La crisis sanitaria sigue mostrando las fuertes asimetrías globales. Por el lado de las campañas de vacunación resulta evidente que la capacidad de respuesta es distinta entre los países desarrollados y los países emergentes. En Estados Unidos por ejemplo el presidente Biden dijo que aplicará 200 millones de vacunas antes de mayo. En las economías en desarrollo por el contrario resulta cada vez más complicado conseguir nuevas dosis.
La posibilidad de recuperación de las economías cambia notablemente a partir de estas diferencias. En las estimaciones de crecimiento para regiones como Latinoamérica los principales centros de estudio globales comienzan a moderar los pronósticos de rebote.
El último informe del Instituto Internacional de Finanzas estima que América latina crecerá 4,9 por ciento este año y 2,5 por ciento el próximo luego de haber caído 6,9 por ciento en 2020. El documento de la entidad plantea que buena parte de esta recuperación es por efecto del arrastre estadístico y recién en 2023 se volvería a los niveles de PIB prepandemia.
El documento plantea que en el primer trimestre de 2021 se perdió impulso en el rebote de la actividad económica debido a las nuevas restricciones a la movilidad generadas por las segundas olas de la pandemia. El caso de Brasil es el más impactante a nivel regional con casi 60 grandes ciudades en una situación límite del sistema sanitario.
Para el Instituto Internacional de Finanzas la perspectiva de actividad en América latina dependerá de tres factores: el ritmo de vacunación (considera que continuará siendo lento durante los próximos meses), la capacidad de los gobiernos de mantener estímulos y la volatilidad del sector externo (principalmente por el flujo de los capitales).
En este último punto aparece un desafío importante para la región que no es sanitario sino que es exclusivamente financiero. “La salida de capitales derivada de tasas de interés más altas en Estados Unidos podría provocar dificultades para sostener los estímulos a las economías cuando todavía siguen siendo necesarios”, menciona el informe.
El problema que se plantea es intuitivo. Los países latinoamericanos recurrieron a los mercados internacionales para financiar la política fiscal el año pasado en un contexto de liquidez extraordinaria y costos bajos. Este año pueden cambiar esas condiciones sin que se modifiquen las tensiones sanitarias por la segunda ola del virus y la limitación de la vacuna.
Las economías de Brasil y México aparecen entre los países que más desafíos enfrentan para sostener los gastos de emergencia por la pandemia.
En el último informe de la consultora LatinFocus se pronostica que tanto el mercado brasileño como el mexicano rebotarían por debajo del promedio de la región. Brasil luego de caer 4,1 por ciento se recuperaría al 3,5 por ciento este año y México lo haría al 4,3 por ciento luego de caer un 8,2.
Algunas condiciones externas podrían sin embargo compensar el impacto de la volatilidad financiera (o sea del encarecimiento del crédito internacional y un menor ingreso de capitales a la región). Por el lado de la economía mexicana la recuperación de Estados Unidos sería un estímulo directo debido a su cercanía y sus relaciones comerciales. Para la brasileña este efecto lo generaría el mayor precio de las materias primas como la soja y el mineral de hierro.