Desde París
Karim Cheurfi le ofreció a la extrema derecha de Marine Le Pen una última salva de argumentos para alimentar su retórica contra los musulmanes y al candidato de la derecha, François Fillon, un espacio ampliado para hacer circular falsas informaciones. El atentado perpetrado en los Campos Elíseos por este francés de 39 años que dejó un saldo de un policía muerto y otros dos gravemente heridos modificó la temperatura final de la campaña para las elecciones presidenciales cuya primera vuelta se celebra este domingo 23 de abril. Karim Cheurfi irrumpió con un fusil de asalto Kalashnikov en un lugar emblemático del turismo mundial, los Campos Elíseos, muy cerca del corazón político de la República, el palacio presidencial del Elíseo, y a la hora en que los 11 candidatos estaban participando en un último debate televisivo. Varios de los candidatos, Marine Le Pen, François Fillon y Emmanuel Macron anularon las presentaciones en público que estaban previstas para este viernes. Uno de los primeros en incurrir en mentiras fue el candidato de Los Republicanos. François Fillon repitió dos veces este viernes que “había habido otros ataques (terroristas) en París”. Falso. Sólo se produjo el del jueves por la noche. Marine Le Pen es, para los observadores, la que sacará más provecho de esta nueva tragedia terrorista. En todos los sondeos de opinión figura con un porcentaje de credibilidad del 31% en lo que concierne a lucha contra el terrorismo, muy por delante de Fillon, 14%, el del centro liberal de Emmanuel Macron, 14% igualmente. En plena emisión por el atentado, la candidata de la ultra derecha propuso un “rearme masivo” de las fuerzas del orden, la “prohibición y la disolución de los organismos ligados a los fundamentalistas islamistas” y la expulsión de “todos los extranjeros conectados con el fundamentalismo islámico”. Marine Le Pen continuó diciendo que la responsabilidad de estos actos terroristas radica en la “blandura” del gobierno.
Karim Cheurfi volvió a pasar bajo los radares de la policía. Tenía serios antecedentes penales pero, incluso durante el tiempo que pasó en la cárcel, no dio muestras de haberse “radicalizado”, según precisó el Fiscal de París, François Molins. Cheurfi había sido condenado en 2005 a 15 años de cárcel por un intento de homicidio de tres personas. Recobró la libertad en 2013 y un año más tarde volvió a la cárcel por robo. Al salir en 2013, llevó a cabo una vida más o menos normal, sin lazo alguno descubierto con los medios islamistas. Fuentes policiales contaron que el terrorista pasó bajo su vigilancia hacia finales del año pasado luego de que una persona de su entorno lo denunciara, según el relato del vespertino Le Monde, por sus presuntos intentos de “asesinar a policías para vengar a los musulmanes que habían muerto en Siria”. De allí en más se supo que, entre febrero y marzo de 2017, había estado buscando comprar armas y entrar en relación con combatientes del Estado Islámico. Karim Cheurfi fue arrestado hacia finales de febrero y liberado poco después ante la falta de pruebas para incriminarlo. La Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) que se encarga de vigilar a las más de 2000 personas asociadas de una u otra forma con el Estado Islámico o con otros medios radicales no consideró que el francés representara un peligro importante. El jueves 20 de abril, en pleno debate electoral, Cheurfi probó que sí lo era. Los policías encontraron junto a su cuerpo un manuscrito en el cual el terrorista proclamaba su obediencia al Estado Islámico. Sin embargo, no existe hasta hoy una prueba formal de que haya obedecido a una orden del EI y todo el desarrollo de los hechos ha suscitado dudas entre los investigadores. En primer lugar, a través de su servicio de comunicación Amaq, EI reivindicó el atentado muy poco tiempo después de que este se produjera, hecho que no coincide con su modo de proceder. En segundo, el comunicado del Estado Islámico identifica al autor del ataque en Los Campos Elíseos con un supuesto Abu Yusuf al Beljiki, lo que tampoco es cierto. En regla general, el EI tarda varias semanas e incluso meses en adjudicarse la responsabilidad de los atentados que comete. Los analistas condicen en pensar que puede tratarse de una nueva táctica perturbadora especialmente diseñada para irrumpir y trastornar las elecciones presidenciales y, con ello, favorecer la opción electoral más radical, en este caso la de Marine Le Pen. Con ello, los teóricos de la guerra santa promueven la idea según la cual cuanto más intolerante es el poder, más posibilidades hay de que los musulmanes que sufren por ello se levanten y se unan a las filas de la radicalidad.
El atentado logró desde ya el primer objetivo dentro de un final de campaña electoral tan dislocado como lo fue todo el proceso. Los candidatos tuvieron que volver a posicionarse frente al terrorismo según sus narrativas positivas, desde las más sanas hasta las más brumosas. El Estado ha movilizado hoy a más de 50. 000 efectivos de seguridad en toda Francia. El credo de Marine Le Pen es, de todas formas, imposible de llevar a la práctica. En un acto político Marine Le Pen aseguró, con respecto a los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París y a los de Niza el 14 de julio de 2016, que “esto conmigo no habría pasado”. Los lobos solitarios como Karim Cheurfi o el conductor del camión que atropelló a la multitud en Niza son, como se ha probado, indetectables.
Las últimas horas de campaña electoral sirvieron para tocar el corazón de ese 25 por ciento del electorado que aún está indeciso y donde, según las encuestadoras, está el misterio de la victoria entre los cuatro candidatos cuyos porcentajes no son lo suficientemente fuertes como para vaticinar quiénes serán los protagonistas del duelo final del próximo 07 de mayo. Los últimos sondeos repiten las previsiones que circulan hace varias semanas: el candidato del centro liberal Emmanuel Macron (En Marche !) y la candidata de la extrema derecha Marine Le Pen (Frente Nacional) serán quienes disputen la segunda vuelta. Dependiendo del sondeo, Macron cuenta con 24% de las intenciones de voto y Le Pen con el 22%. Le siguen, empatados con 19%, la derecha de François Fillon y Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. Las diferencias entre los cuatro son demasiado estrechas como para adelantar un ganador con certeza. Entre los cuatro, todo es posible. El más activo en el sprint final ha sido Jean-Luc Mélenchon. El representante de Francia Insumisa fue, en estas últimas semanas, el ingrediente sorpresa debido a su acelerado crecimiento en las intenciones de voto, hecho que le permitió ponerse a la altura de François Fillon. Mélenchon contó incluso con el respaldo de los miembros de la campaña electoral del candidato demócrata a las elecciones primarias de Estados Unidos, Bernie Sanders. En una columna exclusiva publicada por Le Monde, el equipo de campaña de Sanders llama a votar por Mélenchon. El candidato de Francia Insumisa también recibió el respaldo del presidente boliviano Evo Morales. Mélenchon diseñó el fin de su campaña con un encuentro triangular entre él, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y la jefa del Bloque de Izquierda de Portugal, Marisa Matias. François Fillon sumó a sus filas el apoyo del actor Alain Delon y Emmanuel Macron el del ex presidente norteamericano Barack Obama, quien lo llamó por teléfono. ¿Quién será el próximo presidente de Francia? La brújula de los sondeos no sirve está vez para adivinar con certeza los arcanos de la voluntad popular.