Una callecita larga en medio de una quebrada. Mañana de sol y viento. Un paisaje bien catamarqueño en el Valle de los “mil distintos tonos de verde”. Allí vive Lucía Corpacci. Ex gobernadora de Catamarca. Hoy diputada nacional (FdT), presidenta del PJ de Catamarca y una de las vicepresidentas del Partido Justicialista a nivel nacional.
Abre la puerta de su casa. Se destaca el azul que desde hace ya un tiempo elige para su imagen pública.
El azul elegido representa la estabilidad, la profundidad, el orden y el poder.
¿Lo sabe Lucía?
Es la legisladora nacional de mayor peso en Catamarca. Consulta directa de jóvenes de la política que son los primeros que impulsan el efecto clamor cada vez que un giro de rosca mueve el tablero en la política local. "Los chicos jóvenes tienen que entender que hay una política del escrache que está mal, que no se puede hacer política destruyendo al otro", aconseja.
La charla toma un giro informal mientras se acomoda la técnica. Fuera de cámara aún, habla del último acto del PJ:
“Estuvo muy lindo el acto. Lo que más me impactó fue la cantidad de mujeres”, dice. “Eso de ver que somos uno y uno fue una satisfacción enorme. Era importante normalizar el PJ. Veníamos con ciertas dificultades, y ver la cantidad de mujeres y el discurso de Cristina sobre la paridad fue todo un orgullo”, agrega.
Es la tercera vez que Lucía es autoridad del PJ. En 2012 fue Secretaria de Actas, en 2016 fue vicepresidenta segunda de la lista de Gioja y Scioli. Recientemente asumió nuevamente en una de las vicepresidencias: “Para mí es un orgullo ser parte de la lista que preside nada menos que el Presidente”, sienta.
Desde el inicio marca la cancha con un tema que será la constante en toda la charla: “Es importante que Catamarca esté presente en algo tan importante como una vicepresidencia. En la lista también está la vicegobernadora de Chaco (Analía Rach Quiroga), y Cristina Álvarez Rodríguez (diputada nacional por provincia de Buenos Aires), y las tres nos propusimos que no va ser un PJ en donde la figura de la mujer pase desapercibida; que vamos a empezar a recorrer el país, y que es tarea nuestra como mujeres empezar a posicionar a otras mujeres”.
Y reflexiona: “Las mujeres tienen que empezar a visibilizarse, lo digo porque a mí también me ha pasado que cuando uno piensa en cargos los primeros nombres que salen son de varones porque son los que están presentes”.
-¿El efecto paridad en el PJ nacional también se va a respetar en Catamarca?
-El PJ fue el primer partido que tuvo paridad en los cargos en la construcción. Es más, creo que hay partidos que aún no la tienen. Catamarca fue una de las primeras provincias en aprobar la paridad para cargos electivos, y ahora estamos en un problema, por decirlo así, que son los cargos uninominales… cómo hacés… porque la verdad, la idea de que se sortee un año a uno y un año a otro, a mí no me termina de cerrar.
Después estaba la idea de que todo partido esté obligado a presentar una lista encabezada por un hombre y una lista encabezada por una mujer, pero la idea no es competir hombres contra mujeres. La idea es ir al lado unos con otros. Por eso desde la política tenemos que trabajar para posicionar más mujeres, entonces que sea simple. Que sea más fácil pensar en el nombre de una mujer. Darle el espacio que corresponde. Creo que fue un avance ya tener un 50/50, y aparte es un acto de estricta justicia… ¿por qué tenemos que tener un 30%?, y la verdad es que las mujeres solo tuvimos derechos cuando hubo una ley que nos respaldara. Si no, no había. Siempre fue así. Hay muchas generaciones atrás que trabajaron para llegar al momento que estamos hoy, y muchas generaciones adelante que van a trabajar fuertemente para conseguir en serio la igualdad. Pero hay que trabajarlo con mucha tranquilidad y sin violentar al otro, porque son procesos culturales que no se logran de un día para el otro. Y creo que Raúl (Jalil, gobernador de Catamarca) también tiene más mujeres de las que tuve yo en el gabinete.
(Suspira) Ahí estamos trabajando las mujeres, sobre todo en los cargos que son complicados como los cargos de senadores… pero ¿cómo hacés?... Nosotras lo que queremos y para lo que estamos trabajando, es para visualizar también en el interior que pueden ir reemplazando a otros senadores.
