Francisco Cafiero es licenciado en relaciones internacionales y licenciado en geografía. Hoy es el secretario de Asuntos internacionales para la defensa del Ministerio de Defensa de la Nación que conduce Agustín Rossi. Desde allí se propone fortalecer mediante mecanismos bilaterales y multilaterales la cooperación de la política internacional de la defensa; profundizar y diversificar la diplomacia militar; promover una mayor presencia y participación en operaciones de mantenimiento de paz y ejercicios combinados; contribuir a la promoción de inversiones y a la inserción internacional de la producción, la ciencia, la tecnología para la defensa; e impulsar los vínculos regionales e internacionales de la defensa para la promoción de la paz y la cooperación en el Atlántico Sur y el Continente Antártico.
¿Cómo analiza el rol de las Fuerzas Armadas durante la pandemia?
Con la llegada de la emergencia sanitaria en todo el mundo vivimos tiempos extraordinarios, de dolor por las pérdidas, de evidencias de desigualdades e inequidades, de incertidumbre y angustia. Quienes tenemos responsabilidades políticas e institucionales enfrentamos un enorme desafío que aún continúa. El gobierno argentino priorizó la salud sin descuidar lo económico, y hoy con la llegada de las vacunas hay renovadas esperanzas. Desde que se declaró la pandemia y se dispuso el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, el presidente Alberto Fernández le pidió al ministro de Defensa, Agustín Rossi, que pusiera a disposición todas las capacidades de las Fuerzas Armadas para evitar la propagación del virus. Por ello el ministro diseñó y puso en marcha junto con el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas la operación “General Manuel Belgrano” que se constituyó en el despliegue de operaciones logísticas y militares más importante desde la guerra de Malvinas. Los trabajos de asistencia humanitaria y apoyo a la comunidad fueron notables: se organizaron catorce comandos de emergencias que abarcan la totalidad del país, lo que implicó, entre tantos trabajos, la realización de 38.377 tareas, la disponibilidad de los 80.000 hombres y mujeres de las Fuerzas, la distribución de 15.800.000 raciones de comida caliente y bolsones de alimentos, viajes de apoyo logístico sanitario, vuelos de repatriación para 2254 personas, la creación de un centro de aislamiento para casos leves de COVID-19 en el apostadero naval de la Ciudad de Buenos Aires, y el reforzamiento del sistema sanitario de las Fuerzas Armadas. Además, se puso en marcha la operación General Manuel Belgrano II destinada al apoyo logístico de la campaña de vacunación. Todos estos trabajos impactaron de manera muy positiva en la apreciación pública de las Fuerzas y, fundamentalmente, en su actitud solidaria y en la utilidad de sus capacidades.
Usted está a cargo de las relaciones internacionales del Ministerio de Defensa. ¿Con qué países Argentina tiene vínculos en este sector? ¿Se ha profundizado la cooperación internacional en la pandemia?
Por mi rol institucional y por mi formación académica quiero afirmar que la Argentina está plenamente conectada al mundo y defiende sus intereses nacionales. La política de defensa es complementaria a la política exterior del país. Trabajamos bajo la premisa que nos pidió el ministro de Defensa, Agustín Rossi, de profundizar y diversificar las relaciones internacionales de la defensa a fin de contribuir a la consolidación de una política de defensa autónoma, cooperativa y defensiva. En materia de agregadurías de defensa, la Argentina es un destino importante y cuenta con 38 países acreditados. A su vez contamos con representación de defensa en 35 países además de un agregado ante las Naciones Unidas. Tenemos un vínculo de cooperación sólida y estratégica con los países miembros del Mercosur, cumplimos con los compromisos asumidos de mecanismos bilaterales con China, Estados Unidos, la Federación Rusa y Portugal, y a los que se les suman Francia y Alemania. Reactivamos las tratativas que venían demoradas desde el gobierno de Cambiemos para la modernización de equipamiento con Israel, y sostuvimos los acuerdos de incorporación de patrulleras oceánicas con Francia. Iniciamos la reapertura de la agregaduría de defensa en la India, y en materia de operaciones de mantenimiento de paz, donde la Argentina participa desde 1958, mantuvimos la presencia del contingente de 268 efectivos en la misión de Chipre, y los observadores en República Centroafricana, Sáhara Occidental y Medio Oriente, y sumamos la presencia de observadores en las misiones de Colombia, India y Pakistán. En el marco de la Operación General Manuel Belgrano trabajamos en la repatriación de varados en Perú, Ecuador y Brasil. Si bien aún carecemos de mecanismos multilaterales en la región, desde donde poder plantear desafíos y retos comunes de la defensa, fortalecimos los vínculos bilaterales con Brasil, Uruguay y Paraguay mediante la conformación de grupos de trabajo por el COVID-19. También consolidamos la cooperación internacional con China, Estados Unidos y Francia, y gracias a su apoyo se pudo mejorar el equipamiento básico para el trabajo de asistencia humanitaria que llevan a cabo las Fuerzas Armadas.
