Mayor tasa de desempleo, falta de relación entre la calificación laboral y la inserción en el mercado, una brecha salarial del 25 por ciento, mayor nivel de informalidad. Los números son contundentes: acceder a un empleo de calidad y mantenerlo es más difícil para las mujeres en la Argentina y por ende, en la provincia de Santa Fe. La desocupación era de 21,4% para las mujeres de 14 a 29 años en el tercer cuatrimestre de 2019. El 83% de los hogares monoparentales tienen jefas de hogar y esta cifra, según indicaron desde el Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz (Ceso) también se relaciona con el concepto de feminización de la pobreza, relacionado con la maternidad, especialmente en quienes crían a sus hijos sin cónyuge. Esto se ve reflejado en los datos de cobro de IFE durante el año pasado (55.7% fueron mujeres), y de titulares de AUH (96% son mujeres). Con todos estos datos en la mano, y una perspectiva de género para plantear políticas de empleabilidad, el gobierno de Santa Fe lanza hoy, a las 12, en el salón Walsh de la Gobernación (Santa Fe 1950) el programa Futuras, Mi Empleo Digno, que durante 2021 se propone incluir en el mercado laboral privado o cooperativo a 1000 mujeres que hayan terminado la secundaria y tengan entre 18 y 30 años.
En la industria metalmecánica del departamento Belgrano, la totalidad de los empleados son varones. Similar es el sector de fabricación de muebles en Iriondo y los emprendimientos textiles en Rafaela. Son algunos de los sectores productivos con los que articulan desde el Ministerio de Trabajo de la provincia, para lograr que este programa, Futuras (incluido en el presupuesto con perspectiva de género que elaboró Santa Fe), sea una puerta de entrada hacia un empleo duradero y de calidad.
La primera etapa de formación será de tres meses de capacitación en oficios, en articulación con el programa de entrenamiento y de inserción laboral de Nación. En ese tiempo, la provincia dará una beca estímulo, que luego se extenderá por seis meses de prácticas laborales. En la última parte, los seis meses siguientes, el estímulo es para el empleador privado, que recibirá hasta el 85 por ciento del salario mínimo, vital y móvil.
“A partir de la decisión del actual gobierno de incorporar más programas de empleo, se incorpora la perspectiva de género, con la intención de disminuir las brechas en el acceso al mercado laboral de las mujeres”, explicó Fernanda Medina, directora de Promoción del Empleo Digno de la cartera laboral provincial.
Para eso, solicitó un informe sobre el mercado de trabajo en la provincia, que realizó el Ceso. “Queríamos saber qué características tiene el mercado de trabajo, pero también la variable educación, porque el programa también tenía que tener esta característica, para no sobreintervenir en la población objetivo, que son las mujeres jóvenes, el segmento más castigado”, continuó la funcionaria, quien subrayó que “la desigualdad estructural es la división sexual del trabajo, que generalmente hace que las tareas de reproducción no sean consideradas productivas”.
El informe solicitado por Medina “describe y reflexiona sobre las desiguales condiciones en las que varones y mujeres participan del mercado laboral”. Señala que “las mujeres tienen asignado el rol social del cuidado. Esta situación, tan extendida como invisibilizada, condiciona el modo en que las mujeres participan de las actividades productivas. Para poner cifras, la participación de las mujeres en tareas del hogar y de cuidado alcanza al 88.9% y dedican, en promedio, 3 horas más a este tipo de tareas que los varones, que tienen una tasa de participación menor. Con la pandemia, estas desigualdades se profundizaron aún más”.
Otro indicador de desigualdad es la tasa de actividad (las suma de las personas que trabajan o buscan activamente trabajo), que trepa al 68,4% en el caso de los varones y a un 47,6% en mujeres. “Y a pesar de esas menores tasas de actividad, el desempleo también es mayor para las mujeres (11,9% contra 10,2% para los varones, al cuarto trimestre de 2020)”, suma el informe elaborado por Ceso.
Las mujeres usualmente se insertan en actividades más feminizadas, que están desvalorizadas y perciben una peor remuneración (como el comercio, la enseñanza, el trabajo en casas particulares, servicios sociales y de salud) y que además presentan mayores niveles de informalidad, en comparación con otras actividades que siguen teniendo una clara preeminencia de varones (como por ejemplo, la industria manufacturera). Estas desigualdades tienen su correlato en la brecha salarial: en la Argentina las mujeres ganan en promedio 25% menos que los hombres.
Todo esto no tiene relación con los niveles educativos. “Las mujeres muestran un mejor desempeño tanto en educación media como en superior. En todos los departamentos de la provincia de Santa Fe hay mayor porcentaje de mujeres egresadas del secundario que de varones, y menor tasa de abandono. En la universidad, aproximadamente el 60% de las estudiantes que asisten son mujeres, y también es mayor el porcentaje de mujeres egresadas. Aún así, tienen más dificultades para insertarse en el mercado laboral”, sigue el estudio de Ceso.
Medina subraya que no se trata de menor calificación. “Hay cuestiones que tienen que ver con la división sexual del trabajo o la brecha salarial por maternidad. Muchos empleadores evitan contratar mujeres con hijos a cargo, porque se sabe que tienen la mayor carga en cuanto a las tareas de cuidado, o porque pueden quedar embarazadas”, sigue la funcionaria.
Para lograr “la incorporación en el mercado de trabajo”, el primer desafío fue “pensar qué se necesita en el mercado laboral para generar la capacitación en función de esas necesidades”. Para eso, la articulación es entre municipios, provincia, cooperativas y sector privado.
El programa Futuras se pondrá en marcha en cada una de las 8 regiones en que funciona el Consejo Provincial del Trabajo, con el objetivo de mejorar las condiciones de empleabilidad en el mercado de trabajo, a través de programas de capacitación y prácticas laborales para mujeres de escasos recursos económicos.
Para la ejecución del programa se realiza un registro y selección en las Oficinas de Empleo, Municipios y Comunas y Organizaciones de la Sociedad Civil de las ocho regiones. Esas sedes se hacen responsables de los espacios donde se realizará la capacitación según las demandas del mercado de trabajo; y de la articulación, junto con el Ministerio, con las empresas donde se harán las pasantías, prácticas, aprendizaje teórico práctico, y luego la inserción laboral en el sector industrial y comercial.