Un grupo de vecinos de La Boca instaló el martes por la noche cientos de pañuelos blancos con las leyendas “30.000 desaparecidos presentes” y “45 años de lucha” en las rejas del Parque Irala, carca de la cancha de Boca. Por la mañana, para su sorpresa, descubrieron que un trabajador de limpieza del gobierno porteño los estaba sacando y tirando en bolsas negras. Ante el pedido de explicaciones escucharon la invocación a una orden superior y lograron disuadirlo de continuar con esa tarea, aunque para entonces estiman que sólo quedaban un 30 por ciento de los pañuelos originales.

En mayo de 2018 hubo un antecedente similar: las organizaciones nucleadas en la Marcha de Antorchas denunciaron entonces que por orden de las autoridades de la Comuna 4 del gobierno porteño habían sido tapados con pintura celeste los pañuelos que dos meses antes, en el aniversario del golpe de Estado, habían pintado en el Parque Irala y la Plaza Matheu.

Esta vez los pañuelos de tela blanca habían sido colgados pacientemente durante dos horas por una veintena de vecinos a los largo de unos 600 metros de rejas verdes que bordean el Parque de la Flora Nativa “Benito Quinquela Marín”, que va de Irala al 200 hasta el 700. “Para que nuestro parque amanezca con memoria este 24 de marzo”, proponían los convocantes.

Por la mañana, cuando un vecino vio al empleado de limpieza retirando los pañuelos y metiéndolos en una bolsa negra, filmó la reja semivacía y le pidió explicaciones. Escuchó como respuesta la invocación de la orden de un superior y logró que desistiera de esa tarea. “Pero lo que quedó fue un 30 por ciento de la instalación, era casi un kilómetro de pañuelos”, afirma Fernando Czarny, uno de los organizadores de la instalación y autor de performances para las Madres y siluetas de desaparecidos en el pasado.

Cuenta Czarny que por la mañana revisó las bolsas de basura de los distintos tachos con la intención de reponer los pañuelos pero ya no estaban. Tampoco estaban en los contenedores, ni las tenían los cuidadores de la plaza. Por la mañana los vecinos colocaron árboles y por la tarde hubo un acto de organizaciones sociales con artistas y vecinos de La Boca y Barracas que hicieron otra plantación de árboles.

“Mientras los instalábamos pensamos en el riesgo de que por algún acto de vandalismo individual alguien los retirara pero, al contrario, todo lo que percibimos de quienes pasaban fueron miradas de aprobación, de optimismo, de buena onda”, recuerda Czarny. “Me vino a la mente cuando, en los años ochenta, cuando se luchaba contra las leyes de impunidad, hicimos para las Madres unos 50 pasacalles con la frase ‘Quién dijo que todo está perdido’, los instalamos por la noche y a la mañana no quedaba ninguno colgado. Pensé que eso ya no pasaba”, lamentó.