Desde Lima
Hace veinte años, bajo órdenes de la dictadura de Alberto Fujimori, protagonizaron un espectacular operativo militar que culminó con 71 rehenes liberados, catorce guerrilleros muertos y denuncias de ejecuciones extrajudiciales hasta ahora no aclaradas; hoy esos militares han sido declarados nada menos que “héroes de la democracia”. Tan rimbombante título se los ha dado el Congreso de mayoría fujimorista, en una decisión que contó con el respaldo de todas las otras fuerzas parlamentarias, con la única excepción del izquierdista Frente Amplio.
El presidente Pedro Pablo Kuczynski firmó ayer la ley que declara oficialmente como héroes a los militares del comando Chavín de Huántar que un 22 de abril de 1997 atacaron la residencia del embajador de Japón en Lima (foto), que cuatro meses antes había sido capturada por catorce guerrilleros del guevarista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), y liberaron a 71 de los 72 rehenes. Un rehén, dos militares y todos los guerrilleros murieron en el operativo militar.
Antes de firmar la ley que eleva a los militares que participaron en este operativo a los altares de la heroicidad formal, el presidente Kuczynski los condecoró en una ceremonia realizada en Palacio de Gobierno con toda la pompa y la solemnidad castrense. Rodeado de militares, Kuczynski no ahorró elogios a los comandos. Todos juntos, con el presidente al medio, terminaron lanzando arengas castrenses.
Las ceremonias celebratorias por el operativo militar que culminó con 17 muertos también incluyeron la puesta en escena de una recreación del asalto militar a la residencia del embajador de Japón en una réplica construida en la Escuela Militar. A ese evento asistió Keiko Fujimori, hija y heredera política del encarcelado ex dictador. Keiko, cuyo partido controla el Parlamento unicameral, desde el cual mantiene en permanente jaque al gobierno de Kuczynski, estuvo presente, invitada por el presidente, en representación del gobierno de su padre, durante el cual se llevó a cabo el operativo militar.
Kuczynski aprovechó la ocasión para buscar un acercamiento con el fujimorismo, que en estos ocho meses de su gobierno lo ha mantenido bajo constante fuego. Saludó especialmente la presencia de Keiko, elogió al gobierno de Fujimori –a quien se refirió muy respetuosamente como “don Alberto Fujimori”– por el operativo militar Chavín de Huántar y habló de “voltear la página”.
Desde su prisión VIP, en la cual cumple una condena a 25 años por crímenes de lesa humanidad y varios casos de corrupción, Fujimori, vía Twitter, elogió el llamado de Kuczynski para “voltear la página”, lo que sonó a un llamado a la impunidad. El ex dictador, y el fujimorismo en pleno, no han desperdiciado la ocasión para intentar reivindicarse a partir del reconocimiento a este operativo militar realizado bajo su gestión. Entre tantas celebraciones, condecoraciones, títulos honoríficos y elogios a los militares por el operativo Chavín de Huántar, no se habló de las denuncias de ejecuciones extrajudiciales que rodearon esa operación militar. El jefe del operativo Chavín de Huántar fue el general José Williams, denunciado por la matanza de 69 campesinos en 1985, crimen perpetrado por una patrulla militar que pertenecía a la compañía “Lince” que entonces él dirigía.
En la operación más audaz de la subversión armada, un comando del MRTA capturó la residencia del embajador de Japón en Lima, donde en diciembre de 1996 se celebraba una recepción diplomática, y tomó de rehenes a altas autoridades, diplomáticos y militares. Vino una larga negociación –el MRTA pedía la liberación de sus jefes en prisión– pero no hubo acuerdo. Cuando se cumplía el día 126 días del secuestro, los comandos atacaron la residencia japonesa. Los guerrilleros fueron sorprendidos mientras jugaban un picado de fulbito en el primer piso de la residencia –los rehenes habían sido llevados a la segunda planta– con una explosión que levantó el suelo bajo sus pies. Apenas tuvieron oportunidad para reaccionar. En 40 minutos todo había terminado. Al final del operativo, un triunfante Fujimori anunció, feliz, que todos los emerretistas habían muerto. Luego se conoció el testimonio de un diplomático japonés y dos policías peruanos que señalaron haber visto a un guerrillero, Eduardo Cruz, alias “Tito”, capturado vivo. Pero “Tito” apareció muerto. La Justicia ha determinado que el asesinato de “Tito” está probado. Actualmente el caso está en investigación en la fiscalía para determinar a los responsables del crimen. Los investigados ahora son héroes.
“Estoy seguro que la investigación fiscal por el asesinato de ‘Tito’ va a terminar en nada y que ese caso va a quedar en la impunidad. A pesar de estar probado ese asesinato, nadie quiere tocar a los comandos de Chavín de Huántar”, le señaló a Página 12 Carlos Rivera, abogado especialista en derechos humanos del Instituto de Defensa Legal. “No sé qué ha querido decir Kuczynski –agrega Rivera– con eso de voltear la página, pero históricamente ese tipo de afirmaciones se refieren a la impunidad en casos de violaciones a los derechos humanos. Parece que alguien le está calentando la oreja al presidente en ese sentido, y no me sorprendería que el gobierno vaya por ese camino. El reconocimiento a los comandos de Chavín de Huántar ha sido utilizado por el fujimorismo a su favor. Y Kuczynski le ha tendido un puente de plata al fujimorismo, tiene como uno de sus principales puntos de agenda la impunidad en los casos de violaciones a los derechos humanos, pero eso es algo en lo que no se puede admitir dar vuelta a la página”.