Si se busca “historia” en el diccionario, su significado es el de un conjunto de acontecimientos y hechos vividos por una persona, un grupo o una comunidad social. Pero muchos momentos son excluidos; así como personas y grupos son silenciados. Es en esos espacios negados donde se tejen otras historias, de lucha y de irrupciones en esa historia grande, hegemónica. Claudia Vásquez Haro es una de esas historias que lograron abrirse camino: es la primera travesti trans en obtener un doctorado en la universidad pública, y ahora también es la primera en integrar una lista del PJ bonaerense. Pero se aleja de la lectura meritócrata. “Lo que me ocurre no lo leo solo en términos personales, sino colectivos”, sostuvo en diálogo con Página|12.
El llamado llegó a través de la intendenta de Quilmes --y cabeza de la rama femenina de la lista que lidera Máximo Krinchner para la conducción del Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires--, Mayra Mendoza, a quien conoció durante la inundación de la ciudad de La Plata, en el 2013. “Me dice que estaban discutiendo las listas en el PJ y que les gustaría que conformara parte de la lista en representación de la paridad y del cupo trans”, cuenta Vásquez Haro sobre un momento histórico para todo el colectivo travesti trans. “Vengo reclamando al feminismo y a las compañeras del campo nacional y popular que nos abran lugares, que nos convoquen. Se ve que llegó, me hicieron la propuesta y acepté, por supuesto. ¿Cómo no voy a acompañar al hijo de un presidente y una presidenta cuyas políticas acompañaron a millones de personas?”. Es así que hoy forma parte de la primera lista transfeminista y con paridad de género y diversidad incluida.
Claudia llegó a la Argentina en el 2000 desde Perú, junto con una de sus cinco hermanas. En ese entonces, en La Plata nadie hablaba de travestis y trans; y los códigos de falta y los edictos policiales todavía eran una realidad del día a día. “Viví en carne propia la violación a los derechos humanos en mi doble condición como travesti trans y migrante”, cuenta Vásquez Haro, y recuerda una vez en que fue humillada y detenida por más de 24 hs por la policía: “Fueron hechos que me marcaron la vida”. Pero ella sabía que en Perú no podría asumir del todo esa identidad que desde los cinco años no correspondía al sexo que le habían impuesto al nacer; que allí nunca podría “hacer el cambio al cien por ciento, porque es un país muy machista”. Y hoy, con 47 años --y una expectativa de vida de 35 años para una persona travesti trans--, se considera una sobreviviente.
Travesti trans. Así se identifica, no por capricho, sino porque lo que no se nombra, no existe. “Cuando nos nombramos mujeres trans estamos invisibilizando la historia de nuestro movimiento, porque las primeras que pelearon por nuestra visibilización fueron las travestis”, explica. Como consecuencia de la colonización del patriarcado y la heteronorma, la palabra “travesti” fue y es algo negativo. Y eso también es una forma de sometimiento. “Resignificar por un lado es un desafío, pero también es reconocer nuestros orígenes y reconocer a las primeras compañeras que dieron la lucha”, sostiene Vásquez Haro. Es el ejemplo más claro: “Yo devine trans, pero comencé travesti”.
Cuando asume Néstor Kirchner y envía al Congreso el Plan Patria Grande de regularización migratoria, “hay un cambio de paradigma de pensar la migración como un delito por la ley de la dictadura a pensarla como un derecho humano”. “Con todas las leyes que abrazó el kirchnerismo --la ley de migraciones, la ley de identidad de género, la ley de cupo laboral trans--, no puedo dejar de sentirme identificada: es la expresión política de la diversidad en Argentina”, sostiene Vásquez Haro. Se reconoce como “una síntesis del kirchnerismo” pero, nuevamente, considera que su historia es colectiva: “Néstor y Cristina nos transformaron la vida a millones de personas con las políticas públicas pensadas para la educación, la ciencia y la tecnología”.
Gracias a estas políticas, tal y como dice Claudia, en el 2005 ingresa a la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) para realizar la Licenciatura en Comunicación, donde “sentía que me estaba esperando todo este discurso de igualdad e inclusión”. Allí empieza un camino de militancia académica, que en el presente la encuentra como docente y adjunta de la cátedra de Comunicación y Derechos Humanos en la UNLP, como la primera travesti trans en doctorarse en una universidad pública y con experiencias increíbles como haber representado al país con el primer informe sobre violación de derechos humanos de travestis y trans en Argentina en el marco de la Evaluación del Cumplimiento de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW).
También es la presidenta de la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina (CFTTA), que está presente en 18 provincias del país, y promotora de la Escuela de Formación Política Trans Y Travesti “Lohana Berkins” en el Instituto Patria. “Las travestis hacemos política desde el momento en que nos ponemos los tacos y expresamos nuestra identidad públicamente. Y si bien lo personal es político, también hay que entrar a los espacios para transformarlos”, explica Vásquez Haro. “Es un camino que tiene que ver con cómo ir ocupando esos lugares que son profundamente políticos y pedagógicos, y cómo se transmite eso a las compañeras para la construcción de un movimiento”, agrega.
Pero su militancia es primera y fuertemente territorial. Es así que es también la presidenta de Otrans, participó de la primera mesa travesti junto con Lohana Berkins y Diana Sacayán, y se acostumbró a transformar los espacios en los que ingresaba, interpelando no solo palabras y pensamientos, sino también cuerpos. “Hay mucha enseñanza del colectivo travesti trans para la política y para el poder político”, sostiene, y explica que por esa razón presentará un proyecto de ley de cupo laboral trans en espacios de representación política. En ese contexto, su llegada al PJ es “un reconocimiento a nuestra historia, a nuestra lucha y a nuestros saberes en términos de hacer política”. Aunque no se queda allí.
“Me llena de orgullo, pero el desafío está en que las travesti trans tenemos que participar en los partidos políticos que son esos espacios donde está arraigado el patriarcado y la heteronorma”, señala. “La idea no es que yo sea la excepción, sino que sean varias las compañeras que ocupen lugares para tener representatividad y estar en lugares de tomas de decisión”, continúa: “No solo hablamos de género y diversidad sexual sino que tenemos que discutir otros temas y otras agendas porque nuestra ciudadanía es transversal, nuestra identidad de género es constitutiva de nuestra ciudadanía”. Y Claudia Vásquez Haro no duda: “Estamos formadas y estamos preparadas”.
Informe: Sofía Moure.