El arreglo de la deuda con el Fondo Monetario (FMI) entró en terreno de definiciones políticas. Por un lado, el Gobierno oficializó vía diferentes actores de la coalición que la idea general es trabajar para un acuerdo posible que no perjudique al plan económico e incluya plazos más largos de lo técnicamente estipulado. Por otra parte, esta semana será clave para la gestión política de esos y otros beneficios, cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, encare una serie de reuniones virtuales con organismos internacionales. Además, este viernes partirá en misión europea para reunirse con líderes y empresarios, con los mismos fines de avanzar en respaldos de peso para la negociación.
La vicepresidenta, dijo Guzmán el fin de semana en diálogo radial, “está planteando una realidad”. Se refirió así al pedido de Cristina Kirchner de extender los plazos de pago con el FMI. En la misma línea, el titular de Diputado, Sergio Massa, expresó que “el Gobierno tiene una posición unívoca en el planteo político, respecto de que esperamos el mejor acuerdo posible para la Argentina y de respaldo al ministro de Economía (Martín Guzmán), y es importante dejarlo claro”. Asimismo, Guzmán expuso la necesidad de buscar apoyos globales, al decir que el acuerdo de Facilidades Extendidas “es la línea de crédito más extensa que tiene en vigencia el Fondo” y que, si bien un plazo de diez años implica "tensión" a nivel macroeconómico, acordar un plazo mayor para su repago "requiere de alinear voluntades internacionales y eso es algo que no se logra en poco tiempo".
En este escenario y con el frente interno ordenado y alineado tras una idea, el ministro encara una serie de participaciones importantes. Este martes arrancan las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI, donde participará vía Zoom. En todas estará Kristalina Georgieva, pero recién charlarán ambos el próximo jueves, cuando coincidan en el Comité Monetario y Financiero del organismo. Allí se debaten las políticas del Fondo. El miércoles, en tanto, participará de un encuentro del Grupo de los 20 (G20) del que Italia será anfitrión. Se especula con que, en ese contexto, la titular del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, hará público el pedido de establecer un aporte de empresas para paliar la pandemia.
Señales favorables
Guzmán llega a Europa con algunos datos favorables a su postura respecto a la deuda. El más reciente, el apoyo del G-24 a su pedido de hace semanas de moderar las tasas de interés de los países deudores, en el marco de la pandemia de COVID. Ese grupo lo integran países en desarrollo en el que hay algunas potencias de peso, como Brasil, México y la India. “Es parte de la generación de masa crítica para ir planteando la necesidad de modificar algunas cuestiones históricas del FMI”, contaron a PáginaI12 desde el Ejecutivo, analizando ese respaldo.
El gesto del G24 también obliga a una mirada en perspectiva respecto a la relación con el FMI: en las charlas con Guzmán, ya se acordó en la visión de que la inflación es un fenómeno multicausal, y ahora un organismo vinculado respalda el pedido de moderar o cortar tasas. Lo que resta, en el camino, es lo más complejo, el asunto de los plazos.
El acuerdo con el FMI, que el Gobierno quiere firmar este año, pero con extensión de pagos, es un convenio artesanal que corre los papeles numéricos de la mesa para instalar un contexto negativo para los desarrollados como clave para modificar cuestiones centrales. La carrera política de Guzmán parece jugarle más a favor ante semejante empresa. Habiendo logrado respaldo político de la alianza, además de la confianza del presidente Alberto Fernández, saldrá el próximo viernes en una gira internacional en la que se juega muchas fichas.
Lobby europeo
El lunes 12, el ministro de Economía llegará a Berlín en el primero de cinco días en el viejo continente. En ese viaje, el Gobierno busca recrear el clima previo al cierre del acuerdo de deuda con los bonistas privados, donde las naciones fueron clave para acordar. El 16 se verá en París con ministros y empresarios, y luego visitará Roma y Madrid con los mismos fines: obtener aval de la comunidad europea para negociar con el FMI y con el Club de París, que tiene un vencimiento urgente en mayo, que el Gobierno quiere posponer.
La ecuación geopolítica es casi matemática: más allá de los rótulos de las organizaciones, los países que integran no solo son los mismos en casi todos, sino que además son las sillas con decisión en el Fondo Monetario. Por eso la elección de abordar la vía política. Más aún cuando Alberto Fernández mantiene lazos aceitados con líderes de potencias europeas como Angela Merkel y el francés Emmanuel Macron.
Mientras tanto, las patas de Todos avanzan en las charlas con la oposición para conseguir apoyo y una posición pública para la idea oficial de extender plazos. Lo llevan paso a paso y no dirán nada hasta no tener confirmaciones fuertes. En reserva, de hecho, ya ocurrieron contactos. También se guardan celosamente interacciones del oficialismo, como las charlas que siguen manteniendo Guzmán con la vicepresidenta Cristina Fernández.