Las decisiones del Banco Central son erráticas y eso queda en evidencia por sus dificultades para contener la inflación y dar impulso a la economía. El análisis fino de medidas de la autoridad monetaria permite observar que su objetivo no es contribuir con la política monetaria para promocionar el crecimiento de sectores industriales, moderar los conflictos del mercado laboral y mucho menos atender las tensiones distributivas de los grupos más débiles de la población. La meta del Central está puesta en garantizar ganancias para del sistema financiero y sus medidas están dando resultados.

 El último mes y medio hizo una de las jugadas más claras para elevar el patrimonio de la banca. Los encajes de los bancos son la porción de los depósitos que no pueden prestarse ni colocarse en instrumentos financieros como las Lebac. El 2 de marzo decidió disminuir la tasa de los encajes en un 2 por ciento. La masa de depósitos del sistema asciende a 1.500.000 millones de pesos, por lo que quedaron liberados unos 30.000 millones para que la banca los empiece a hacer girar en el negocio de la bicicleta financiera.

 “El Central considera que la reducción de los encajes puede mejorar las tasas de los depósitos a plazo fijo para los ahorristas. El encaje actúa en la práctica como un impuesto a los depósitos bancarios y al reducirse el atractivo para los bancos de tomar depósitos es mayor (por lo que están dispuestos a ofrecer una mayor tasa de interés para captar plazos fijos)”. Este fue el argumento del titular del BC, Federico Sturzenegger, para defender la medida. Este relato es sencillo de desarmar con datos duros. La tasa de interés que pagaban los bancos a sus ahorristas por depósitos a plazo el 2 de marzo era en promedio 18,7 por ciento y esta semana la tasa se ubicó en 18,0 por ciento. El rendimiento para clientes bancarios no sólo no mejoró sino que se redujo.

 Lo que si ocurrió fue que los bancos volcaron los 30.000 millones de pesos, que antes de la baja de los encajes estaban inmovilizados y no le generaban deuda al Central, a la compra de Lebacs y a la colocación de pases. Este movimiento les generó ganancias por 600 millones de pesos en poco más de un mes. La cifra anualizada implica beneficios adicionales por unos 7000 millones de pesos (equivalente a 450 millones de dólares). La cifra es importante si se tiene en cuenta que las entidades reportaron beneficios por el equivalente de 5000 millones de dólares en 2016.

 La medida del BC para reforzar el patrimonio de los bancos se potenció en los últimos días con la decisión de elevar la tasa de interés de las Lebac en 200 puntos básicos, al ubicarla en 24,3 por ciento. El juego de Sturzenegger de bajar encajes para después subir la tasa de interés sumó otros 600 millones de pesos a las ganancias anualizadas de los bancos. Se trata de fondos que deberá pagar del Banco Central en los próximos meses.

 La autoridad monetaria no muestra originalidad para resolver los problemas inflacionarios de la economía y mucho menos garantizar un crecimiento inclusivo en el mercado interno. Tiene puestas todas sus energías en potenciar los mecanismos de transferencia regresiva de los ingresos que comenzaron en diciembre de 2015 con la megadevaluación, siguieron con la quita de retenciones, luego con la quita de los subsidios para los servicios básicos y otros recortes fiscales.