Es sabido que el sector cultural, y particularmente el teatral, atraviesa un momento de crisis, quizás como nunca en su historia. También es cierto que la pandemia expuso de la manera más brutal una precarización histórica en la que viven muchos de los artistas. Pero si al contexto de por sí complicado se le suman una serie de hechos que alarman al menos a un sector de la comunidad teatral, el panorama se vuelve cada vez más desolador. Y es que en un contexto en el que la situación de los trabajadores viene cuesta arriba, una serie de destratos por parte de las autoridades porteñas generaron que desde las artes escénicas se declararan en estado de asamblea permanente. A través de un comunicado que difundieron el sábado, llamaron a un primer encuentro a realizarse el 1 de abril a las 19 frente al Teatro San Martín para, entre otras cosas, “interpelar el rol y funcionamiento abusivo de las instituciones públicas y cuestionar a aquellos funcionarios que no estén a la altura de sus tareas".
En su mensaje advierten que “los problemas son múltiples: contratos basura, uso discrecional de salas públicas, financiamiento de espectáculos en teatros y festivales con el dinero de las compañías y la inexplicable y supuesta falta de presupuesto”. A su vez, denuncian: "los teatros públicos de la Ciudad de Buenos Aires, cuya tarea debería ser la de promoción, acogida y cuidado de las obras y trabajadores que las realizan, muy por el contrario, profundizaron aún más la precarización laboral existente". Esto último, en alusión a la decisión (hasta hace tan sólo unas horas y luego dada de baja) del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) de sumar obras de la escena alternativa para presentar en sus salas. Lo que se proponía desde la gestión del CTBA era que cada elenco del circuito independiente contara con asistencia escenotécnica y comunicacional del teatro, y que, a su vez, se quedara con la totalidad de lo recaudado por venta de entradas.
La propuesta generó un cimbronazo y fuerte repudio en el sector, rechazo manifestado en el comunicado firmado por La Colectiva de Autoras, al que adhirieron ARTEI (Asociación de Teatros Independientes), Argentores y Escena, entre muchas otras asociaciones. “Por la presente expresamos nuestro repudio al nuevo proyecto de programación del Complejo Teatral de Buenos Aires, anunciado en la nota de La Nación publicada el pasado 18 de marzo, en la que el periodista Alejandro Cruz entrevista a Jorge Telerman”, comenzaba la carta destinada al director del CTBA, Ministro de Cultura porteño, a los medios de prensa, al sector cultural y a la comunidad. Una de las principales críticas a esta propuesta, que se expuso en la carta firmada por La Colectiva, era que la incorporación de obras producidas en el circuito independiente profundizaría “la precarización laboral que ya atraviesa el sector”.
Tras conocerse la noticia, el director y dramaturgo Ignacio Sánchez Mestre, dijo: “que la ayuda del teatro público sea la de convocar obras ya producidas y hacer entrar a los artistas en la lógica del borderó me entristece mucho”. Sin embargo, aclaró que no criticaba a quienes pudieran aceptar el trato, sino que consideraba que se trataba de “un problema de presupuesto cultural, que siempre y desde hace muchos años se viene reduciendo”. En relación con esto, el director de El Placer, Jorge Eiro, expresó: “Lo que sucede es que se aprovecha el hambre de los artistas para generar políticas que no acompañan nuestro trabajo”.
Finalmente, como consecuencia de las presiones ejercidas, y tras una reunión de Telerman con dirigentes de la Asociación Argentina de Actores, la medida no se desarrollará. “En el encuentro expusimos los motivos por los cuales esta medida resultaría negativa para las y los trabajadores de la cultura, ante lo cual el director del CTBA afirmó que no avanzará en dicho proyecto”, manifestaron desde la asociación.
Pero, a este ya complejo panorama, se le sumó la reciente viralización de un video que terminó convirtiéndose en una de las tantas gotas que rebalsaron el vaso para que la comunidad de artistas saliera a denunciar “el maltrato y falta de respeto por parte de las autoridades hacia las artistas y las obras”. Se trata de un videoclip realizado por la banda Isla de Caras, que utilizó la sala del Teatro Sarmiento y -según advirtieron- maltrató las instalaciones del lugar. En el video, que ya fue bajado de Youtube, se veía a sus integrantes hacer uso de la escenografía de Reinos, obra dirigida por Agustina Muñoz, Margarita Molfino y Romina Paula y realizada por Matías Sendon. “Es una vergüenza (lxs integrantes de la banda caminan por las butacas en zapatillas, saltan por encima de todo)”, sostuvieron distintos artistas a través de un comunicado que se difundió por redes sociales. El dato de color es que el líder de la banda es hijo de la exvicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti.
