Hace veinte años, el 25 de marzo de 2001, la Federación Argentina de Boxeo reglamentó la práctica y competencia de boxeo femenino y entregó la licencia número 1 a Marcela "La Tigresa" Acuña. Desde hace dos años, esta fecha fue elegida como el Día de la Boxeadora Argentina. A menos de dos meses del certamen para clasificar a Tokio 2020, Yésica “La Tuti” Bopp habló con Página 12 sobre el lugar que tiene la mujer en este deporte, sus aspiraciones deportivas, sus valores y sus objetivos en la vida.
-Hace un año ibas a estar en el Preolímpico y llegó la pandemia ¿Cómo te afectó?
-En marzo de 2020 estaba a punto de pelear en el Cenard, adaptándome al amateurismo. En enero habíamos viajado a Colombia, había ganado una pelea y perdido otra. Pero en pandemia lo que menos hice fue entrenar, al contrario de todo el mundo. Pude tener esa pausa para mí, después de veinte años en el boxeo sin parar, salvo cuando quedé embarazada. Me lo tomé muy light entendiendo que había mucha incertidumbre y que no teníamos fecha ni objetivos. Me puse a trabajar en cuestiones personales, disfrutar un poco la familia, vivir otras cosas que en competencia dejo de lado.
-¿Y cómo estás ahora?
-Estoy con ganas de hacer una pelea profesional y también enfocada en los Juegos, en mayo está el Preolímpico en el Cenard. Es muy complicado mantenernos activos al máximo porque no hay fechas concretas y eso para el deportista es clave. Pero sí con la ilusión de traer una medalla olímpica y más la de oro, así que para eso voy a trabajar. Hoy se me da la posibilidad de poder participar y estoy súper feliz.
Desde Río 2016, los boxeadores profesionales pueden competir en los Juegos Olímpicos, ya que la Asociación Internacional de Boxeo Amateur dio su consentimiento para que estos atletas puedan ser parte. Bopp tendrá su oportunidad y debido a esto tuvo que cambiar su método de entrenamiento: “Es todo nuevo para mí, porque si bien yo fui amateur y después me hice profesional, hoy me está pasando lo mismo pero al revés y es pasar por un proceso de frustraciones porque al principio las cosas no me salían hasta que entendí cómo era la competencia”, sentenció la también psicóloga social.
-¿Cómo son las diferencias entre el boxeo profesional y el amateur?
-La preparación es diferente, en lo profesional prevalece la fuerza y estar agarrado al piso. De toda la cantidad de golpes que tiramos los dos contrincantes en el round, vale quién pegó más fuerte y quién conectó el mejor golpe. En cambio, en el amateurismo prevalece la rapidez, es más explosivo. Tuve que empezar a trabajar la velocidad, el estar saltando todo el tiempo. Es entrar, conectar y salir y el profesional es más parado, más quieto. También hay diferencia en la categoría, en profesional el peso es 48.900 y en amateur 50.800.
-En 2019 se instauró el 25 de marzo como Día de la Boxeadora ¿sentiste eso como un reconocimiento?
-Sí, está bueno, la Tigresa Acuña trabajó para que tengamos nuestro día. Me pone contenta, pero a su vez siempre estoy tratando de pelear por la igualdad, porque no cobramos lo mismo que los hombres, la realidad es que esa es la lucha grande. Está bueno tener un día, pero estaría mejor que reconozcan el sacrificio y el esfuerzo mejorando las bolsas.
-¿Pensás que el boxeo está cambiando con relación a la igualdad entre hombres y mujeres?
-Sí, eso está pasando y va a pasar. Aunque todavía las entidades te dicen que aceptan el boxeo femenino, pero a su vez hay discriminación, porque no obligan a los promotores a que paguen lo que tienen que pagar. Estamos en la lucha constante de que suban las bolsas y valoren más el boxeo femenino. Ya no es una cuestión de que se acepte o guste, sino que entiendan que hacemos el mismo deporte que los hombres.
Al preguntarle por cómo podría contribuir con esta situación, la boxeadora afirmó: “Quiero estar en los Juegos Olímpicos, traer un buen resultado y que sea un llamado de atención. Hace falta una medalla olímpica para poder dar el gran salto y esa es mi lucha, poder exigir desde el resultado”.
- ¿Sentís que sos la que está siguiendo el legado de la Tigresa Acuña?
-La Tigresa abrió un camino importante. Hasta el día de hoy sigue peleando y haciendo cosas extraordinarias. El legado de ella fue abrir el boxeo femenino. En mi caso, mientras ella trabajaba con el profesionalismo, yo lo hacía con el amateurismo. Yo hice sesenta peleas amateur, mientras ella estaba abriendo camino en lo profesional. Con el ejemplo tenemos que dejar sucesoras que quieran seguir con esta lucha y que hagan que el deporte siga creciendo. Marcela se enfrentó contra todo, dijo que sí a todo, peleó contra todos. Yo ahora estoy saliendo de mi zona de confort para participar de los Juegos y traer una medalla para que el boxeo femenino salga privilegiado.
-Sos psicóloga social, ¿Cómo aplicas tu profesión en el deporte?
-La psicología social aborda el cambio, me ayudó en el día a día. Creo que desde que arranqué hice un cambio de 90 grados, pude aceptar tener una familia, ser mamá, aprendí todo eso y a la vez tener una carrera paralela, pude organizarme en todos los sentidos.
-¿Qué objetivo te falta cumplir en el boxeo?
-Traer una medalla olímpica y abrir mercado en Estados unidos, que haya más boxeo femenino, que haya más competencias, más bolsas que se incluyan en todas las veladas. Quiero abrir puertas para todas, no solo para mí.
-¿Cómo te ves después del retiro?
-Me veo disfrutando el crecimiento de mi hija. Acompañando a que ella pueda descubrir lo que la apasiona, que eso requiere un montón de tiempo. Seguir impactando vidas con proyectos, incentivando personas que no confían y que pueden empezar a soñar a través de un sistema de capacitación que los anime a crecer y a cumplir sus sueños. Creo que ese es mi propósito en la vida: poder impactar a la mayoría de las personas para que se animen a ir por más.
“Historia de una chica de barrio, siempre lista y preparada en el ring, poseedora de un estilo que vuela como una mariposa y –a veces- pica como una abeja, que con su simpatía tiró abajo las últimas barreras de resistencia hacia el boxeo femenino”, así define Carlos Irusta a Yésica Bopp en la biografía autorizada de la boxeadora, que escribió Yésica Palmetta.
En los próximos meses sabremos si “La novia del boxeo” logra su objetivo y trae la medalla número veinticinco del deporte que más preseas le dio a nuestro país en Juegos Olímpicos. Eso sí, esta vez de la mano de una mujer.