En medio de la segunda ola de casos de covid, con un promedio de 20 mil casos diarios, la Justicia italiana investiga a las autoridades sanitarias de Sicilia por la falsificación de las cifras de casos positivos que se le informaban al gobierno central para decidir las restricciones a las que debia someterse la región. Por la investigación ya quedaron detenidos dos funcionarios y el empleado de la empresa informática a cargo de transmitir los datos, y renunció el consejero de Sanidad de la región, Ruggero Razza.
El puntapié del caso fue el descubrimiento de que en un laboratorio de la localidad de Alcamo había proporcionado datos falsificados sobre decenas de pruebas que eran positivas y que fueron comunicadas como negativas desde noviembre pasado, acumulando más de 40 reportes diarios falsos.
Con la prueba recolectada hasta el momento, el juez de instrucción del tribunal de Trapani dio por probado que se había puesto en marcha "un plan político perverso" en el que la información falsa también le era escondida al presidente de la región Nello Musumeci.
Las primeras órdenes de detención fueron para la directora general del Departamento de Actividades Sanitarias y Observatorio Epidemiológico, María Letizia di Liberti; el funcionario Salvatore Cusimano y un empleado de la empresa informática que gestiona los flujos de datos, Emilio Madonia. Mientras que el consejero de Sanidad de Sicilia renunció negando las acusaciones.
"Quiero recalcar que en Sicilia la epidemia ha sido siempre monitoreada con mucho cuidado (...) No necesitábamos esconder el contagio o reducir el impacto epidemiológico", aseguró Razza tras anunciar su dimisión y agregó: " Nos hemos anticipado a menudo las decisiones de Roma y hemos tomado medidas más estrictas".
Sin embargo, según las interceptaciones telefónicas de los investigadores, el consejero recomendó a una funcionaria regional "diluir" la cifra de fallecidos. Por eso, los detenidos están acusados de modificar los datos sobre el número de positivos y de test que se deben diariamente comunicar al Instituto Superior de Salud (ISS), alterando la base de la información sobre la que se debían adoptar las medidas para contener la propagación del virus.
En tanto, según informó la prensa italiana, Di Liberti -encargada de transmitir las cifras de la pandemia en Sicilia a las autoridades sanitarias de Roma- infló el número de pruebas realizadas y transmitió información falsa al Instituto ISS.
El objetivo de falsificar los datos era ocultar que las infecciones habrían crecido varias veces de forma preocupante, para mantener el índice por debajo de los niveles de guardia y evitar que Sicilia entrase en las zonas decretadas por el Ministerio de Sanidad con mayores restricciones.