El patentamiento de vehículos sumó en marzo 36.591 unidades, un 105,3 por ciento más que en el mismo período de 2020, cuando se puso en marcha la cuarentena que implicó el cierre de concesionarias, entre otras actividades, informó la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara).
La entidad, que agrupa a las concesionarias oficiales, precisó que las ventas de marzo marcaron también un incremento de 20 por ciento frente a febrero.
Acara resaltó que en los tres primeros meses del año se patentaron 116.800 unidades, un 29,1 por ciento más que en el mismo período de 2020, en el que se habían registrado 90.471 operaciones.
El presidente de Acara, Ricardo Salomé, dijo que el sector está en "un buen momento en el que las fábricas están incrementando los envíos de unidades, y las concesionarias agilizando la gestión de logística y distribución en todo el país de formularios y chapas, algo clave durante la pandemia, y el gremio favoreciendo a la paz social".
"La buena noticia es que se observa un notorio avance de la venta de unidades nacionales que aumentaron su participación en relación con los vehículos importados hasta llegar en la actualidad a un 46 por ciento del total de vehículos patentados, luego de un 2020 en el que apenas llegaban al 30 por ciento del total", resaltó el directivo.
En ese sentido, se destaca que los tres modelos más vendidos en marzo son de producción nacional: se trata del sedán Fiat Cronos con 3.193 unidades, seguido por las pick ups también de producción local Toyota Hilux ( 2.278) y Volkswagen Amarok (1.650).
Salomé también destacó que "la estabilidad cambiaria lograda y una visión de mayor confianza en la economía han sido determinantes para que mucha gente, que quizás el año pasado por el clima de incertidumbre y pandemia postergaba su compra, ahora toma la decisión de adquirir vehículos, motos y otros bienes durables".
A pesar del mejor desempeño de ventas, las concesionarias señalaron que la restricción para que las ventas internas tengan una mejor performance "está más relacionada con la oferta que con la demanda".
Esa restricción, que parte de "la imposibilidad de dejar librado al mercado el uso de dólares, y que deriva en una restricción de la demanda a personas y empresas y en una muy celosa liberación de permisos de importación (SIMI), tiene un impacto directo no solo en el abastecimiento de unidades importadas, sino también en la producción local".