También cabe resaltar que el Teatro Sarmiento es público y forma parte del CTBA (red de instalaciones escénicas de la Ciudad de Buenos Aires que integra a los teatros Regio, de la Ribera, San Martín y Alvear), dirigido por Telerman. Sobre esto, la autoridad elegida por el Ministro de Cultura porteño Enrique Avogadro, no hizo declaraciones. Lo que sí se manifestó desde el CTBA a la consulta de periodistas fue que: "es una práctica habitual el permitir que se filme en algunas de las instalaciones del Complejo en el tiempo ocioso. Cuando viene alguien que necesita el espacio para hacer algo sin fines de lucro la dirección permite que se use alguna de las salas. (Siempre y cuando no estén ocupadas y que no le generen ningún tipo de gasto al Complejo). En relación a la escenografía de Reinos, vale aclarar que ya estaba desmontada, lo único que quedaba es la rampa y unos bancos. Esta filmación a la que se hace referencia fue hecha en el año 2019".
Sin embargo, el hecho pareciera ser menor si se tiene en cuenta lo que sigue en la denuncia de los artistas, quienes advierten que desde el CTBA “deben sueldos del 2019 y la precarización es total”. Además, aseguran que los honorarios que se ofrecieron el año pasado por Modos Híbridos (un ciclo de propuestas audiovisuales creadas por las y los artistas cuyas obras estaban programadas para la temporada 2020), están por debajo de lo estipulado por la Asociación Argentina de Actores: “pagaron por Modos Híbridos una miseria. Y lo que están ofreciendo para las obras a estrenarse sigue siendo muy por debajo de lo que corresponde”.
Este mismo destrato por parte de las autoridades fue denunciado a principios de marzo por alrededor de 30 elencos, cuando se llevó a cabo el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). En una comunicación que hicieron pública evidenciaron la precarización de parte del Ministerio de Cultura porteño, al manifestar que financiaban el festival desde sus bolsillos “pagando escenografías, vestuarios y salas de ensayo, adelantando en los hechos el dinero de la producción".
A estos hechos se suma la denuncia realizada por el elenco de El placer a la gestión del Centro Cultural San Martín, tras sufrir una serie de robos en los camarines. “El día de hoy (19 de marzo) pretendíamos contar la vuelta de nuestra obra El placer para el 26 de marzo en el Centro Cultural San Martín. Poner un link de reserva de entradas, lanzar algunas fotos y festejar la vuelta a la actividad en un año que fue el más difícil para la cultura del último tiempo. Pero no”, lamentaron. Lo que sucedió fue que les robaron 29 elementos de utilería y vestuario durante el tiempo que su trabajo estuvo detenido por la pandemia. “Ustedes sabían que les podían robar”, argumentaron que les dijeron.
Si bien el Cultural se disculpó y comprometió a pagar el costo económico de las cosas robadas, ellos tienen sensación de abandono y descuido por parte de la institución. “Lamentamos mucho la normalización de este tipo de hechos en espacios públicos y de otros tantos hechos que afectan a nuestra actividad. Llamamos con urgencia a la necesidad de pensar nuestro sector”, expresaron.
Desde el Cultural no respondieron de manera oficial sobre la suspensión de la obra El Placer. El director del espacio, Diego Berado, dijo que “en la medida que el presente y las autoridades nacionales y locales lo permitan, irán sumando espacio y dando lugar a proyectos independientes y que, a partir de mayo, alojarán a la programación 2020”.
Aunque el gobierno nacional y el porteño ofrecieron ayudas, por ahora siguen siendo insuficientes, si se tiene en cuenta la magnitud de la crisis. En un contexto en el que la situación teatral es crítica, los trabajadores buscan hacer visibles por todos los medios su preocupación por la gestión de los teatros públicos. Para Agustina Muñoz, directora de la obra Reinos, una de las principales tareas de quienes dirigen los teatros debería ser la de “defender condiciones y honorarios dignos”. Sobre esto, Eiro concluye: “me parece que desde las esferas públicas están pensando de forma solitaria y errónea. A veces, no tienen conocimiento de lo que está viviendo el artista independiente”.