-Hay expectativas en todo del arco político a raíz de las PASO…
-A mí las PASO siempre me parecieron una muy buena herramienta, porque ordenan. También es cierto que nosotros desvirtuamos las PASO, porque las convertimos en una gran interna, con un despliegue enorme… que no debiera ser así. Es cierto que todo acto eleccionario implica una erogación económica, tanto para el gobierno nacional como para el provincial que es importante. Siempre digo que bienvenido sea mientras sea para mantener la democracia. Las elecciones son sanas, son buenas. Acá en Catamarca yo envié el proyecto de las PASO, así que sería imposible para mí decir que no sirven, porque sí sirven. Pero creo que hay que evaluar varias cosas, la situación económica y la situación sanitaria, porque si vamos a estar frente a un tercer brote, someter a la gente a lo que significa una campaña electoral, es complejo. Creo que va a haber que esperar a ver cómo nos encontramos más cerca de la fecha de las PASO. Si la situación sanitaria es muy complicada, yo creo que no hay dudas, hay que suspenderlas. Y si algún partido político no está de acuerdo es porque quiere complicar las cosas. Si las cosas están tranquilas, tranquilamente se pueden hacer las PASO.
-Cuál va a ser el lugar de Lucía en este contexto, ¿se está hablando de algún cargo?
-No, de verdad que no. Siempre he dicho que mi lugar en este momento es estar apoyando al gobierno nacional y al gobierno provincial. Creo que necesitamos la continuidad de este gobierno por la mirada que tiene hacia la gente. No podemos volver a un gobierno que cree que se tienen que enriquecer cuatro o cinco. Tenemos que trabajar para sostener a un gobierno que piense que tiene que salir al auxilio de los que menos tienen, ayudarlos a que se levanten, para tener una sociedad más igualitaria, lo que nos pasó en los 4 años anteriores de llegar a un 60% de inflación… con un presidente que dijo que iba a hacer viviendas, desagües, cloacas, escuelas, jardines, y después no hizo nada. Levantarse de eso lleva mucho tiempo, se destruye fácil, pero para levantarse hace falta un gobierno que piense que nos merecemos una sociedad más justa.
-Práctica política y neoliberalismo, ¿hacia donde van los modos de hacer política hoy?
-A la política la concibo con el contacto permanente con la gente. Lo que siempre he descreído es de la política que se hace solo con los medios de prensa. Creo que hay que tener convicción, saber por qué estás en política. Lo peor que le puede pasar a un político es creer que siempre va a estar, porque se envicia, se empieza a alejar de la gente, deja de ver las necesidades porque tiene resueltas sus cosas.
Los chicos jóvenes tienen que entender que hay una política del escrache que está mal, que no se puede hacer política destruyendo al otro. Hay una fantasía de que los políticos somos millonarios; eso no es verdad. Yo vivo de mi sueldo, y cuando trabajaba de mi profesión y hacía muchas guardias ganaba casi lo mismo, pero uno por ser político está expuesto a cosas terribles, tiene un costo muy alto. Es fácil denostar al político, pero porque nosotros mismos nos agredimos. Eso que se dice de que el rico no necesita de la política… ¿de verdad queremos que solo llegue a la política la gente que tiene plata y no que todos tengamos posibilidades?
-Usted impulsó la Reforma de la Constitución Provincial en donde se limitan las reelecciones a Gobernador, pero su aprobación sigue siendo una deuda de la clase política con la sociedad…
-El caso de la Reforma es una muestra clara de mezquindad de la oposición. Los legisladores que no apoyaron la Reforma de la Constitución no tienen ni una razón de peso para no apoyarla. Si me dijeran que era para reelegirse, pero era una de las pocas reformas en las que uno se quitaba privilegios. Pero esa mezquindad de que no va a salir porque la presentó este espacio… los partidos tenemos que superar esa mezquindad. Tenemos una mirada sesgada a veces.
Yo he sentido en ocho años de gobierno el desgaste que significa, con la atención que hay que poner para que las cosas funcionen. No solo por el gobernante, sino también por el equipo que también se cansa, que si se siente muy cómodo se envicia. Tiene que oxigenarse. Uno tiene que sentir que todos los días tiene que rendir cuentas. También es cierto que un mandato es poco, pero en todo caso tomate un tiempo, poné los pies sobre la tierra y volvé el otro mandato.
-¿Qué se necesita desde la política para poder concretar un federalismo tantas veces anunciado?
-Lo más importante es entender que un gobierno no funciona solamente con la mirada electoral, porque si no va directo a las grandes concentraciones. Eso ha pasado históricamente. La historia de la centralidad del puerto viene desde antes que la Argentina se constituya como país. Soy consciente de que Néstor y Cristina fueron profundamente federales, por las obras que se hicieron, si uno mira para atrás las obras de Perón fueron parecidas. Pero no recuerdo que se haya invertido tanto en el interior del país como con esos dos gobiernos. Cuando terminó el gobierno lo fui a ver a De Vido y le dije que se iba a cansar de recorrer el interior y ver las obras que se habían hecho cuando fue Ministro de Obras Públicas.
