textos que escribieron cuatro pibes sub24 antes de ser chupados por grupos de tareas en 1977.
Algunos militaban en Montoneros y todos pertenecían al grupo scout San Francisco de Asís, de Villa Bosch. La primera secuestrada fue Franca Ricci, el 30 de junio del '77, en su casa de Bosch. Tenía 20 años. Un día después fueron por María Mercedes Valiño y Luis Miguel Fruto, ambos de 24 años, quienes convivían en Villa Solano. Y el 10 de septiembre emboscaron en Córdoba a Rosa Cristina Godoy, quien tenía 23 años y una hija.
"Sus familias encontraron y guardaron textos que son anotaciones y pensamientos, algunos incluso tienen acordes anotados, así que serían canciones, pero nada en plan formal de ser publicado", explica Laura La Valle, voz cantante y guitarra acústica de Temporal. La banda se formó en 2012 y se completa con Claudio Díaz (voz y guitarra eléctrica), Milton Mendoza (bajo), Luciano Ferraro (teclados) y Gabriel Alés (batería). En 2016 publicaron Migraciones, su disco debut; en 2019, Sincronicidad. Y durante la cuarentena lanzaron tres EPs con sellos indies de Chile e hicieron varios streamings.
Una banda más allá de su acuario
¿Cómo conectaron estos muchachos oriundos principalmente de Pablo Podestá (donde tienen El Acuario, su propio estudio de grabación) con aquellos textos de pibes de Bosch. La respuesta está en el partido conurbano que anuda ambas procedencias y también la de dos organismos: la Comisión de Familiares y Compañeros de Detenidxs-Desaparecidxs de Tres de Febrero y la Asociación por los Derechos Humanos del mismo distrito.
Las dos orgas de DD.HH. habían publicado estos escritos en Papeles encontrados, un libro de 2012. Tres años más tarde, Laura La Valle y Gabriel Alés conocieron a la Comisión en una movida cultural en una plaza de Podestá, donde ambos tocaron como duo folclórico. Desde entonces, el contacto se fue estrechando con otras actividades compartidas y la participación del resto de Temporal, mayormente durante cada Mes de la Memoria, a partir de 2016: desde festivales a eventos públicos como inauguraciones de baldosas conmemorativas.
La idea surgió a mediados de 2019. "Queríamos planear algo que tuviera que ver con lo social desde el conurbano", dice Laura. La "hora cero" fue en enero de 2020, pero la pandemia obligó a reorganizar el laburo. De esa forma, seleccionaron los textos y se los repartieron para no frenar el trabajo en tiempos de aislamiento. Cada uno hizo lo suyo desde su casa y todo fue a parar a una nube, desde la cual todos podían acceder al material. Las puntadas y arreglos finales fueron en El Acuario, el estudio/sala de Temporal en Podestá.
Además del quinteto, participaron músicos invitados del conurbano oeste como Sol Narvaez en flauta traversa, Cristian Gonzalo en bandoneón y Cris de Hoz en guitarra eléctrica, además de la cantante misionera Ceci Simonetti, directo desde Posadas. Todo fue autogestivo mientras, en paralelo, hubo todo otro equipo colaborando en la parte estética y artística: Stella Maris Santiago, Tiago Martí Porto, Guadalupe Silva, Biu Bongioanni y Micaela Dickel.
Canciones 1972-2021
El resultado de todo esto es, en efecto, Memoria de la persistencia: un disco de diez tracks que estremecen desde el recitado inicial con un acordeón de fondo: "Hay papeles que se pierden / vuelan sin destino fijo / Otros, en cambio, son guardados como joyas o tesoros… / ¿Qué nos mueve a hacer memoria?". Un llamado a la interpelación histórica y emotiva desde los segundos iniciales.
"Dónde estaremos, cómo, cuándo estamos ausentes…", se pregunta retóricamente la primer canción. Las letras, convertidas en música, son por momentos desgarradoramente proféticas, pero también hermosamente poéticas. "Apuntalando esquinas con mi fuga y tu espera, con tu viaje y mi rito de amamantar pañuelos, cartas para nunca...", dice una. "Me preguntaste: ¿qué es el tiempo? Tiempo fueron los momentos en que en mí, el amor no estaba", reflexiona otra voz en un aire spinettiano.
También está Agosto del '72, inspirada en la Masacre de Trelew. Esto muestra a pibes esmerados en entender lo que estaba pasando, incluso en cuestionarlo: "En la primera página aparecen las fotos / son trece las miradas que perdieron visión / y entonces me pregunto: ¿para qué tanta lucha? / Si basta un sólo instante para perderlo todo". También hay poesía dedicadas a los hijos (Tu luz), a los sueños (Mi vida), a la ansiedad (Cuatro y veinte), al amor (Loco de amor) y también, claro, al desamor (Aquí y ya).
"Fue muy conmovedor y movilizador", reconoce Laura al explicar cómo vibraron al musicalizar esos textos. "El eje en el que nos centramos, y que le da curso a todo el proyecto, tiene que ver con celebrarlxs: sus luchas, sus sueños, sus rebeldías, sus ganas, sus vidas, con todos los matices que eso implica. Nos propusimos crear desde el presente, con nuestras maneras de sentir atravesadas por esas historias, tratando de respetar las emociones y marcas que nos fueron transmitiendo."
Acerca de los sonidos propios que arroparon letras ajenas, la cantante apura: "Profundizamos el estilo que venimos desarrollando, que tiene que ver con buscar desprejuiciadamente maneras de sintetizar en algo propio las distintas influencias que nos movilizan, y que vienen de distintas músicas populares latinoamericanas y del mundo"
¿Cómo integraron los textos en ese armado?
--Si bien no fue algo determinante, tuvimos en cuenta el contexto histórico de los textos, por lo que nos propusimos que las canciones tuvieran rastros de las músicas que circulaban en los '70 entre jóvenes militantes: distintos tipos de rock (progresivo, beat, psicodélico), blues, folclore, tango.
"Nuestra sensación está repartida entre una percepción de omisión general del tema, una parte de la sociedad comprometida que se mueve todos los años con la Comisión y un sector social muy vinculado a lo militar, ya que estamos muy cerca de Campo de Mayo, del Colegio Militar en Palomar y de Ciudad Jardín. A su vez, sucede que las baldosas y los homenajes que se van realizando desde la Comisión muchas veces son vandalizados", opina Laura respecto a cómo procesa Tres de Febrero los vestigios de la última dictadura.
Rodeado de dos gigantes con su denso pasado de plomo (Morón y la tenebrosidad de Campo de Mayo; San Martín y el cementerio donde fueron hallados desaparecidos), el partido en cuestión lucha por compensar el volumen de su memoria. Este gran trabajo entre una banda y dos organismos de Derechos Humanos compensa parte del olvido generado por otros sectores.