Jacinta Condorí nació el 22 de julio de 1990 en Cafayate, a más de 180 kilómetros de la Capital de Salta. Siendo parte del Pueblo Diaguita Calchaquí, en su niñez la música no fue un actor importante ya que si cantaba, lo hacía a orillas del río. Sin embargo, siendo adolescente, junto a su hermano Gabriel empezó a jugar imitando al dúo Pimpinela. Eso llevó a que se atreviera a cantar en la plaza del pueblo y desde 2005, en las peñas de la localidad. 

Así comenzó un camino con la música y el canto. En 2015 ganó el premio Revelación en el Festival de Baradero (Buenos Aires) y en 2018, obtuvo la consagración en la tierra que la vio nacer, la Serenata a Cafayate. Y ahora recibió múltiples nominaciones a los Premios Gardel 2021, por su tercer y último álbum, Genuina (2019). 

La cafayateña está nominada en 7 categorías: álbum del año, grabación del año, mejor álbum artista de folclore, mejor nuevo artista, mejor diseño de portada, canción del año, mejor canción de dueto y colaboración. 

Salta/12 dialogó con la cantora y ahora, compositora. 

-¿Qué te significó el hecho de que hayas recibido estas múltiples nominaciones?

-Siento que los esfuerzos que pude hacer planificando este último disco tienen sus frutos este año porque uno invierte mucho tiempo, hasta pensando junto al diseñador en una tapa que nos alucine a todos. Creo que están esas ambiciones de querer que alguien se interese por nuestro trabajo, y no sólo por cumplir y grabarlo. 

En un momento dije que quería hacer algo lindo, dejar algo para la vida y siento que ahora está teniendo sus frutos. Este disco (Genuina) nació en el 2019 y en el 2021 tener esta alegría es como un regalo significativo para lo que nosotros hacemos como musicos y trabajadores, más en estos tiempos de pandemia tan díficiles. 

Pero sin duda, esta nominación en los premios Gardel es un logro calchaquí, porque es un logro bien soñado por muchas cantores y cantoras donde sé que llevo el sueño de muchas voces de los valles en mi voz. Ahora me toca a mí y lo llevo con mucho compromiso porque es una alegría enorme para todos los vallistos en nombre de la música y de Salta.  

-¿Qué particularidad ves en Genuina en comparación con los demás discos: Pa’ chinas y changos de 2014 y Achalay Tierra de 2017?

-Veo el crecimiento. Se nota mucho el crecimiento musical, auditivo de cada uno de los músicos y de la importancia de estar en un buen estudio de grabación. El reparo de invertir, no sólo el tiempo, sino el capital para hacer este disco. Y también los músicos que son mis compañeros y que me acompañan en el escenario, que también siento que si yo crezco, ellos también crecen. 

Desde mi primer disco hasta ahora, siento que he podido dejar un poquito de lado el mostrar la interpretación -que me dicen que lo hago muy bien-, para empezar a dejar lo que escribo. Como nueva compositora he dejado tres temas en este disco con mucho cariño y también es un logro muy importante para nosotros. 

(Genuina se compone de 16 temas, Jacinta escribió tres: Coplitas, Cuando estoy contigo y Comparsa Vallista. Además, cantó Canción del Quenero junto a Mariana Cayón y Señora Macacha Güemes con el Chaqueño Palavecino. También participó el Puma Vasconcellos, poeta amigo del Cuchi Leguizamón, que ayudó a la cantante a "completar las canciones" que dejó de corazón). 

-¿Cómo te encontró el lado de compositora? 

-Bien porque no ha sido una obligación sino que ya tenía un tiempo, un proceso de escribir y sólo había que darle forma porque una cosa es tener la poesía y los pensamientos claros que una quiere plasmar. Pero el tema musical y darle el sonido a esa letra es lo que te lleva más tiempo. A veces, sale de un golpe y otras podemos estar años pensando la melodía para que no se parezca tanto a las demás. 

