El jurado popular que debía dar un veredicto sobre la responsabilidad del sargento Mauricio Gómez por la muerte del joven Iván Pérez, no logró llegar a una conclusión unánime y el proceso quedó “estancado”. Esta definición determina que la causa abierta en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú debe ser analizada ahora en un nuevo juicio, por un jurado popular de doce personas, con las mismas pruebas y con los mismos testigos.
El jurado popular deliberó a puertas cerradas durante tres horas, sin llegar a un fallo unánime, como establece la ley en este tipo de juicios. Antes escuchó los argumentos de la fiscalía y la querella, que pedían la condena de Gómez por “homicidio calificado”, que contempla la pena de prisión o reclusión perpetua, y la postura de la defensa, que pidió que se declare “inocente” al policía porque lo ocurrido fue “un hecho involuntario”. La autopsia determinó que Pérez, de 24 años, murió de un disparo por la espalda, hecho por Gómez.
La bala le dio en la cabeza, cuando el joven estaba de espaldas y desarmado. Lo perseguían como presunto autor de un robo menor. Luego de los alegatos de las partes, la jueza a cargo del proceso, Cristina Vivan, hizo una larguísima intervención de una hora y seis minutos, para instruir a los jurados populares sobre cómo debían analizar los testimonios y pruebas escuchados durante las audiencias. La etapa final del juicio fue presenciada por Mariano Przybylski, director de Políticas Contra la Violencia Institucional de la Secretaría de DDHH de la Naciòn.
El fiscal Lisandro Beherán, dijo en su alegato que “no es posible que en un Estado democrático”, un funcionario policial “mate por la espalda, desde una distancia aproximada de 90 metros, a un ciudadano al que perseguía y que no tenía arma alguna que representara un peligro para la autoridad policial”.
El fiscal cuestionó lo dicho en el juicio, por dos peritos aportados por la defensa, que señalaron la posibilidad de que el impacto en la cabeza recibido por la víctima, haya sido el resultado “de un rebote de la bala” que le provocó la muerte. Recalcó que los expertos expusieron su hipótesis como “una certeza absoluta, una verdad revelada, en razón de que el cuerpo se encontraba en (un estado de) espasmo cadavérico”. Esto significa que estaba “rígido, ni bien se produce el ingreso” del proyectil que le provocó la muerte en forma instantánea.
La afirmación fue hecha, en el juicio, por el perito en criminalística Chapetti, quien suele ser parte de la defensa de médicos entrerrianos acusados de mala praxis. El fiscal recalcó que en esos procesos, Chapetti suele decir que “la práctica médica no es una ciencia exacta”, para defender a los acusados de mala praxis, mientras que ahora, en este juicio, aseguro que “la criminalística es una ciencia exacta, cuando no lo es”.
El fiscal insistió en recalcar, ante los jurados populares, que Chapetti “suele decir, hasta 50 veces en un juicio, que la ciencia médica no es exacta, para defender a los médicos, afirmando que a veces la gente se muere porque se tiene que morir”.
Beherán, citando lo dicho en el juicio por el perito oficial, miembro de Gendarmería Nacional, ratificó su postura de que lo ocurrido fue que a Iván Pérez “lo fusilaron” y que no hubo rebote. El proyectil, que está probado que partió del arma reglamentaria del sargento Gómez, tuvo orificio de entrada y salida, al punto que el plomo tuvo que ser rastreado y hallado en el descampado donde sucedió el hecho. Si hubiera existido un rebote, lo que suele ocurrir en esos casos es que la velocidad del proyectil se desacelera y en consecuencia, lo más probable es que quede alojado en el cuerpo, y en este caso, en la cabeza de la víctima, sin producir un orificio de salida.
“La hipótesis del rebote es solo un argumento de la defensa y no del perito oficial, que, aclaro, no es el perito de la fiscalía sino el perito del Poder Judicial”. Por lo expuesto, ratificó su postura en favor del delito que se le imputó a Gómez para llegar al juicio oral: “Homicidio calificado, agravado por su condición de funcionario policial”, dado que “no cumplió con lo que dice el reglamento policial sobre lo que puede y lo que no puede hacer” un policía en cumplimiento de su función.
En líneas generales, el abogado de la familia, Pablo Di Lollo, además de coincidir con la calificación del hecho y el pedido de condena, hizo hincapié en “la contundencia de las declaraciones formuladas, sobre todo, por dos de los testigos presenciales”, uno de ellos un chico de 17 años que al día siguiente de prestar testimonio, fue detenido unas horas por efectivos de la comisaría octava de Gualeguaychú, la misma a la que pertenecía el sargento Gómez.
Al joven testigo trataron de involucrarlo en una “causa trucha”, que fue desestimada por la Fiscalía que intervino en ese hecho y que lo eximió de toda sospecha. Di Lollo sostuvo que lo ocurrido “no fue un homicidio simple y mucho menos un homicidio culposo, porque fue un homicidio claramente intencional”.
El abogado defensor, Alfredo Vitale, cuestionó, por el contrario, el peritaje realizado por el experto de la Gendarmería, de apellido Galarza, por entender que tenía “poca experiencia” dado que “dijo que había recibido su título universitario hace dos años y lleva muy poco tiempo realizando estas funciones”.
Después, sin explicar las razones de semejante comparación, instó a que no se cometa “un error” como la condena que se le aplicó a Carlos Carrascosa, por el asesinato de su esposa, María Marta García Belsunce. Cargó contra el fiscal de esa causa, Diego Molina Pico, de quien dijo que llevó esa causa “con mucha vehemencia y soberbia”, lo que llevó a prisión, según el defensor, a Carrascosa, hasta que fue dejado en libertad por orden de la Corte Suprema de Justicia.
Vitale sostuvo que el sargento Gómez “es inocente porque no tuvo la intención de matar, el disparo fue involuntario porque hubo un rebote”. Señaló después que el policía está preso “desde hace un año y medio, sin asistencia psicológica, porque a él lo afectó haber matado a una persona, porque no es un psicópata, los psicópatas no sienten arrepentimiento”. Consideró que lo ocurrido fue “una fatalidad que todos lamentamos porque Iván Pérez ya no está, pero no se puede condenar a Gómez y mucho menos con la pena máxima”. Y le pidió a los jurados que declaren que “el sargento Gómez es inocente”.