El británico Lewis Hamilton y el holandés Max Verstappen pelearon hasta la bandera a cuadros, entregando un comienzo de temporada espectacular para la Fórmula Uno que coronó finalmente al hombre de Mercedes: a bordo de su W12, el siete veces campeón de la categoría peleó desde la segunda posición sobre su rival directo de Red Bull, que había largado primero, y con menor ritmo de carrera pero con la maestría de manejo que lo caracteriza, logró defender su sobrepaso durante 16 vueltas para llevarse un épico triunfo del Gran Premio de Bahréin.

Con un tiempo de 1.32.03.897, Hamilton le arrebató el protagonismo a la escudería austríaca, que con la pole de Verstappen y con mejores tiempos y ritmo en las prácticas y en las pruebas de pretemporada llegaba como el gran favorito al inicio de la acción de la máxima categoría. De hecho, el del holandés fue efectivamente el monoplaza más rápido en el circuito en Sakhir. Pero en un final infartante y soñado, el inglés hizo que primara su técnica: llegó hasta la vuelta 53 con el liderazgo, giro en el que fue rebasado por el RB16B, quien sin embargo debió devolverle la posición al piloto de Mercedes por haberlo sobrepasado en una maniobra en la que abandonó los límites establecidos de la curva 4. 

Con una entrega fenomenal de los dos grandes favoritos de la temporada 2021 hasta último momento, la estrategia de la escudería alemana funcionó gracias a la excelencia de su figura, quien logró liderar por una diferencia de 0.745 de segundo y que ahora continúa, ya con un GP en el bolsillo y su victoria número 96, por el gran objetivo: conseguir el octavo título, ese que le permita reinar en soledad como el más campeón de todos los tiempos.

La previa del estreno de la máxima lo había dejado en el inconsciente de sus fanáticos como una verdad: el equipo Mercedes iba a tener que plantear una estrategia fina y llevarla adelante con perfección si quería arrebatarle el primer Gran Premio del año a Verstappen, que venía dulce en Bahréin desde las pruebas, como líder de los tres ensayos y con la pole a cuestas. La escudería comandada por Toto Wolff, en cambio, no había podido liderar ni la clasificación ni ninguna de las prácticas libres. Pero estaba claro que para su plan contaba con el mejor as bajo la manga: Hamilton, su piloto número uno y el emperador del Gran Circo.

La historia en Bahréin empezó accidentada al igual que el año pasado: como en 2020, otro HAAS quedó fuera antes de completar la primera vuelta, pero esta temporada fue el conducido por el ruso novato Nikita Mazepin y afortunadamente fue un despiste sin mayores consecuencias, a diferencia del golpazo casi fatal que había sufrido el francés Romain Grosjean.

Si bien Hamilton quedó primero en la vuelta 18, cuando Verstappen entró por primera vez a boxes, lo cierto es que la estrategia quedó definida recién en el giro 29: fue entonces cuando el multicampeón hizo su segunda y última parada. Al igual que en la primera, volvió a elegir el compuesto duro, pero con la obligación de sostener la punta, el británico supo que tenía doble labor: administrar los neumáticos durante las 27 vueltas restantes y a conciencia de que, hacia el final, sobre él iría a la caza ni más ni menos que el Red Bull del holandés, con gomas en mejor estado y con la potencia feroz que había mostrado todo el fin de semena.

A cuatro vueltas de su última parada en boxes, se escuchó la voz de Verstappen desde su RB16B: "Si mi ritmo es bueno, manténganme afuera". Su pedido, evidentemente, coincidió con la lectura del equipo austríaco conducido por Christian Horner, que recién en el giro 40 lo llamó a boxes, desde donde el agresivo piloto resurgió en la pista a ocho segundos de diferencia detrás de Hamilton. La parada técnica fue puro fuego: Red Bull tardó menos de dos segundos (1.9) en hacer el cambio de nuemáticos, en lo que fue el pit stop más rápido del día.

Aunque el final a prueba de fuertes corazones se robó el protagonismo del primer Gran Premio de la temporada, la jornada inicial tuvo momentos históricos y escenas vibrantes por fuera de la pelea por la victoria. Entre esos momentos inolvidables quedarán el estreno oficial de Mick Schumacher a sus 22 años: a bordo del único HAAS que terminó la carrera, el hijo de Michael debutó en la máxima categoría con la misma edad con la que lo hizo su papá cuando se inició con Jordan en 1991.

El circuito de Bahréin fue testigo también de la vuelta del dos veces campeón mundial Fernando Alonso, quien volvió a subirse a un Renault -escudería con la que ganó sus títulos- ahora devenido en Alpine y a quien dio gusto ver hasta el giro 34, cuando su auto tuvo un problema en los frenos que lo obligó a abandonar. La historia se reescribió, además, de la mano del japonés Yuki Tsunoda, que se convirtió este domingo en el primer piloto del nuevo milenio en debutar en un Gran Premio. El novato nacido el 11 de mayo de 2000, que se hizo notar el fin de semana con mano firme a bordo de su AlphaTauri, se llevó además dos valiosos puntos de su estreno, al finalizar noveno. En una secuencia que quedará para el recuerdo de su efeméride y del cruce de generaciones, se lo vio sobrepasar sucesivamente a tres campeones mundiales: primero al Aston Martin de Sebastian Vettel, después al Alpine de Alonso y, por último, al Alfa Romeo de Kimi Räikkönen.

Con las Ferraris evidenciando un primer paso alentador respecto de su actuación el año pasado (Charles Leclerc concluyó sexto y, en su estreno, Carlos Sainz fue octavo), el otro piloto que tuvo una actuación estelar fue el mexicano Sergio Pérez. Ni más ni menos que en su debut con Red Bull, el Checo remontó una carrera que había empezado con dificultades (debió salir desde boxes, último, luego de una falla en la previa de la largada) y finalizó con un dignísimo quinto lugar, apenas detrás del Mercedes de Valtteri Bottas y del McLaren de Lando Norris y luego de haber adelantado a los dos hombres de la escudería de Maranello.

Cuando la acción terminó, Lewis Hamilton hizo lo de siempre: agradecerle a su equipo por la labor. "Amo el desafío. Amo este deporte -soltó el emblema del movimiento #BlackLivesMatters, en sus redes sociales-. Qué manera de comenzar la temporada. Es un recordatorio de que, a través de aprovechar y canalizar nuestro poder colectivo, podemos lograr grandes cosas. Es genial estar de vuelta".

Quizás a la estrategia de la escudería de la bebida energética le faltó resaltar un dato: quien estaba delante de su piloto administrando esos neumáticos gastados, con 11 vueltas más que los de su mejor Red Bull, era ni más ni menos que el hombre que el año pasado alcanzó a Michael Schumacher como el más ganador de títulos de la historia de la Fórmula Uno. ¿Demoraron demasiado en hacer la última parada? ¿Quedó tan fino el cálculo que obligó a Verstappen a intentar un único sobrepaso, ese en el que terminó girando ancho y excediendo los límites del circuito? Quizás, algo de todo eso. O quizás, simplemente no contemplaron con rigurosidad la autoridad que Lewis Hamilton impone a sus víctimas sobre ruedas, aún esos días en que Mercedes no es el más rápido, pero él pone su talento a la altura y marca la diferencia. Una cosa es segura: el desafío de esta temporada entre Hamilton y Verstappen llegó tan encendido que sólo promete conmover y sacar chispas, de esas que ilusiona poder volver a ver.