Durante más de cuatro horas, en una jornada húmeda, de calor agobiante, cerca de sesenta trabajadores de la salud, citados para recibir la segunda dosis de la vacuna china, soportaron un nuevo “cuento”, argentino y porteño, para más datos. “Estamos desde las 8 de la mañana, todos citados con turnos confirmados varias veces, pero nos dijeron que no había vacunas para las segundas dosis”. La trabajadora de la salud se comunicó vía Whatsapp con Página/12, desde la puerta de entrada al Club River Plate, para quejarse por un nuevo desplante del Gobierno de la Ciudad, que sólo aclaró que fue “un error administrativo de comunicación”.
“Nos dicen ahora (cerca del mediodía) que no hay vacunas chinas para segunda dosis. Todos estábamos esperando al sol, nadie nos avisó nada, no nos dieron nombres de los responsables”. Tampoco dieron, en el club de Núñez, “ninguna constancia” para que pudieran justificar su ausencia o la demora en llegar a su lugar de trabajo. Aglomerados frente a las puertas de acceso al club, las quejas eran interminables. Finalmente todos se fueron sin recibir la vacuna y sin ninguna explicación coherente. La segunda dosis de la vacuna Sinopharm contra el coronavirus quedó para otra ocasión, reprogramados sin fecha cierta.
Fue otra mañana para el olvido en la campaña de vacunación del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.
“Llegué a las 8 de la mañana, a la hora a la que estaba citada y una persona en la puerta me dijo que no podía pasar porque, por un problema de logística, la vacuna no iba a estar hoy; le pregunté cuándo iban a estar y me dijo que era lo único que sabía, que no había vacunas”, contó una psicóloga entrevistada por el canal de noticias C5N.
Las y los trabajadores debían recibir la segunda dosis de la Sinopharm, la vacuna autorizada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para inmunizar a personas de menos de 60 años.
Ante el nuevo tropiezo, el subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de la CABA, Gabriel Battistella, atribuyó la situación a un “error administrativo” en la comunicación que hizo que los trabajadores y trabajadoras no fueran notificados a tiempo de la suspensión de los turnos otorgados en su momento.
Battistella explicó que desde el martes “todos los turnos de esta semana en adelante los reprogramamos y por eso hubo cerca de 50 o 60 profesionales que no recibieron el mensaje y fueron los que se acercaron, que por supuesto se les reprogramará cuando se defina exactamente el tiempo de esta segunda dosis”.
Battistella negó que el motivo del nuevo desplante haya sido la falta de vacunas. Aseguró que “exactamente que no había dosis no fue el motivo, sino que, a raíz de las últimas conversaciones que estamos teniendo y de las evidencias que van apareciendo, se está reevaluando cuál es el intervalo más adecuado de interdosis para la vacuna Sinopharm".
En el centro de vacunación del club River Plate, uno de los que funcionan en el ámbito porteño, habían sido citados también para este miércoles, adultos mayores con turnos para inocularse la vacuna Sputnik V, en coincidencia con el personal de salud que permaneció agolpado en la puerta a la espera de una respuesta de las autoridades de la ciudad.
Cerca del mediodía, y luego de que trascendieran en medios de comunicación y redes las imágenes y el malestar entre el personal de salud que aguardaba frente al club River Plate, el Ministerio de Salud porteño dio a conocer un comunicado en el que atribuyó la situación a “un error”, debido a que “50 personas cuyos turnos habían sido cancelados no recibieron la notificación correspondiente y esta mañana no pudieron ser atendidos”.
Una médica que padeció la larga e infructuosa espera sostuvo que había recibido “tres mails para confirmar el turno de vacunación” de este miércoles. Y precisó: "Uno de los mails me llegó ayer mismo (por el martes) y cuando llegué me saltan con esto. Es una vergüenza”.
“Nos dicen que no está la dosis, que no llegaron a la Ciudad las vacunas, pero eso lo dicen los voluntarios porque no hay un funcionario que nos explique con certeza. No entiendo cómo si ayer estaba la dosis y me mandan un mail, hoy de repente no está”, comentó la mujer después de la larga espera. Llegó hasta a amenazar para que respetaran el turno que le habían dado, pero finalmente se resignó y se fue.
Una psicopedagoga aseguró, por su parte, que había llegado “a las 7 de la mañana y la justificación (del servicio sanitario porteño) es que no vinieron las segundas dosis de Sinopharm. Un señor que se identificó como responsable de logística, de apellido Vallejos, me dijo que las vacunas están en el depósito de la Ciudad y, como es feriado, no las pueden trasladar” hasta el centro de vacunación.
Al igual que la médica asistencial, la mujer sostuvo en diálogo con los medios de comunicación que había recibido la confirmación del turno por mail pero que otro voluntario del Gobierno de la Ciudad, en la puerta de River, le explicó que “a ellos les figuraba como cancelado el turno”.
En su comunicado de prensa, el Ministerio porteño de Salud, que encabeza Fernán Quirós, expresó que quienes habían asistido a la fallida convocatoria en River Plate “están siendo informados de que, en cuanto sea posible, serán contactados para aplicarles la segunda dosis” de Sinopharm.
Sobre las 12.30 del mediodía de este miércoles, cuando algunos de los profesionales de la salud llevaban más de cuatro horas de plantón, personal del operativo oficial de vacunación comenzó a ofrecer los certificado para presentar en sus lugares de trabajo. La mayoría de los y las afectadas ya se habían retirado manifestando su enojo con palabras y gestos que expresaban su justificado malestar. En el texto se decía que la nueva cita será “reprogramada”, Y así se cerró una incómoda y calurosa larga mañana de sol. De este modo se repitió lo que ya había sucedido, hace apenas dos semanas, cuando personas mayores de 80 años, junto con sus acompañantes, quedaron hacinados frente al estadio Luna Park, esperando vacunas que nunca llegaron. Eso, además del caos de entregar 1.700 turnos, sin tener en cuenta la suma de acompañantes, y sin reparar en la imposibilidad de cumplir con los protocolos de distanciamiento para evitar contagios, de manera especial en el caso de los adultos mayores.