El próximo Mundial de fútbol comenzará el 21 de noviembre del año que viene, pero el tiempo que transcurre para llegar a esa fecha no es nada agradable. Qatar se prepara para organizar la Copa, mientras la palabra boicot comenzó a escucharse en algunas federaciones, a partir de la explotación a la que están siendo sometidos los trabajadores inmigrantes en la construcción de las instalaciones.
Las imágenes que se vieron la semana pasada durante las eliminatorias europeas, con insignias y gestos de algunos seleccionados repudiando el accionar del país árabe, fueron el reflejo del inconveniente que esta situación está causando.
La Federación Internacional (FIFA), con el suizo Giovanni Infantino a la cabeza, no tomó ninguna postura hasta el momento, y al mismo tiempo la cifra de fallecidos continúa aumentando.
Los planteles reivindicaron que se cumplan los derechos humanos por las condiciones laborales en Qatar, y entre ellos se encuentra Alemania. Los jugadores se formaron abrazados en una línea, luciendo remeras negras con letras pintadas de blanco en donde se podía leer “Human rights” (derechos humanos).
Noruega, por su parte, antes de enfrentar a Turquía, se presentó en la cancha con una camiseta blanca que decía: “Human rights on and off the pitch” (derechos humanos dentro y fuera del campo). La insignia la llevaron durante la entrada en calor, y también en la ceremonia de los himnos sobre el uniforme de la Selección.
La Federación Neerlandesa también se mostró consternada por las más de 6.500 muertes de obreros migrantes, y los futbolistas de ese país exhibieron una prenda con la frase: “El fútbol apoya el cambio”.
El entrenador de Bélgica, Roberto Martínez, se ubicó con una postura contraria y explicó que boicotear el Mundial de 2022 sería “un gran error”. Bélgica fue uno de los grandes animadores del torneo en 2018, finalizando en el tercer lugar.
Amnistía Internacional, alertada por esta controversia, le pidió a la FIFA que intervenga sobre las autoridades qataríes para ayudar a poner fin a los abusos. La organización detectó ocho formas de explotación que sufren algunos trabajadores. Amnistía, entre ellas, se refiere a las “terribles condiciones de vida”, en donde padecen hacinamiento, y falta de higiene y seguridad en sus alojamientos.
Además, se menciona que los operarios sufren mentiras sobre el salario y retrasos en los pagos. La organización descubrió también trabajo forzoso y amenazas para los que se quejan de las condiciones o solicitan ayuda.
El país del Golfo anunció en agosto pasado el nuevo sueldo mínimo y desmanteló el sistema de empleo kafala. Sin embargo, este fue clave en la vulneración de los derechos de los trabajadores migrantes. Kafala es un método de esclavitud moderna, según consideran en diferentes ONG, y existe en naciones como El Líbano y Jordania. Ciudadanos y empresas privadas toman con él el rol de patrocinadores, y los gobiernos delegan en ellos la supervisión y responsabilidad de los trabajadores extranjeros.
El diario británico The Guardian reveló en febrero último que esos más de 6.500 trabajadores muertos habían arribado desde India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka. Los datos fueron obtenidos de fuentes gubernamentales, y desde diciembre de 2010 fallecieron en promedio 12 obreros por semana de estos cinco países.
En ese sentido, y a partir de cifras de India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, 5.927 trabajadores fallecieron en Qatar entre 2011 y 2020. A estas cifras hay que añadir los datos aportados por la embajada de Pakistán en Qatar, que confirman otras 824 muertes de pakistaníes entre 2010 y 2020.
No obstante, el número de fallecidos es significativamente mayor, ya que las cifras no incluyen las de los países de los que proceden otras personas que están realizando trabajos allí como Filipinas y Kenia, ni tampoco se incluyen las muertes de los últimos meses de 2020 ni de los primeros de 2021.
The Guardian explica en su artículo que "el sombrío número de muertos de Qatar se revela en largas hojas de cálculo de datos oficiales, que enumeran las causas de muerte: múltiples lesiones contundentes debido a una caída desde una altura; asfixia por ahorcamiento; causa indeterminada de muerte por descomposición".
Y se detalla que la causa más común es la que denominan como "muerte natural", lo que demuestra que esas calificaciones se realizan sin una autopsia.