Es inconcebible que la concentración de subsidios a las tarifas de transporte las tenga todavía Capital Federal. Eso es algo que en algún momento hay que modificar. Por ejemplo es muy bueno el anuncio del Presidente del 814 (se refiere al decreto sobre cargas patronales que Fernández dio a conocer en el último Consejo del Norte Grande en Catamarca), para nuestras provincias. Nos pone en un pie de igualdad.
Sueño con un país realmente federal. Y creo que este gobierno es mucho más federal que el de Macri, que fue absolutamente centralista. Cuando yo cuento algunas cosas me dicen no puede ser; pero las provincias no tuvimos una vivienda licitada en época de Macri. Todas fueron operatorias del gobierno anterior. La ruta Andalgalá – Belén se ejecutó en el gobierno de Macri, pero quien tuvo la decisión de tomar un préstamo internacional para poder hacer esa obra fue el gobierno de Cristina, y son fondos específicos que no se pueden desviar para nada más, por eso la concretó. Cuando uno mira la historia las grandes obras en el interior del país las hizo un gobierno peronista, no de otro signo político, pero bueno… falta…
-¿Qué falta?
A este gobierno le pedimos que resuelva problemas que no se resolvieron ni cuando no había pandemia. Nunca se vio que el mismo gobierno que toma la deuda entre en default en el mismo mandato, porque este se la gastó y luego estaban reestructurando, que es lo mismo que entrar en default…
Se le reclama que tenga el sistema de salud en pandemia impecable cuando el gobierno anterior no tenía siquiera un Ministerio. Lo denunciaron por comprar vacunas, que si Ginés iba a responder con su patrimonio si la vacuna fallaba… cosas impensadas… Al presidente y al ministro los denunciaron porque decían que nos iban a envenenar… Es una oposición que no ayuda en nada.
-¿Cuáles son las vías desarrollo posibles para Catamarca?
-Siempre dije que Catamarca tiene que desarrollar la agroindustria, turismo y minería. Tenemos todo para hacerlo. El Corredor Bioceánico es muy importante para el turismo y para poder sacar la producción hacia el Pacífico. Es esencial la salida a Chile a través de trenes, pero es una obra muy costosa y binacional. Nosotros firmamos un acuerdo con el Presidente de Chile y estaba entre las obras prioritarias… hay que insistir. Hay que seguir poniéndolo en la agenda hasta que se pueda lograr.
La verdad es que a las economías regionales también hay que alentarlas, y yo estoy convencida de que en eso Raúl, tiene una mirada muy inteligente y que lo va a hacer. Cuando se definió que Raúl fuera el gobernador, de verdad yo pensé que era la mirada que en ese momento le hacía falta a la provincia, ¡sin pandemia! –bromea-. Alguien que tuviera la visión económica de desarrollo, porque la cuestión social ya la habíamos levantado mucho, bueno faltaba eso. Y yo confío que Raúl lo va a hacer.
-¿Es posible lograr acuerdos de consenso social con la minería?
-Primero hay que desvirtuar tabúes. Yo formo parte del Plan Estratégico Minero Nacional, en el que varias provincias estamos trabajando con el Ministro de Minería de la Nación, y ese es un tema que se toca: cómo queremos la minería, cómo se va a trabajar. Hay una creencia de que la minería es la actividad más contaminante o la que usa más agua y eso es erróneo. El 60% del agua que usa la minería la devuelve. Y además las empresas se cuidan de multas ambientales porque el costo que significa para ellos una mancha de impacto ambiental es altísimo. En los últimos 15 años se prioriza mucho el impacto del medioambiente. Tengo una compañera que contaba que cuando era chica y vivía en Santa María jugaba a la orilla del río, ¿cómo le llamaba ella? las bolitas saltarinas, ¿y qué era eso?, ¡el mercurio! Los pirquineros dejaban el mercurio a la orilla del río cuando pirquineaban. Eso es letal. Ahora, las mineras no te tiran mercurio a la orilla del río, porque existe la tecnología. Está controlada por los gobiernos. Pero si puedo decir que durante muchísimos años en nuestra provincia de verdad que no se controló. Ahora la provincia tiene Policía Minera y Centros de Control Ambiental que no miran para otro lado. No es cierto que la minería se hace solo en los países subdesarrollados; Canadá tiene minería, Australia tiene minería. A veces yo me pregunto si el conflicto minero no será porque los obreros mineros ganan bien y pudieron mandar a sus hijos a la universidad y dejaron de ser peones de las grandes estancias de Andalgalá, porque no contamina más que una curtiembre o un ingenio.
La gente tiene que ver los recursos de la minería, y que decidan qué quieren hacer con los recursos mineros. Cuando la comunidad siente que pueden estar involucrados y la dinámica económica que genera, es un buen modelo. Pero las empresas y los gobiernos tienen que esforzarse.