Yo quería dejar un ritmo que se está perdiendo mucho en el folclore, que es la comparsa, y ahí dejamos una canción con ritmo de comparsa que también me ha dado una alegría. El Instituto Nacional de la Música ha seleccionado diferentes obras nuevas del repertorio argentino y la Comparsa Vallista me ha dado el regalo de ser parte de eso. Vengo con mucha aceptación de grabar estas canciones nuevas.

-Has cantado un tema a Macacha Güemes, con la intención de revindicar la lucha de grandes mujeres, ¿cómo has visto lo que se vivió en el último tiempo con la lucha de las mujeres para estar en escenarios?

-Como cantora quería señalar ese lado de las luchadoras. Y también hay otro tema en el disco que se llama Soy Calchaquí, donde trato de marcar que soy una mujer calchaquí, y eso es un significado grande de mi lucha. Es lo que me toca profundamente. Ese es mi área de defensa en la música. 

Es la región donde quiero que la gente entienda que yo soy parte y llevo un sueño de músicos, cantores, copleras, que no han podido subir a un escenario y que siguen arando, cosechando y haciendo patria en esas tierras que son áridas. Tengo a mi familia en el campo y sé muy bien de todo eso. Por eso, le agradezco a la Pachamama que me da fuerzas de cantar.

Mi defensa es como mujer calchaquí, como promotora de las mujeres vallistas, campesinas, y de los pueblos.

-¿Cómo transitás la pandemia?

-Me afectó mucho como a todos, creo que cada sector ha sido golpeado de diferentes formas. En cuanto a lo mío, no podemos estar tocando, pero de alguna forma le saqué lo positivo en este tiempo de cuarentena. Aproveché el silencio de encontrarse con uno, en soledad, y de buscar la forma en que haya momentos de inspiración, de composición. 

Luego pensaba en que no sólo nos debemos a la actuación en vivo sino también a aprovechar estos organismos que viven de nuestros trabajos, como SADAIC, para que haya un respaldo de estos organismos. 

Hay muchos músicos que han vendido sus instrumentos para comer. Los cantores, que estamos más adelante de los músicos tenemos una situación diferente porque nosotros tenemos un "curriculum", pero quienes nos acompañan no tienen esa certificación. Y ellos han sido los más golpeados porque yo no los puedo contratar como otros artistas más grandes. ¿Entonces, quién se hace cargo de eso?

Sin embargo, seguimos haciendo música en la casa. Tocábamos en las casas a través de streaming y los vivos de las redes sociales para los que estaban en sus hogares encerrados. No dejamos de tocar, pero nunca se vio el lado económico. 

-¿Cómo pensás que juegan las redes sociales?

-Fue una posibilidad de visibilidad, de transformación, y con el tiempo se han dado cuenta de la capacidad de pedir y colaborar con los músicos a través de una cuenta bancaria. 

Aún así estuve un poco alejada un tiempo. Cuando se declaró la pandemia no me volví a Salta sino que me fui a resolver una cuenta pendiente que era ver a mis abuelos. Recién volví en julio. Ahí nunca la pasé encerrada, me la pasé componiendo, gritando en los cerros, llorando y conociéndome desde ese lado. Nosotros como músicos vivíamos una vida más acelerada y no nos damos ese tiempo de detenernos y pensar. 

Ese silencio me ha dado el tiempo de buscar sonidos en la soledad y las noches cafayateñas. 

-¿Cómo sigue Jacinta en un futuro?

-Sigue soñando, como cuando era chica y grababa en un walkman, porque sigo pensando en qué dejar como testimonio de vida. Porque la música es eso: cantar  y compartir con otros. Quisiera compartir escenario si se puede y seguir generando música inteligentemente para dejar una marca personal y que la gente recuerde mi voz para que en algún momento en la radio pasen mi musica y diga "esa es Jacinta".