Desde Roma
Por segunda vez en su pontificado y a causa de la pandemia, el papa Francisco se prepara a celebrar los ritos de la Semana Santa casi en soledad, con la compañía de algunos miembros de la Iglesia pero con muy pocos fieles. En este último año todas las actividades del Papa han quedado reducidas a encuentros restringidos con miembros de la Iglesia o algún embajador que presentó sus credenciales, como este lunes, cuando recibió al nuevo embajador de Cuba. Pero los encuentros del Pontífice con las multitudes de fieles que se reunían en la plaza de San Pedro ya sea para escuchar su oración y mensaje cada domingo, para asistir a las audiencias masivas que concede los miércoles o para participar de las celebraciones de la Semana Santa o de las Navidades, han quedado completamente suspendidas. Por eso la plaza, que es territorio vaticano, está cercada y sin acceso, cuando antes era un paseo obligado para todos los fieles cristianos que visitaban Roma.
Los tres meses del 2021 han sido particularmente difíciles para la Santa Sede, no sólo por la covid en sí misma, que desde el año pasado contagió a cerca de treinta personas que trabajan dentro del Vaticano, sino por las consecuencias que la pandemia ha tenido a otros niveles. Pero también por que en estos tres meses salieron a relucir otros candentes problemas.
El papa tomó algunas medidas que han dado que hablar, particularmente a los críticos de su pontificado, y que a otros les dio esperanza. Se trata entre otras cosas de las vacunaciones anticovid, que en el Vaticano empezaron en enero. Hace pocos días el Papa anunció que donará 1200 vacunas a los pobres que duermen por la calle, a menudo en zonas cercanas a San Pedro. Hace unos años, Francisco hizo construir a un lado de la plaza baños y duchas, e instaló un servicio sanitario y peluqueros y barberos para los pobres de la zona. Hace algunos meses creó además un centro donde los sin techo podían hacerse el hisopado gratuitamente. Ahora tendrán la vacuna.
Otro tema que generó discusión fue la reducción de los sueldos para todo el personal vaticano, religioso o no, que el Papa decidió la semana pasada. Y los cardenales fueron los más afectados. A ellos, que reciben 5000-5500 euros mensuales, decidió disminuirles el sueldo en un diez por ciento. Las reducciones de los demás salarios fueron mucho menores. Es que el Vaticano se encuentra en una inusual crisis económica a causa, entre otras cosas del cierre de los Museos Vaticanos desde hace un año. Los Museos y el turismo religioso constituyen en tiempos normales un ingreso de varios millones de euros para el presupuesto de la Santa Sede. Pero este año no existieron.
El último tema difícil para la Iglesia que se une al complicado contexto de este año, es el juicio que se está realizando dentro de la Santa Sede por abusos sexuales en el Preseminario San Pio X, una institución que dentro del Vaticano ayuda a los adolescentes que la frecuentan como escuela, a tratar de decidir si tienen o no vocación para ser sacerdotes. Impulsado por Francisco que siempre habló de “tolerancia cero” hacia los abusos sexuales de menores, este juicio sacó a relucir abusos y acusaciones tremendas. Hay dos sacerdotes acusados, uno que en la época de los hechos era seminarista y abusaba de los adolescentes, y el otro que dirigía el Preseminario y está acusado de encubrirlo. El juicio, realizado por el Tribunal de la Santa Sede que ya le tomó testimonio al principal abusado y a otros que estudiaban en el Preseminario, todavía está en curso. Cualquiera sea la decisión final, dejará una marca indeleble en la historia la Iglesia y del Vaticano.
Pese a todo, el Papa y sus colaboradores no han dejado de trabajar sobre otros asuntos, como el tema ecológico y su relación con las migraciones. Francisco ya había abordado este punto en su encíclica “Laudato si” de 2015. Pero un libro presentado el martes y titulado “Orientaciones pastorales sobre desplazados climáticos”, elaborado por la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, es mucho más detallado y presenta propuestas a favor de la ecología y de los migrantes que escapan de los desastres ambientales. “Cuando las personas se ven obligadas a migrar porque el ambiente en el que viven ya no es habitable, nos puede parecer la consecuencia de un proceso natural, algo inevitable. Sin embargo, el deterioro del clima es muy a menudo el resultado de decisiones equivocadas y de actividades destructivas, del egoísmo y de la negligencia, que ponen a la humanidad en conflicto con la creación, nuestra casa común”, escribió Francisco.
Y aclaró: “A diferencia de la pandemia que se abatió sobre nosotros repentinamente, sin previo aviso y casi en todas partes, y que nos afectó a todos a la vez, la crisis climática empezó a partir de la Revolución Industrial” y cada vez el número de personas desplazadas a causa de la crisis climática se hace más grande. “Quienes han sido expulsados de sus hogares por culpa de la crisis climática necesitan ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados”, subrayó el Papa. Según datos incluidos en el libro, en 2019 hubo más de 33 millones de nuevos desplazados en el mundo y de éstos, 8,5 millones se produjeron como consecuencia de conflictos y violencia y 24,9 millones a causa de desastres naturales. En el primer semestre de 2020, se registraron 14,6 millones de nuevos desplazamientos, 9,8 millones, como consecuencia de desastres naturales y 4,8 millones por conflictos y violencia.
Pese a las restricciones, el papa Francisco participará de todas las actividades programadas para la Semana Santa que comenzaron el pasado Domingo de Ramos con una misa realizada en la Basílica de San Pedro. Todas las celebraciones del Papa serán trasmitidas en vivo por la agencia vaticana Vatican News y la televisión italiana RAI, para que los fieles tengan acceso aunque a distancia. El Jueves por la mañana celebrará una misa en el Altar de la Cátedra, al fondo de la Basílica de San Pedro, y por la tarde asistirá a otra misa en el mismo lugar celebrada por el cardenal decano del Colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re. El viernes celebrará misa y luego asistirá al Via Crucis en el atrio de la basílica. El sábado está prevista sólo la Vigilia Pascual siempre en San Pedro, que esta vez se hará a las 19.30 y no en torno a la medianoche como antes, por el toque de queda de las diez de la noche en Roma y el Vaticano.
El domingo por la mañana, el Papa celebrará misa, siempre en la Basílica, y al mediodía impartirá su Bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) de Pascua, y leerá su mensaje. El mensaje de Pascua suele ser particularmente importante porque los pontífices hacen referencia a los más graves problemas del mundo. Este año la Semana Santa coincide con fechas que recuerdan la muerte de dos personajes importantes del siglo pasado: el papa y santo Juan Pablo II, que murió el 2 de abril de 2005 en Roma, y el líder antiracista Martin Luther King, asesinado en Memphis el 4 de abril de 1968. Dos personajes a los que es probable que Francisco aluda en sus mensajes.