La secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, dijo que Estados Unidos va a negociar con el resto de las naciones del G-20 la coordinación de un impuesto mínimo sobre las corporaciones. "Juntos podemos usar un impuesto mínimo global para asegurarnos de que la economía prospere sobre la base de una mayor igualdad de condiciones de tributación para las empresas multinacionales y que se impulse la innovación, el crecimiento y la prosperidad", señaló.
Las declaraciones de la funcionaria norteamericana se inscriben en la reciente propuesta del presidente Joe Biden para elevar el impuesto que pagan las corporaciones sobre la renta, desde el 21 por ciento actual hasta un 28 por ciento, para recuperar parte de la baja aplicada por el anterior gobierno de Donald Trump, que redujo ese impuesto desde el 35 por ciento. En líneas más generales, Yellen dijo querer “poner fin a una carrera de 30 años a la baja en las tasas impositivas corporativas".
La administración demócrata busca subir el impuesto a la renta empresarial para financiar un gigantesco plan de infraestructura que asciende a unos 2,3 billones de dólares con el objetivo de crear empleo. Bajo el nuevo paraguas impositivo global, Yellen quiere evitar que las empresas eludan la mayor tributación trasladando sus actividades hacia otras jurisdicciones con menores gravámenes. Por eso abogó por un “esfuerzo internacional para terminar con una carrera para llevar este gravamen a un mínimo en busca de ganar competitividad”. Con el impuesto global, las empresas se verían impedidas de realizar las típicas acciones de elusión impositiva disfrazando operaciones en jurisdicciones de baja tributación.
"La propuesta anunciada por el presidente Biden llama a tomar acciones ambiciosas, incluyendo subir la tasa mínima de impuesto a empresas en Estados Unidos y un renovado compromiso a nivel internacional, reconociendo que es importante trabajar con otros países para terminar con la presión de la competencia fiscal y la erosión del impuesto a la renta de las empresas", indicó Yellen, quien detalló que quiere presionar a favor de un acuerdo fiscal internacional en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con miras a establecer una serie de estándares que incluyan a las empresas tecnológicas.
Por su carácter global, la iniciativa hace recordar a la llamada "tasa Tobin", un impuesto sobre las transacciones financieras que tomó vuelo con la crisis subprime de 2008. La idea ese tributo era reducir la volatilidad de los mercados cambiarios internacionales y robustecer las finanzas de los Estados nacionales.