Un informe del gobierno británico causó estupor en el Reino Unido: la administración de Boris Johnson afirmó que, a nivel institucional, el país no es racista. Va más allá y estima que el Reino Unido debería ser tomado como un modelo entre otros países con mayoría de población blanca.
Se trata de un informe de 264 páginas realizado por la Comisión independiente sobre Disparidades Raciales y Étnicas, creada por el premier Johnson a raíz de las protestas de Black Lives Matters durante 2020, y la integran representantes de diferentes grupos étnicos.
Si bien el estudio reconoce que Gran Bretaña todavía no es un "país posracial", su éxito en la eliminación de la disparidad racial en la educación "debe considerarse como un modelo para otros otros países con poblaciones predominantemente blancas".
El mismo informe también hizo recomendaciones, incluida la implementación gradual de jornadas escolares extendidas, comenzando por las áreas desfavorecidas, para ayudar así a los alumnos a ponerse al día con el aprendizaje perdido durante la pandemia.
Entre las sugerencias difundidas hoy figura eliminar el acrónimo BAME, utilizado para nombrar a las personas afrodescendientes, los asiáticos y las minorías étnicas. Se argumenta que ya no se debe usar porque las diferencias entre grupos son tan importantes como lo que tienen en común.
Según Tony Sewell, presidente de la Comisión, no hay evidencia de "racismo institucional" en el Reino Unido, aunque sostuvo que sí existe un prejuicio "manifiesto". En declaraciones al programa Today Radio 4 de la BBC, Sewell dijo que, si bien había pruebas circunstanciales de racismo, negó que se tratara de algo estructural.
La propia historia británica contradice los buenos deseos del informe. El colonialismo inglés en África, por ejemplo, derivó en estados supremacistas, como Sudáfrica y Rhodesia, el actual Zimbabwe. Y personas nacidas en aquellos países colonizados por los ingleses, han sido consideradas ciudadanos de segunda, como en India y Pakistán.
"Nadie niega ni dice que el racismo no exista. Hemos encontrado pruebas circunstanciales de ello. Pero... ¿pruebas de racismo institucional real? No, eso no lo hemos encontrado", expresó Sewell.
A su juicio, el término "racismo institucional" se aplicaba "a veces erróneamente" como una "especie de frase comodín para las micro agresiones o los actos de abuso racial".
Sin embargo, activistas de diversas organizaciones se mostraron decepcionados y profundamente preocupados por la negación del racismo institucional en el Reino Unido.
Halima Begum, que dirige Runnymede Trust, un grupo de expertos independiente sobre igualdad racial, se manifestó "profundamente decepcionada". "Dígale eso a la joven madre negra que tiene cuatro veces más probabilidades de morir en el parto que a su joven vecina blanca, dígale eso al 60 por ciento de los médicos y enfermeras del NHS (el servicio público de salud) que murieron por coronavirus y eran negros y pertenecían a minorías étnicas. No puedes decirles eso, porque están muertos", declaró a la cadena de televisión Sky News.
En su opinión, el Reino Unido institucionalmente todavía es racista y consideró también que "es profundamente preocupante" que una comisión creada por el gobierno niegue el racismo.
En la misma sintonía se pronunció el diputado laborista David Lammy, quien calificó el informe del Gobierno como un "insulto" y acusó a Johnson de ignorar los deseos de los británicos que "se mueren por pasar página sobre el racismo".
“Boris Johnson acaba de cerrarles la puerta en la cara diciéndoles que son idealistas, que están perdiendo el tiempo. Ha decepcionado a toda una generación de jóvenes británicos blancos y negros ”, añadió el legislador.