La Cámara de Diputados dio media sanción a la ley de educación ambiental, estamos más cerca de saldar una deuda histórica que tenemos con nuestro pueblo. Se trata de un camino para generar cambios sustanciales en la sociedad, de brindar herramientas, información y alternativas para el uso sostenible de los recursos naturales sin hipotecar el futuro. Esta ley será el inicio de un proceso que traerá grandes beneficios y generará conciencia sobre el cuidado del planeta desde las aulas desde edad temprana.
Cuando junto al presidente Alberto Fernández y al ministro de Educación Nicolás Trotta, asumimos el compromiso de enviar este proyecto al Congreso de la Nación, sabíamos que íbamos a cumplir. Estoy orgulloso del camino recorrido, trabajamos la iniciativa con las provincias siendo respetuosos con el federalismo. Estoy convencido que la educación ambiental debe ser un componente fundamental de la formación de la ciudadanía. Es la mejor manera de defender nuestro planeta y el futuro.
En ese sentido, advertimos una necesidad insoslayable: que el cuidado del planeta, con todo lo que ello implica, se enseñe a través de la educación formal y no formal. Eso es lo que fortalecerá el vínculo de las y los más chicos con la naturaleza, sumado al compromiso asumido para poner a la Argentina de pie con responsabilidad sobre el cuidado y la protección de nuestro ambiente.
Imaginemos, por un momento, qué distinto sería todo si hubiéramos incorporado conocimientos ambientales desde pequeños y pequeñas, qué distinto sería nuestro vínculo con la naturaleza. Por eso, sé que la educación es el camino. Se trata de un nuevo paradigma que llega para quedarse, para elevar la conciencia, el respeto y el amor que tenemos por nuestra casa común, para aportar perspectiva ecológica, gestar los instrumentos que hagan falta y potenciar el desarrollo sostenible, la preservación y el cuidado del ambiente.
La ley de educación ambiental se vehiculizará en una doble dirección: no solamente implicará una modificación sustancial en términos curriculares, sino que generará ciudadanas y ciudadanos críticos, con conciencia ambiental, requisito esencial para forjar el futuro promisorio del planeta que queremos.
Creemos en la educación y en la capacidad de las y los docentes para formar sujetos con conciencia ambiental y con noción sobre las implicancias del cambio climático, la biodiversidad, el cuidado del agua y el uso eficiente de la energía. Las aulas van a ser el sustento primordial de esta ley, que resulta representativa de todas las voces de la sociedad.
Como dijo el presidente, no solo debemos pensar en el crecimiento económico y la justicia social, sino también en la justicia ambiental. Aún quedan materias pendientes que saldar en las que trabajamos todos los días. No existe un plan B, debemos cuidar nuestros recursos y formarnos en educación ambiental desde pequeñas y pequeños. De esa forma vamos camino a ser un país con conciencia en el cuidado de nuestra casa común, construyendo una sociedad más justa en el marco de la sostenibilidad.
* Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación