Varios comercios de España comenzaron a aplicar una semana laboral de 4 días, mientras todavía se debate si este año comenzará a regir esta medida a nivel nacional. En caso de implementarse el recorte de un día de trabajo, España se convertirá en el primer país europeo en tomar esta iniciativa.
Tras el rígido confinamiento aplicado el año pasado en España, los propietarios de una pequeña cadena de restaurantes en Madrid le ofrecieron recientemente a la moza Danae De Vries recortar un día a su semana laboral manteniendo el mismo sueldo.
“Es una maravilla, porque me da tiempo a trabajar, a ver familia, amigos, tener tiempo para estudiar”, señala De Vries, de 28 años, que estudia para ser instructora de teatro. “Es maravilloso tener tiempo, no ir con prisas, poder tener esa paz interior”, agrega.
Su jefa, María Álvarez, se vio obligada a realizar distintos cambios en sus dos restaurantes, lo que incluyó proponer una semana laboral rotatoria de cuatro días. Álvarez es madre de dos bebés y con su socio lucharon para mantener el negocio sin recibir ayuda alguna respecto del cuidado infantil.
“Se llegó a sentir que la sociedad había dado la espalda a las familias, que habíamos sido traicionados. Como dueños de un negocio, teníamos que hallar soluciones para nuestros negocios, nuestros empleados y también para nuestras vidas personales”, explica Álvarez.
La idea de llevar la semana laboral de cuatro días a nivel nacional todavía se está debatiendo en España. Uno de los proyectos pertenece al partido progresista Más País y consiste en un plan piloto de tres años que hará uso de 59 millones de dólares del fondo de recuperación de la Unión Europea por el coronavirus para compensar a cerca de 200 medianas empresas con el objetivo de que realicen ajustes en su fuerza laboral y reorganicen los procesos de trabajo a fin de adaptarse a una semana laboral de 32 horas.
Estos fondos serán destinados al subsidio de todos los costos extras de los empleadores durante el primer año de prueba y posteriormente reducirán la ayuda del gobierno a un 50% y 25% cada año consecutivo.
Héctor Tejero, legislador perteneciente a Más País en la asamblea regional de Madrid, precisa que la única condición es que el reajuste lleve a una reducción neta real de las horas de trabajo mientras se mantienen los salarios determinados en los contratos de tiempo completo.
“La idea no es que los fondos europeos paguen, que los españoles trabajen menos. La idea es que los fondos europeos sirvan para aprobar medidas que pueden aumentar la competitividad y la productividad de las empresas, que es lo que pretenden”, resaltó Tejero.
Los argumentos a favor de la medida plantean beneficios para la economía en general, ya que un fin de semana de tres días podría generar un mayor consumo, especialmente en entretenimiento y turismo, pilares de la economía española.
Según un estudio publicado este año por la revista Cambridge Journal of Economics, la reducción de las horas de trabajo de 40 a 35 por semana en 2017 habría tenido como resultado un crecimiento del PBI del 1,5% y 560.000 nuevos empleos. A su vez, los salarios también habrían aumentado a nivel nacional un 3,7%, lo que especialmente benefició a las mujeres, quienes más buscan trabajos de tiempo parcial.
Software Delsol, situada al sur de España, invirtió 400.000 euros el año pasado en la reducción de las horas de trabajo para sus 190 empleados y reportó que desde entonces tuvo una reducción de 28% en el absentismo, ya que la gente opta por ir al banco o a consultas médicas en sus días libres entre semana. Además, sus ventas aumentaron el año pasado un 20% y ninguno de sus empleados renunció desde que fue adoptado el nuevo plan laboral.
Sin embargo, los sectores críticos de la iniciativa manifiestan que una economía afectada por la pandemia no es el mejor escenario para este tipo de experimentos. Con una contracción de 10.8% en el PBI el año pasado, la peor desde la Guerra Civil de la década de 1930, España sufrió cierres intermitentes y la paralización casi total de viajes internacionales.
Algunos expertos plantean que la prioridad debería ser resolver el mercado laboral disfuncional del país, que arrastra una de las tasas de desempleo más altas de Europa y se vio afectado por empleos precarios y de salarios bajos.