Los temas son bien diferentes: de la postergación de las PASO por razones sanitarias a la difícil negociación de la deuda que contrajo Mauricio Macri con el FMI. Pero en Juntos por el Cambio dividen aguas y tienen un eje en común: si abrirán o no una instancia de diálogo con el oficialismo. Para ser un espacio que ha declamado el diálogo y el consenso como principal virtud, la discusión viene siendo bastante dura. Bastó que se iniciara una conversación en Casa Rosada con dos referentes del partido para que se generara un escándalo la semana pasada en torno a la posibilidad de negociar con el oficialismo para postergar las PASO. Con la negociación con el FMI pasa algo similar: hay una intención en el oficialismo de convocar a dirigentes de Juntos por el Cambio para hacer una propuesta conjunta al FMI. Pero la filtración de que se iniciaron conversaciones con Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal llevó a que el ala dura del PRO volviera a bloquear la posibilidad de una negociación.
La tensión llegó al punto de que Larreta les aclaró a los otros integrantes de Juntos por el Cambio que en su encuentro con el presidente Alberto Fernández solo pensaba hablar de cuestiones relacionadas con la pandemia. Para otros temas (PASO, FMI, etc), el jefe de Gobierno se comprometió a derivar el diálogo a las autoridades partidarias. Es una forma de bajar la tensión con los sectores que, por un lado, son más ultraopositores y, por otro, sienten que los están dejando afuera de las tratativas.
La semana pasada, el escándalo comenzó luego de un encuentro en Casa Rosada al que asistieron el jefe de bloque, Cristian Ritondo y el intendente de Vicente López, Jorge Macri, desde el oficialismo les comentaran que querían buscar un diálogo en el Congreso para modificar la fecha de las PASO, habida cuenta los números de contagios que parecen ser solo el principio de la segunda ola. Fue una conversación informal en un encuentro en el que estaban el ministro de Interior, Eduardo "Wado" De Pedro, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el jefe de bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner.
Es decir: no se trataba de un acuerdo, sino del comienzo de un diálogo. Pero todos los socios de Juntos por el Cambio reaccionaron de forma furibunda: desde la UCR y la Coalición Cívica salieron a decir que no existía ningún tipo de acuerdo. Patricia Bullrich hizo lo propio y exigió un comunicado del PRO que hablaba de "mala fe" por parte del oficialismo. Tanto Ritondo como Jorge Macri sufrieron reproches internos: los acusaron de haber caído en una "operación". Ambos tuvieron que salir a negar una acuerdo que no existía y que no había sido anunciado.
Finalmente, se resolvió que el martes que viene habrá un encuentro de la cúpula de Juntos por el Cambio para fijar una posición común con respecto a la fecha de las PASO. El encuentro será presencial y no por Zoom, como los últimos. Bullrich, que logró el comunicado de desmentida, parece encaminarse que no se le conceda nada al oficialismo y que las PASO se mantengan en pleno invierno, el 8 de agosto. Macri guarda silencio. Larreta y Vidal eran partidarios de discutir algo que les resultaba razonable, lo mismo que Ritondo, pero habrá que ver si lograr consensuar esa posición. En los encuentros de Juntos por el Cambio, la mayor parte de las veces se imponen los halcones.
Con la idea de sumar a la oposición a la negociación con el FMI ocurre algo parecido. "Tanto Larreta como Vidal pueden estar dispuestos a negociar, pero si se los expone por los medios -como se hizo con las filtraciones de la semana pasada- terminan teniendo que dar explicaciones ante la tropa y después Patricia hace de las suyas", detallaban en el PRO.
El escenario en torno al FMI es similar en varios puntos. No había un acuerdo, sino apenas un comienzo de exploración con el sector Larreta-Vidal. Según informó el periodista Ivan Schargrodsky en Cenital, los diálogos comenzaron en conversaciones de De Pedro de Máximo Kirchner con Enrique "Coti" Nosiglia y Emiliano Yacobitti. Y siguieron con emisarios a Larreta y Vidal. La idea, de la que participaría Máximo Kirchner, sería que ellos dos y Martín Lousteau -a quienes en el Frente de Todos consideran los "presidenciables" del espacio- apoyen una propuesta al FMI, de modo que sea respaldada por todas las fuerzas políticas.
Cuando se conoció esto públicamente, la noticia no cayó nada bien en Juntos por el Cambio: "¿Qué es esto? Nos quieren elegir ellos los candidatos a presidente", se preguntaba uno de los integrantes del espacio, que rememoró el caso de Ecuador, donde el FMI le pidió un compromiso a todos los candidatos presidenciales. "Seguramente eso está pensando Máximo", opinó.
El mapa de apoyos y rechazos con respecto a lo del FMI es similar al de las PASO: el ala moderada del PRO (Larreta, Vidal) consideraban posible conversar, también algún sector del radicalismo (por eso, desde el oficialismo apuntaban a Lousteau), pero otros sectores buscarán seguramente bloquear ese diálogo. De nuevo, se trata del eje Patricia Bullrich- Mauricio Macri. Por lo que escribió el ex presidente en su libro Primer tiempo, solo se lamenta de que el FMI no le dejó administrar el dólar. Pero está convencido de que las medidas económicas que tomó iban en la dirección correcta. Difícil que se llegue a un diálogo con el sector que comanda un ex mandatario que tiene esa mirada sobre su mandato y sobre la deuda que tomó con el Fondo.
A diferencia de la discusión de las PASO -que sí o sí se tratará el martes que viene- sobre el FMI no está claro si Juntos por el Cambio llegará a fijar una posición conjunta. En los dos casos, lo que se discute en la alianza opositora es, en definitiva, si se abre o no algún tipo de instancia de diálogo con el Gobierno, o se mantienen todos los puentes cortados. En unos días, es probable que quede más en claro qué sector fue el que triunfo en esa disputa interna. Pero la verdadera resolución es posible que se de en las internas de este año. Por eso les son imprescindibles las PASO.