Desde Roma
Tomando una decisión que no tiene precedentes al menos en las últimas décadas y que refleja la crisis económica que vive el Vaticano, el papa Francisco decidió este miércoles reducir los sueldos de todo el personal de la Santa Sede y de entes asociados, empezando por los cardenales que son los mejor pagados, para poder mantener así todos los puestos de trabajo.
Así lo anunció Francisco en su Carta Apostólica o “Motu Proprio”, difundida por el Vaticano el miércoles, es decir una especie de decreto decidido sólo por él, aunque se hizo asesorar sobre el estado económico de la Santa Sede por la Secretaría Económica, virtual ministerio de Economía del Vaticano.
Fueron reducidos los sueldos de casi todo el personal que trabaja en la Santa Sede, en el estado de la Ciudad del Vaticano y en todos los entes asociados, precisó el Boletín cotidiano de la oficina de prensa de la Santa Sede. Empezando por los cardenales a quienes se les aplicó una reducción del 10% del salario (es decir 500-550 euros sobre salarios de 5.000-5.500 euros), la disminución más alta aplicada por el decreto. Hay que distinguir los cardenales que trabajan dentro del Vaticano y los que en cambio lo hacen en las respectivas diócesis. Los cardenales y obispos que trabajan en las diócesis italianas, por ejemplo, son cerca de 220 y tienen un sueldo que oscila entre 1.300 y 1.400 euros, el salario medio normal de un empleado de categoría media-baja en Italia.
“Un futuro sostenible económicamente exige hoy, entre otras decisiones, el tomar medidas en relación a la retribución del personal”, dijo el texto del Motu Propio. Y prosiguió indicando que “teniendo en cuenta el déficit que desde hace varios años caracteriza la gestión económica de la Santa Sede” y “considerando la gravedad de la situación como consecuencia de la emergencia sanitaria desencadenada por la difusión de la Covid, que ha influido negativamente sobre todas las fuentes de ingresos de la Santa Sede y del estado de la Ciudad del Vaticano”, se hizo necesario tomar medidas “proporcionales y progresivas” respecto de los salarios, a fin de que se sigan manteniendo los puestos de trabajo.
A partir del 1 de abril, el decreto precisó que no sólo se disminuirá del 10% los sueldos de los cardenales, sino que será del 8% la disminución de los sueldos de los jefes de Dicasterios o entes vaticanos, y de los secretarios, mientras para todos los sacerdotes, religiosos y monjas que trabajen en la Santa Sede, la reducción del sueldo será del 3%. Todos los empleados, incluidos los mencionados, sufrirán la suspensión del plus de ancianidad, normalmente adjudicado cada dos años, que quedará suspendido hasta 2023, excepto para los empleados laicos. Las reducciones de salarios indicadas no se aplicarán en casos excepcionales, como por ejemplo cuando la persona presente documentos que demuestran que le es imposible hacer frente a gastos fijos por problemas de salud, de si mismo o de miembros de su familia.
Los cambios indicados empezarán a regir desde el 1 de abril del 2021 y durarán hasta el 31 de marzo del 2023.
Los salarios más bajos no han sido afectados por estas reducciones, precisó la agencia de noticias vaticanas Vatican News.
Las reducciones de los salarios no sólo se aplicarán al personal que trabaja dentro del Vaticano sino también en el Vicariato u obispado de Roma cuyo obispo es el Papa, y en las basílicas papales como por ejemplo, la Basílica de San Paolo Extra Muros.
Una de las razones por la cual la economía vaticana está en déficit, es que los Museos Vaticanos, una fuente importante de ingresos, han estado cerrados desde hace meses a causa de la covid-19. Antes de la pandemia, los turistas que llegaban al Vaticano oscilaban entre 6 y 7 millones por año y los ingresos de esta fuentes estaban en torno a los 150 millones de euros al año. En 2020 y en lo que va del 2021, esas cifras prácticamente han sido iguales a cero.
Según la prensa italiana, el cierre de los museos pero también la suspensión de otras actividades ligadas al turismo religioso como los alojamientos donde iban los turistas católicos que venían a visitar el Vaticano, otras actividades inmobiliarias, y también la reducción de donaciones, hizo que los fondos disponibles del Vaticano en 2020 disminuyeran casi un 21% en relación a los ingresos de 2019, lo que equivale a cerca de 48 millones de euros menos.