El Fondo Monetario Internacional no cree que la pauta de inflación impuesta por el Gobierno se vaya a cumplir pero respalda la política oficial de altas tasas de interés y apreciación cambiaria. “El firme compromiso del Banco Central para que la inflación descienda hacia la meta fijada para el final del año restablecerá el crecimiento positivo del salario real”, expresó ayer el Director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner. Incluso si la inflación supera en 5 puntos la prevista por el BCRA, el funcionario del organismo confía que esa fórmula permitirá reactivar el consumo privado. La mejora del 2,2 por ciento en el PIB estimada desde Washington para este año, inferior al 3,5 por ciento que presupuestan las autoridades argentinas, contará con otros dos factores: “un gasto de capital público más fuerte y una reactivación de las exportaciones”. A pesar de algunos señalamientos del titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne, a las proyecciones de precios del organismo (ver aparte), el relanzado vínculo bilateral está intacto. Pero la sintonía va todavía más allá. El Fondo hizo propio el relato sobre la “pesada herencia”. 

“La reversión gradual de los desequilibrios macroeconómicos heredados del Gobierno anterior se sienten las bases para un crecimiento más fuerte y duradero a mediano plazo”, consideró ayer Werner en Diálogo a Fondo, el blog del FMI sobre América Latina. No es el primer directivo del organismo en apropiarse el discurso sobre la “pesada herencia” al que recurren los voceros económicos de Cambiemos desde la campaña presidencial de 2015. “El país está en el camino adecuado y la estrategia general es la correcta. La relación del FMI con la Argentina está normalizada. Entendemos la herencia económica recibida y fue exitosa la manera que adoptó el Gobierno para evitar el desastre”, sostuvo dos semanas atrás David Lipton, el norteamericano que ocupa el segundo cargo en el organigrama de la entidad.

“En América del Sur, el crecimiento tocó fondo en 2016. Factores internos, agravados por un fuerte shock en los términos de intercambio, hicieron mella en el desempeño económico de la región y dieron lugar a marcadas recesiones en algunas de las principales economías”, explicó Werner que ayer ofreció una conferencia de prensa para referirse a la región. “Los vientos en contra están menguando paulatinamente,  allanando la ruta hacia un crecimiento del PIB real de la región de  aproximadamente un 1 por ciento en 2017”, consideró el funcionario.

El FMI no se caracteriza por su creatividad a la hora de recomendar políticas. Cualquiera sea el escenario –evitar una crisis, reactivar la economía o salir de una depresión– la receta siempre repite un ingrediente: ajuste fiscal. Esta vez ni siquiera recurrió a eufemismos: “Dado el carácter estructural en la disminución de los precios de las materias primas y la moderación del producto potencial, los países deberían persistir en el ajuste fiscal”. La magnitud y el ritmo del ajuste “variarán según el país, en función de la dinámica de la deuda, los riesgos fiscales, las perspectivas macroeconómicas y las condiciones del mercado” pero la recomendación es para todos los países latinoamericanos. Antes de terminar el FMI se ataja y advierte que “los planes de ajuste deben estar concebidos cuidadosamente a fin de priorizar el gasto en capital físico y humano, el cual es sumamente necesario para la región”.  

“En Brasil, tras una contracción acumulada del producto de aproximadamente 8 por ciento en los últimos tres años, se prevé que el crecimiento retorne en 2017”, indicó. El caso de Brasil donde el gobierno de Michel Temer institucionalizó el ajuste fiscal por ley –una enmienda constitucional exige mantener constante en términos reales el gasto federal no destinado al pago de intereses–, el FMI considera que “resulta imperativo emprender una reforma de gran alcance de la seguridad social”. Ni las declaraciones de los funcionarios ni los documentos oficiales extendieron esa recomendación a la Argentina pero la reforma de las jubilaciones forma parte de la agenda del Fondo para el país. Aprovechando que el Gobierno habilitó por ley una reforma del sistema previsional, el su primer informe del Artículo IV desde 2016 el organismo propuso, entre otras cosas, modificar la fórmula de actualizaciones de los haberes y elevar la edad jubilatoria de las mujeres hasta los 65 años.