El Gobierno consideró que la situación de pobreza es “muy crítica”, luego de que se conociera que el 42 por ciento de las personas viven bajo la línea de pobreza. Para el oficialismo, las causas de este empeoramiento de la situación social se deben a las consecuencias de la pandemia, así como también a la inflación, particularmente por la aceleración de la suba de los precios de los alimentos. Sin embargo, consideran que la situación sería peor de no haberse implementado políticas sociales, y de cara al futuro creen que la salida pasa por generar trabajo.

La pobreza aumentó en el segundo semestre del 2020 y alcanzó al 42 por ciento de la población, 6,5 puntos por encima del mismo período del 2019, cuando había sido del 35,5 por ciento. “Tenemos un 30 por ciento de pobreza estructural. Cuando la economía tiene dificultades como se ha dado en los 4 años anteriores, y como se está dando en el marco de la pandemia, tenemos estas cifras de pobreza”, explicó Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social.

Pero, además, la pobreza creció con respecto al primer semestre del 2020, cuando había alcanzado al 40,9 por ciento de las personas, pese a que en ese período estuvieron los meses de cuarentenas más estrictos, con caídas inéditas en la actividad económica, versus un fin de año con una cierta reactivación. “En los últimos meses hubo mayor actividad económica, más changas, mayor movimiento económico, más actividad de la construcción y textil, pero el problema es el precio de los alimentos”, aseguró Arroyo, la voz designada por el Gobierno para explicar los datos publicados por el Indec. “Hay una falta de referencia de los precios de una cuadra a la otra”, agregó, haciendo referencia a la fuerte dispersión de precios que hay en momentos de alta inflación.

Según los datos publicados este miércoles por la tarde, los ingresos de las familias subieron 8,5 por ciento en el segundo semestre del 2020 con respecto al primer semestre, contra un aumento del doble en la canasta de consumo: 16,5 por ciento la canasta básica total y 16,2 por ciento la canasta básica alimentaria. El ingreso total de una familia promedió los 29.567 pesos, contra una canasta básica total promedio de 50.854 pesos en el caso de los hogares en situación de pobreza. Situación similar ocurrió con los hogares indigentes. El promedio del ingreso familiar fue de 12.864 pesos, contra una canasta básica alimentaria de 21.572 pesos.

El investigador Leopoldo Tornarolli, del Cedlas de la Universidad de La Plata, explicó que el nivel de pobreza bajó si se lo compara con el semestre abril-septiembre, donde alcanzó el 43 por ciento, o el trimestre abril-junio, donde había llegado al 47 por ciento, debido a que fueron los períodos “cuando más fuerte fue la cuarentena y el retroceso económico”. Sin embargo, explicó que el agravamiento de la situación social en los últimos meses del año se debió a la confluencia entre el “deterioro económico por la pandemia/cuarentena, y la aceleración inflacionaria comenzada a fines de año”. “Esa aceleración más que compensó la reactivación laboral y refleja los efectos dañinos de la inflación en términos de pobreza”. Desde octubre y en adelante, la inflación nunca estuvo por debajo del 3 por ciento mensual.

Ayuda social y empleo

Desde el Gobierno aseguraron que la ayuda social ayudó a “contener” la pobreza. "Toda la red social de políticas que hemos encarado, más lo que hacen las iglesias, las organizaciones sociales y las escuelas, marcan que la situación, siendo muy crítica, es estable", declaró Arroyo. Como ejemplo, destacó lo ocurrido con la indigencia, que se mantuvo en 10,5 por ciento de las personas, tanto en el segundo semestre 2020 como en el primero. “Si no hubiera habido programas sociales, la indigencia hubiera pasado al 27,9 por ciento de las personas”, planteó el ministro. Como políticas, destacó la tarjeta alimentar, el IFE y la asistencia alimentaria directa a 11 millones de personas. Según el investigador de CEPA Hernán Letcher, sin el IFE, la pobreza habría superado el 45 por ciento.

De cara al futuro, Arroyo aseguró que “la salida es el trabajo”. Así, mencionó que el año pasado la “tarea fue la emergencia alimentaria”, mientras que este año el desafío pasará por “transformar planes sociales en trabajo”. "Acá la salida de la pobreza tiene que ver con ampliar la torta productiva, con fomentar la inversión privada y el crecimiento económico”, agregó el ministro. Tres objetivos concretos para este año de su cartera son crear 300 mil puestos de trabajo, urbanizar 400 barrios y construir 800 jardines. De todos modos, admitió: “La perspectiva tiene que ver con cómo evoluciona la situación sanitaria”.

La construcción de jardines, explicó Arroyo, tiene que ver con cómo afrontar el rango etario más afectado por la pobreza: los chicos de 0 a 14 años, donde la cifra trepó al 57,7 por ciento. "El primer mecanismo para empezar a reducir la pobreza en los más chicos es que todos vayan al jardín", aseguró Arroyo.