El encuentro estaba previsto como un acto más bien protocolar, sin agenda de trabajo de por medio: la celebración de los 30 años del Mercosur era el motivo anunciado de la reunión especial que encabezó este viernes Alberto Fernández --dado que Argentina detenta la presidencia Pro Témpore-- desde el Museo del Bicentenario. Con el balance sobre las tres décadas del bloque regional y el inaudito escenario de pandemia como previsibles telones de fondo, la reunión tomó un cauce de cruda confrontación a partir de la intervención del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou: con retórica conocida se lanzó a hablar de "sincerarse", de "flexibilización", para pedir por más apertura de los aranceles externos y "profundizar la zona de libre comercio". "El Mercosur no debe ser un lastre, no estamos dispuestos a que sea un corset", disparó. La respuesta del presidente Alberto Fernández fue más cruda y contundente aún: "No somos lastre de nadie, es un honor ser parte del Mercosur. Si somos un lastre, que tomen otro barco".
"Tenemos que avanzar en las negociaciones con otros bloques, nosotros no estamos conformes", comenzó Lacalle Pou. "El Mercosur obviamente pesa, lo que no puede ser es un lastre. Nosotros no estamos dispuestos a que sea un corset en el cual nuestro país no se pueda mover. Nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional, nos exige oportunidades de progreso. Tenemos que profundizar la zona de libre comercio, sincerar esos aspectos para ver si van a llegar a buen puerto. Y por eso vamos a proponer formalmente que se discuta en la mesa el tema de la flexibilización", anunció.
Fernández le respondió de modo directo sobre el final, después de escuchar a todos los presidentes. "Yo quisiera quedarme con la expresión de la mayoría de nosotros: seguir encontrando mecanismos para avanzar, mecanismos de consenso. Y que fundamentalmente todos podamos sentirnos hermanos", contextualizó. "Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento. Una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco, y lo más fácil es bajarse del barco si es que esa carga pesa mucho. Terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie. Si somos un lastre, que tomen otro barco, pero lastre no somos de nadie. Es un honor ser parte del Mercosur".
Más contrapuntos
No fue el único contrapunto de miradas alrededor del tema caliente a resolver sobre los aranceles externos. Lo que no se esperaba era que el rol confrontativo lo asumiera entusiastamente Lacalle Pou, algo que tal vez algunos imaginaban reservado a Bolsonaro. El mandatario brasileño se limitó a un discurso corto, tal vez imposibilitado de entrar en detalles con un Brasil que acumula estadísticas para el terror --más de 300.000 muertos por covid, el reciente récord de 100.000 contagios en un solo día, acumulando un total de más de 12 millones, el colapso sanitario a la vuelta de la esquina y la circulación comunitaria de la nueva cepa, una amenaza que obligó a cerrar el paso por tierra y aire con ese país, como hizo recientemente la Argentina.
Pero, aún así, sumó lo suyo: habló de "premisas de libertad política y económica", de "agenda de modernización del Mercosur", de facilitar la inserción del bloque en las "cadenas mundiales de valor" a través de "reglas que valoren el clima de negocios". "Entendemos que la regla de consenso (el arancel externo común, la cuestión en debate) no puede ser una herramienta de veto o freno permanente”, dijo. Más que hablar, Bolsonaro actuó: en los últimos días Brasilia redujo unilateralmente algunos aranceles de importación, rompiendo implícitamente las reglas como socio del bloque.
En el mismo sentido fue la intervención del presidentes de Paraguay, Miguel Abdo Benítez. Del encuentro también participaron los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y de Bolivia, Luis Arce. Fernández, desde Buenos Aires, estuvo acompañado por el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y el canciller Felipe Solá.
Hubo cruces más sutiles: Luis Arce, por ejemplo, en la que fue su primera participación en los encuentros del bloque, reafirmó "la voluntad de Bolivia de formar parte del Mercosur como miembro pleno". Y agradeció, sin mencionarlos, a los países que ya ratificaron el protocolo de adhesión de ese país. Es que a nueve años de la firma de ese protocolo, resta la confirmación del Senado de Brasil para su incorporación plena al bloque.
Para su tribuna
Desde el Gobierno nacional pusieron paños fríos al cruce, analizando el planteo de Lacalle Pou más como una bravuconada "para su tribuna" que como una diferencia muy marcada hacia adentro del bloque y las futuras decisiones a tomar. "La verdadera reunión va a ser en abril", evaluaban, refiriéndose al encuentro de cancilleres que tendrá lugar en Buenos Aires el próximo 22, esta vez en forma presencial, según está previsto.
La intervención de Alberto Fernández, de hecho, no fue de una cerrazón absoluta, de plano ni en todos los casos a la apertura declamada y en discusión. Aunque dijo no creer que "una reducción parcial y lineal del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur para todo el universo arancelario sea el mejor instrumento, frente a la posibilidad de nuevos acuerdos con otros países”, también habló de la necesidad de “perfeccionamiento” del arancel externo y de coordinación de políticas macroeconómicas, “para continuar avanzando hacia el consenso de mercado común”.
Adelantó que la propuesta argentina de revisión del AEC --que será considerada durante la reunión del grupo ad hoc regional el próximo 22 de abril-- “se basa en preservar el equilibrio entre los sectores agroindustriales e industriales”. “Aspiramos a un acuerdo hacia el fin de nuestra presidencia pro tempore, de forma que sea posible su aplicación en el futuro próximo”, concluyó.
En esa misma línea fue Felipe Solá en el intercambio que tuvo con la prensa al final del encuentro. “Si uno tiene que negociar, tiene que poner algo sobre la mesa. Si antes de hacerlo ya bajó lo que tenía, por ejemplo, el arancel externo común, ya no tenés nada para negociar”", analizó. “Algunos países, como Uruguay, tienen la idea de lograr acuerdos por fuera del Mercosur. Es una idea presente en el bloque, de la misma manera que Brasil ve el arancel externo común como una muralla. Mientras que para nosotros es una barrera que nos protege de los países que tienen subsidios escondidos a las exportaciones”.
“Nosotros no queremos ser un freno para sentarse a negociar los acuerdos. Pensamos que el arancel externo común puede ser bajado, si es que ese es un planteo que nos conviene a todos”, concluyó el canciller.
Las viejas épocas de asado
Cuando asumió la presidencia pro témpore del Mercosur, en diciembre pasado, Fernández se había ocupado de marcar las diferencias con las ideas de apertura y libre comercio absoluto que guían las intervenciones de los gobiernos de derecha, hablando de generar un bloque "distinto" e introducuiendo conceptos como el de "inclusión social".
Por entonces había acortado distancias con un viaje a Colonia donde compartió un asado con Lacalle Pou. Y ya entonces se había encargado de aclarar que no sostenía una postura totalmente contraria a la firma de acuerdos de libre comercio como el que sigue pendiente de aprobación con la Unión Europea, con el detalle de la preocupación por preservar las economías locales.
Un tema que sigue abierto para la próxima reunión de trabajo del Mercosur, y que aparece como el gran desafío regional.