"Las familias abajo firmantes solicitamos, a través de esta carta, que nuestros hijos e hijas puedan asistir a clases en 2021 como lo hacen chicos y chicas de la mayor parte de las jurisdicciones del país, esto es: de manera mixta —presencial y virtual— cuando la situación epidemiológica lo permita, y de manera virtual cuando las autoridades gubernamentales así lo decidan. Motiva esta iniciativa la pobre experiencia transitada en 2020, en la que fueron notables las limitaciones de la gestión de las autoridades del Colegio, así como la falta de organización y previsión en el contexto de la pandemia, lo que redunda en una inadecuada contención a los y las estudiantes y en escasos logros educativos".
En una carta dirigida a las autoridades del Colegio Nacional de Buenos Aires, a la rectora, Valeria Bergman, al Consejo de Escuela Resolutivo CNBA, al Secretario de Educación Media, Oscar García, al Rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri, a la Comisión de Educación Media de Consejo Superior, a los gremios AGD, UTE, CTERA, CONADU Histórica, a la Asociación Docente del CNBA, a la Asociación Cooperadora del CNBA y a la Asociación de Ex-Alumnos del CNBA, más de 200 madres y padres de alumos del Colegio NAcional de Buenos Aires expresaron su preocupación sobre algunas circunstancias respecto del dictado de clases para este año:
"Entre otras circunstancias, nos preocupa que:
a) Fue muy despareja la implementación de las clases virtuales entre divisiones de los mismos años y entre materias. El dictado de clases sincrónicas no pareció depender de la organización y seguimiento de las autoridades del Colegio ni de las autoridades departamentales, y quedó sujeto a la voluntad y las posibilidades de las y los docentes a cargo de los cursos.
b) La UBA y el Colegio habilitaron formalmente el uso del zoom recién luego de las vacaciones de invierno, situación muy desventajosa para las y los estudiantes del CNBA, incluso frente a los notables logros y la creatividad que pudieron implementar otros espacios educativos de la Argentina para amoldarse a la pandemia. Antes de esa fecha, algunos docentes estuvieron dictando clases virtuales señalando que lo hacían a pesar de no contar con autorización para ello, lo que dejó a las y los alumnos en la vergonzosa posición de tener que mantener el secreto respecto del uso de las plataformas para clases virtuales. Y después de esa fecha tampoco hubo demasiados cambios: el uso del zoom fue muy deficiente.
c) No hubo casi diálogo entre la Rectoría y las familias. Las cartas enviadas no tuvieron respuesta y los planteos, sugerencias y preocupaciones manifestados en las reuniones de madres y padres que acontecieron en la segunda mitad del año, no fueron recibidos como aportes ni, en algunos casos, como reflexiones sobre una realidad objetiva. No se contuvo adecuadamente a chicos y chicas, y, en tal sentido (otra vez en comparación a otros establecimientos de gestión pública y privada del AMBA), el rendimiento del Colegio en la pandemia fue decepcionante.
En 2021 nuestros hijos e hijas precisan que se revierta esa situación. Sin embargo:
a) Las clases empiezan recién en el mes de abril. En tal sentido, no se hizo un esfuerzo para recuperar algo de lo perdido en 2020, adelantando el calendario escolar que usualmente desarrolla el Colegio.
b) A pesar de haber contado con tiempo para el diseño de la mejor organización posible en estas circunstancias, al día de la fecha las modalidades de cursada —presencial, virtual o mixta— son aún inciertas. La Rectoría no aportó claridad sobre los planes de contingencia, sobre la organización de los docentes que darán clase presencial y de aquellos que se encuentran eximidos por razones de salud. Si a eso se suman los reclamos docentes y el llamado al paro, estudiantes y familias estamos a merced de decisiones y disputas, sin ser tomados en cuenta. Asimismo, el protocolo de presencialidad presentado tiene imprecisiones y ambigüedades.
c) Cabe agregar que el escueto diseño del cronograma comunicado prevé que chicas y chicos asistan al campo de deportes en días contrarios a su cursada. Ello aumenta la exposición a contagios, dado que aumenta su circulación y traslados. Pedimos que se reevalúe esa decisión y se implemente pensando en el alumnado, en primer lugar. Es decir, que vayan al campo y al Colegio en una misma jornada.
d) Las y los estudiantes que por razones de salud propias o de algún conviviente no puedan asistir a clases presenciales están en la mayor incertidumbre sobre cómo se concretarán sus clases, ya sean virtuales o remotas.
e) En síntesis, consideramos que, al 4 de abril, la falta de comunicación del Colegio a las familias y la falta de certezas sobre la cursada es sumamente preocupante, máxime cuando se contó con varios meses para definir los formatos de cursada. Lejos de la situación de incertidumbre y novedad del 2020, la situación de este año era largamente previsible desde el año pasado.
A esta incertidumbre se suma el hecho de que, en las últimas horas, se hizo público el desacuerdo de un sector del plantel docente a dictar clases presenciales durante la semana del 5 al 9 de abril, haciendo uso a su derecho a reclamar las mínimas condiciones de trabajo razonables frente a la pandemia.
Esta circunstancia, entendemos, parte de dos ejes centrales. Por un lado, la débil conducción por parte de las autoridades del Colegio en el contexto de la pandemia, así como la falta de un plan para llevar adelante el ciclo lectivo 2021 con asistencia mixta, presencial o remota, en condiciones realmente cuidadas para estudiantes y docentes, con un protocolo claro y adecuado al establecimiento. Por otro lado, la falta de acuerdo entre la UBA y el gremio que representa a los profesores mencionados (AGD), quienes reclaman la ausencia de espacios de diálogo para consensuar las condiciones adecuadas de retorno a la presencialidad. Esta tensión, al igual que todas las desinteligencias mencionadas previamente, excede a los alumnos, quienes por estos descuidos están viendo vulnerado su derecho a la educación, luego de un ciclo lectivo corto y de bajo nivel.
Solicitamos por todo ello a las autoridades del Colegio Nacional de Buenos Aires, al Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, a los funcionarios de los ministerios competentes, a las y los docentes y a los sindicatos que los representan, que pongan a chicas y chicos en primer plano y busquen resolver de manera rápida el conflicto a fines de garantizar que se cumpla el derecho a la educación sin perjudicar las condiciones laborales y los derechos de las y los docentes.
Asimismo, solicitamos de manera urgente a las autoridades del CNBA y la UBA una reunión en la que podamos acercar posiciones para en efecto contribuir de manera conjunta al logro de la mejor escolaridad posible para nuestros hijos e hijas en este delicado contexto, evitando aumentar desigualdades y continuar negando los negativos efectos del aislamiento y la desescolarización.