Sólo 4 de los 14 hospitales de agudos de adultos de la ciudad de Buenos Aires, además del Hospital Muñiz, cuentan con un servicio específico de infectología, una falta de reconocimiento a la importancia de la especialidad que se traduce en poco personal e imposibilidad de hacer carrera hospitalaria, advirtieron hoy desde la Red de Infectología de CABA.

“Los infectólogos trabajamos con todas las áreas del hospital; desde neonatología hasta terapia intensiva; sin embargo, en la mayoría de los hospitales públicos no es un servicio aparte y depende de Clínica Médica, que es sólo uno de los sectores que atendemos”, describió Martín Hojman, médico infectólogo del Hospital Rivadavia y Coordinador de la Red de Infectología de CABA.

Hojman sostuvo que la falta de ese servicio "hace que el médico infectólogo no pueda participar de la ‘carrera hospitalaria’, ser jefe de servicio; es decir, no hay una jerarquización de la especialidad y el resto del hospital no dimensiona su importancia”.

En enero pasado la Red -integrada por especialistas de más de 20 hospitales y centro de salud porteños- elevó una nota Ministerio de Salud del distrito con dos demandas: “incorporar la especialidad a la estructura formal de todos los hospitales en el marco de la Carrera Profesional” y “que se realice un llamado a concurso para incorporar profesionales según la necesidad de cada institución”.

“Está bien documentado en la literatura médica que la pronta consulta y atención de los pacientes con enfermedades infecciosas mejora los resultados clínicos, acorta la internación y disminuye el consumo innecesario de antibióticos; la lista de enfermedades en los que está demostrado es muy larga”, indicó por su parte Pablo Scapellato, Jefe del Servicio de Infectología del Hospital Santojanni, para quien "tener una cantidad de infectólogos suficientes en los hospitales es un estándar necesario de atención”.

El Santojanni, junto al Durand, el Fernández y el Argerich, son los cuatro hospitales de agudos de la Ciudad que cuentan con un Servicio de Infectología, por lo que Scapellato conoce bien la diferencia entre que la especialidad tenga o no un lugar diferenciado dentro de los centros de salud.

"La actividad de los infectólogos involucra, además de la atención de pacientes internados y de consultorios, control de infecciones, desarrollo de programas de prevención de infecciones quirúrgicas y en terapia intensiva; asesoría y organización de vacunación", describió.

En el mismo sentido, Fernanda Consalvo, médica infectóloga del Hospital Penna, sostuvo que “la pandemia puso de manifiesto la importancia de nuestra tarea, tal como sucedió en 2009 con el virus H1N1 o como sucede con dengue o VIH”.

Del listado de tareas que enumera Scapellato, la especialista destacó la responsabilidad en el armado de programas del uso de antibióticos, cuya resistencia creciente por parte del organismo "es un drama a nivel mundial”.

En el caso del Penna, "infectología es un grupo de trabajo conformado por tres personas y una coordinadora, que no tiene el rango de Jefa de Servicio; además de que esto dificulta la posibilidad de ingreso de más personal", sostuvo Consalvo.

“La función de jefe de servicio es asumida usualmente por colegas que enfrentan la responsabilidad de reclamos de los pacientes, de las direcciones de los hospitales, de los llamados ministeriales y de responder oficios judiciales, sin reconocimiento coherente con lo que se les exige y sin el respaldo que la jefatura supone”, dijo Scapellato.

En el caso del Rivadavia, Hojman aseguró que “ni siquiera hay un grupo de trabajo como en el Penna; es decir que cada hospital se organiza en forma diferente lo que habla de una falta de organización estructural”.

Para el infectólogo “la pandemia expuso la necesidad de nuestra especialidad; y lamentablemente, a esta enfermedad seguirán otras que requerirán de servicios de infectología fuertes”.