El conglomerado urbano de Salta, que comprende la capital y alrededores, a contramano del incremento general que hubo en el país, tuvo una baja en los índices de pobreza e indigencia, que alcanzan ahora un 41,7%, por lo que se ubica solo unas décimas por debajo del promedio nacional del 42%. Idéntica situación se da con la indigencia, ya que el número salteño llegó a 10,3 por ciento, mientras que el promedio en Argentina es de 10,5.
Este es el resultado de la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos, que en el caso de Salta mide 181.055 hogares, que representan 638.285 personas. No se incluyen en la medición los departamentos del norte provincial que se encuentran bajo una situación de emergencia sociosanitaria.
Una particularidad que presenta Salta es que no tuvo vaivenes como consecuencia de la pandemia, sino que hasta hubo una lógica contraria, ya que el pico de pobreza lo alcanzó en el segundo semestre de 2019 con 45,5, el último período antes de la llegada del coronavirus, y esa cifra se repite en primer semestre de 2020.
Analizando la estadística, resultó más perjudicial para la provincia el período de gobierno nacional de Cambiemos, ya que en el segundo semestre de 2017 registraba una pobreza del 24,8%, que a partir de ahí iría siempre en alza hasta casi se duplicarse al final del gobierno de Mauricio Macri alcanzando el 45,5 ya mencionado. Ésta, por lo tanto, es la primera reducción en tres años.
Al momento de analizar la baja de registrada al final de 2020, aún con una economía con restricciones y la suba del índice de pobreza en gran parte del país, es probable que hayan tenido incidencia la cantidad de planes sociales que se distribuyeron a la ciudadanía salteña, especialmente el IFE aplicado desde abril y que llegó a casi 400 mil personas, un 25 por ciento del total de habitantes de Salta.
Son actualmente 265.982 los pobres en el área metropolitana salteña, 22.766 menos que en la primera mitad del año pasado, cuando el total ascendía a 248.748. Con baja y todo, sigue siendo una cifra elevada, que se agrava con los 66.012 indigentes. Aquí también se da el atenuante de una disminución con respecto a los 72.056, del semestre anterior, arrojando un resultado de 6.044 menos.
Los hogares debajo de la línea de la pobreza llegan a 56.464 (31,2%), mientras que en la indigencia son 14.098 (7,8%).
En comparación con las otras provincias de la región, Salta hasta esta medición ostentaba el triste privilegio de tener el porcentaje más alto del NOA, pero ahora tiene el segundo mayor índice, solo superado por Tucumán, que registra un 43,5%. La Rioja es la que menos mide en la región al tener un 35,3.
A nivel nacional, el año de pandemia se hizo sentir fuerte ya que en todo el 2020 creció la pobreza 6,5%, hasta llegar al 42% actual. Menos pronunciada fue la curva de la indigencia, que pasó del 8 en 2019 al 10,5 actual.
El INDEC aclara que “la incidencia de la pobreza y la indigencia resulta de la capacidad de los hogares de acceder a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT) mediante sus ingresos monetarios”.
Sobre esa base indica que las canastas regionales promedio aumentaron 16,5% (CBA) y 16,2% (CBT), mientras que la suma de ingreso total familiar aumentó solo un 8,5% con respecto al semestre anterior, lo que explica el aumento de la tasa de pobreza del conjunto de la población en el promedio del semestre.
Otro dato que refleja la grave situación en la que se encuentra el país es que más de la mitad (57,7%) de las personas de 0 a 14 años son pobres. El mayor crecimiento con relación al semestre anterior se observó en este grupo con un aumento de 1,4.
Prácticamente todos los conglomerados medidos tienen índices por encima del 30% a excepción de Bahía Blanca que registra un 24%, y la Ciudad de Buenos Aires con 16,5%.
La contracara de estos dos distritos son Resistencia y el Gran Buenos Aires que tienen más de la mitad de las personas en la pobreza con 53,6 y 51 respectivamente.