¿Cómo evalúa la relación bilateral entre Argentina y
la República Popular China en los asuntos de la defensa?
Considero que la República Popular China es uno de los países más importantes del mundo y es un socio de enorme relevancia para nuestro país. Desde 2014, la Argentina y China firmaron un acuerdo que jerarquiza sus relaciones bilaterales al estatus de estratégica integral. En tanto a la política internacional de la defensa, ese nivel ha contribuido a afianzar las relaciones, haciéndolas hoy sólidas, cooperativas y maduras. Con respecto a los mecanismos bilaterales, en el 2008 se constituyó la Comisión Conjunta de Defensa Argentino- China, donde ya se realizaron cinco encuentros, el último fue en enero y de manera virtual por la pandemia. A su vez, nuestro país cuenta en China con un agregado de defensa y un agregado naval, y para este año proyectamos realizar 12 comisiones de distintos niveles de instrucción militar. Asimismo, el Ministerio de Defensa de China ha contribuido en el año 2016 con la donación de un hospital de apoyo, y este año, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, recibió, junto al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, la ministra de Salud, Carla Vizzotti y el embajador chino, Zou Xiaoli, un hospital móvil autopropulsado. Ambas incorporaciones fortalecen el sistema sanitario militar y su capacidad de asistencia. Esto es fundamental dado el contexto pandémico que atravesamos. Además, durante los meses más álgidos de la pandemia se recibió una donación de equipamiento hospitalario y de equipamiento de protección sanitaria que contribuyeron a reforzar la sanidad militar y a contar con más vestimentas aptas y seguras para los hombres y mujeres que trabajan con la asistencia humanitaria en el marco de la Operación General Manuel Belgrano por la pandemia del COVID-19. También creamos junto con la Universidad de la Defensa Nacional el Programa Estratégico Sino- Argentino (PESA), cuyo fin es promover la cooperación académica y mejorar los niveles de estudio y conocimiento sobre china en las carreras de grado.
¿Por qué piensa que China es un socio estratégico para la Argentina y si piensa que las relaciones bilaterales pueden profundizar mucho más?
Argentina y China tienen economías complementarias, a su vez compartimos una mirada similar sobre la importancia del multilateralismo, la no injerencia en los asuntos internos y el reconocimiento al reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas, de la misma manera que nosotros reconocemos la política de una sola China respecto a Taiwán. Actualmente se está cooperando eficientemente con la llegada de vacunas para la pandemia. En materia de defensa hay iniciativas para profundizar la relación bilateral, esto mismo lo hablamos en la comisión conjunto de defensa Argentino- Chino con el General Huang Xueping, subdirector de la Oficina de Cooperación Internacional Militar, en tanto a la posibilidad de realizar ejercicios combinados conjuntos, la cooperación en operaciones de mantenimiento de paz, donde la Argentina cuenta con una reconocida experiencia, mayores niveles de intercambio y formación y, tendiendo en cuenta a la iniciativa del Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF) que impulsó el ministro de Defensa, Agustín Rossi, el potencial tanto en la investigación y producción, como en el desarrollo de la industria y el equipamiento de la defensa
En el manejo de los distintos aspectos de la relación con China, la formación y preparación es un aspecto clave. ¿Cómo han trabajado este tema y qué proyectos tienen en mente?
Coincido en la importancia de la formación para vincularse con contrapartes chinas. China tiene una tradición histórica de destinar recursos, tiempo y personal para conocer y estudiar a sus socios, con el objetivo de mejorar la relación bilateral. Por ejemplo, ya cuentan con 94 carreras de grado de español o estudios hispánicos y 56 centros de estudios latinoamericanos, que han sido núcleos centrales en promover la profundización de los vínculos. Creo que es una cuestión estratégica y de soberanía que nosotros también generemos mayores conocimientos sobre las contrapartes con las cuales tenemos proyectos y objetivos comunes. Por ello, hemos promovido la creación del Programa Estratégico Sino – Argentino (PESA) en la Universidad de la Defensa Nacional y mejorar así la asimetría de estudios mutuos. El PESA está fundamentalmente orientado a mejorar las capacidades de vinculación con China, principalmente de las Fuerzas Armadas, el Estado Nacional, el personal civil vinculado con el desarrollo y la defensa nacional y los gobiernos provinciales y locales, fomentando la investigación, la formación y los intercambios. El mayor conocimiento y difusión del idioma chino mandarín en nuestro país es clave en ese proceso. Necesitamos más personas que se puedan comunicar en ese idioma y mejorar el entendimiento mutuo. Estamos trabajando para consolidar la primera carrera de grado sobre Estudios Estratégicos Chinos, que buscará generar graduados a nivel de licenciatura, con un alto nivel de idioma chino mandarín, y conocimiento profundo de la cultura, la economía, la historia, la política, entre otros aspectos, de China.