El santafesino Carlos Reutemann alcanzó aquel 29 de marzo de 1981 una de sus victorias emblemáticas en la Fórmula 1 cuando ganó el Gran Premio de Brasil, pero también generó un acto de desobediencia en la escudería Williams que le terminó pasando factura.
A 40 años de ese triunfo, la mayoría de los seguidores de la máxima categoría automovilística son conscientes de que ignorar ese cartel "Jones-Reut", en las últimas vueltas bajo la lluvia en Jacarepaguá, le costó al 'Lole' ser "menospreciado" a futuro por su propio equipo.
"Hubo una decisión estratégica del equipo que hace que yo pierda el campeonato", dijo tiempo después el argentino, de 78 años, en referencia a lo ocurrido en octubre de ese año, cuando no ingresó en los puestos puntuables en el Gran Premio de Las Vegas y le sirvió el campeonato al brasileño Nelson Piquet, por apenas un punto.
Precisamente, el piloto carioca, hoy con 68 años, había marcado la pole en el trazado de Río de Janeiro, con su Brabham BT49 C. El santafesino, con Williams, obtuvo el segundo lugar, mientras que la segunda fila se ordenó con el australiano Alan Jones, compañero de Reutemann en Williams y campeón mundial por esos años, además del italiano Riccardo Patrese (Arrows).
El domingo amaneció con lluvia y la carrera, pautada a 78 giros, se largó con agua. Piquet, confiado en que la lluvia cesara, arrancó con cubiertas lisas (slicks), mientras Reutemann lo superó y tomó la punta con determinación. "Lole", que durante esa temporada en la Fórmula 1 también ganaría el Gran Premio de Bélgica en Zolder, mantuvo una ventaja oscilante entre los 3 y 8 segundos sobre su compañero de equipo, el australiano Jones.
A falta de siete vueltas para el cierre, desde el box de Williams se mostró un cartel singular: 'Jones-Reut'. La decisión de equipo, entonces, estaba clara. Pero Reutemann ignoró la petición y se alejó de su escolta, alcanzando así su segunda victoria oficial en el mismo trazado (la primera había sido en 1978, al comando de una Ferrari). "No ví el cartel", manifestó Reutemann, apenas bajó del automóvil, según consignó revista El Gráfico, que contó con un enviado especial para la competencia.
Jones, enojado con la postura que había tomado su compañero, dejó su Williams en boxes, se cambió en el motorhome y no acudió al podio de festejos. Entonces, Reutemann, con gesto adusto y de preocupación, sólo tuvo la compañía del italiano Patrese, que había llegado en la tercera colocación en ese Gran premio brasileño.
Lo cierto es que la bronca entre los dos pilotos de Williams de esos años ya venía de la anterior competencia, en Long Beach, en el arranque de la temporada 1981. Mientras intentaba superar a un rezagado (Marc Surer, con Ensign), Reutemann se desconcentró en la maniobra, dejó un hueco y Jones aprovechó para rebasarlo. De este modo, el campeón mundial 1980 inició la edición siguiente con triunfo. "En el contrato estaba escrito que no nos podíamos pasar. Y (Alan) Jones lo hizo", se quejó amargamente el santafesino. Por eso, lo de Río de Janeiro pareció un auténtico "pase de facturas".
Reutemann jamás sintió arrepentimiento por lo sucedido esa tarde bajo la lluvia. "Cuando pienso en esa carrera recuerdo cuando era chico y debía hacer 10 kilómetros a caballo para ir a la escuela primera Número 572, de Manucho, en Santa Fe", evocó tiempo después, en un reportaje.
Miguel Angel Sebastián (por diario Clarín) y Raúl Barceló (por Radio Universidad de Córdoba) resultaron dos de los enviados por sus medios a esa competencia en Brasil. "Cuando llegué al box de Williams, encontré a Reutemann muy serio y sin ganas de hablar. Lo único que alcanzó a decir es que no había visto el cartel, por la escasa visibilidad por la lluvia. Pero su manager, Domingo Cutuli, estaba muy preocupado", contó Sebastián a la agencia Télam. "Por lo bajo, Cutuli aseguraba que había un contrato que establecía que si había una diferencia menor a seis segundos entre "Lole" y Jones, debía dejarlo pasar", añadió el periodista. "En el ambiente flotaba la consigna de que a Reutemann se le iba a hacer muy difícil pelear por el título, después de esa acción. El equipo no le iba a dar las mismas armas que a Jones", completó Sebastián.
Por su lado, Barceló le reveló a Télam que apenas culminó la carrera fue a buscar a Reutemann. "Salí de la cabina de transmisión que compartía con mi amigo Héctor Acosta (relator de ATC) y me fui para los boxes. Cuando llegamos con Héctor lo vimos a Carlos con cara de mucha preocupación. Era muy tenso el clima que se respiraba en el box de Williams y optamos por no preguntar nada", describió Barceló aquel momento en el circuito carioca.
"Ahí nos dimos cuenta de que "Lole" iba a sufrir las consecuencias. Antes de tomar el bolso y marcharse hacia el hotel, Reutemann apenas nos musitó que no había visto el cartel. Nada más. Y ni siquiera esbozó una sonrisa para los fotógrafos cuando se iba del circuito", finalizó Barceló, sobre aquella situación hace 40 años que pudo haber cambiado la historia de Reutemann en la Fórmula 1.