La postal de la María Guerrero, emblemática sala del Cervantes, convertida en una sala de filmación, será sin dudas uno de los acontecimientos que quedarán para la historia de las artes escénicas en general y para la del teatro nacional en particular, que este año celebra sus 100 años.
En ese marco fue que se filmaron las 21 obras cortas seleccionadas del concurso federal Nuestro Teatro impulsado por el teatro oficial. Y entre esas producciones, que quedarán como testimonio del teatro producido en tiempos de pandemia, figura La pasión según Teresa Von Hauptbanhof, que puede verse en el canal online del Cervantes (youtube.com/channel/UC4jy_ly_xzt9ga1Qp_TfUeQ/videos).
Escrita por Cristian Palacios, dirigida por Nayla Pose e interpretada por Leonor Manso, Paloma Contreras, Anabella Bacigalupo, Julián Cabrera, Ernesto Claudio y Carlos Defeo, la obra cuenta la historia de Teresa Von Hauptbanhof y su madre, la Baronesa Catalina de Aries, que aguardan en una cabaña en los Alpes la llegada del conde Rudolf Ferenczy a quien la joven ha sido prometida. Hasta allí, la vida de las mujeres transcurre ajustada a los mandatos de la época, pero el autor, que imaginó otro destino para ellas, introduce personajes provenientes de otros mundos y géneros para alterar ese curso.
“El teatro crea mundo, y esta obra también lo hace porque interpela los estatutos de las cosas. Muestra la realidad como una ficción alienada, y la ficción como otra verdad posible”, analiza la directora Nayla Pose, acerca de la original propuesta en la que se destaca su dimensión metateatral.
“El teatro tiene un discurso político, poético, metafísico y trascendental que escruta nuestra identidad en niveles muy profundos. Y estamos siendo testigos y artífices de cómo esta disciplina se está abriendo camino en el medio de un panorama desolador”, continúa la también actriz y docente, que dirige El Brío Teatro. “Este proyecto que diseñó el Cervantes de filmar obras a cuatro cámaras me parece muy interesante porque la tradición de registrar obras siempre fue con una cámara fija y a mí ese formato me genera rechazo. Además, en este contexto, este trabajo significó un intento de torcer la historia. Y como siempre ocurre con las modificaciones estéticas que se dan en el teatro, estas nunca son gratuitas ni caprichosas sino que tienen un correlato con el presente social y personal”.
Cuando Pose entró a filmar a la sala María Guerrero esa era la primera vez que pisaba un escenario luego de largos meses. “Fue un privilegio y fue muy emocionante”, comenta al respecto. Por su lado, Leonor Manso comparte esa sensación porque también ella extrañaba estar sobre las tablas. “Estaba por reestrenar Cae la noche tropical, con Ingrid Pelicori, en el Teatro San Martín, cuando se decretó la cuarentena”, recuerda la actriz que lleva más de 40 años de actividad teatral. “Fue una alegría muy grande volver a entrar al Cervantes, que es un teatro que amo”, asegura. “Con Nayla no había trabajado nunca, y fue un descubrimiento hermoso. El material no fue fácil, y ella le dio un sentido. Y cuando terminamos de grabar, salimos del teatro y nos fuimos a compartir una cerveza. Fue muy hermosa la experiencia, y a mí me hizo mucho bien, porque actuar me hacía falta y porque el escenario es mi lugar”, agrega acerca del proyecto en el que además tuvo la posibilidad de compartir escenario con su hija Paloma Contreras.
“Paloma es muy buena actriz. Ya habíamos compartido un proyecto de Teatro x la Identidad, pero nunca una obra en la que nuestros personajes se vincularan tanto como en este caso. Y esto fue una de las cosas maravillosas de este trabajo”.
La fusión del teatro con la técnica audiovisual fue el principal desafío para un sector que se desarrolla y nutre en el aquí y ahora de la presencialidad. “La filmación fue medio como un fantasma para todos los que grabamos las primeras obras”, confiesa la directora. “Los actores y actrices no estamos acostumbrados a hacer una sola función, como en este caso, y además nuestro oficio se desarrolla en diálogo con la presencia del público, sus silencios y sus risas. Y eso no estaba”.
Los ensayos y la grabación transcurrieron en el marco de estrictos protocolos sanitarios. Y aunque los actores podían estar sin barbijos en escena, debían mantener la distancia. Aunque en el caso de Contreras y Manso, ese requisito pudo flexibilizarse con una declaración jurada que certificaba su carácter de convivientes.
“Fue raro, pero uno se adapta a todo, y además la situación de trabajar en ese contexto se superó por el hecho de estar actuando. El día que grabamos fue un placer enorme. Nayla nos explicó dónde iban a estar las cámaras, pero nosotros nos olvidamos de eso. Hicimos lo que teníamos que hacer, como si hubiéramos tenido público en la platea”, cuenta Manso.
“Esto es lo que teníamos que hacer. Había que poner en funcionamiento los recursos que el Estado tiene para poder llevar alivio y trabajo al sector artístico que es uno de los más golpeados por esta pandemia. Y en estos meses el compromiso de las trabajadores y trabajadores del teatro fue conmovedor”, afirma Rubén D'Audia, director general del Cervantes acerca de la iniciativa Nuestro Teatro, que durante el verano ofreció parte de su programación en la Biblioteca Nacional.
“El uso de las tecnologías es bienvenido porque permite que las obras circulen a lo largo y ancho del país y en todo este tiempo mucha gente nos ha agradecido el hecho de haber podido ver desde sus casas incluso obras de temporadas anteriores”, agrega el funcionario que lleva más de un año al frente de la gestión del teatro nacional y ya piensa en la temporada 2021 que incluirá en su agenda los festejos del centenario.
“Estamos pensando en hacer distintos espectáculos, con alguna propuesta itinerante. Porque creemos que el Cervantes tiene que ser accesible para todas y todos los habitantes de este país. Nos interesa tener presencia territorial, que podamos salir de la hermosa sala María Guerrero y que aquellos y aquellas que no tienen la posibilidad de venir a la Ciudad de Buenos Aires a visitarnos puedan vivir la experiencia teatral del Cervantes que siempre abre horizontes y nuevas miradas”.