Desde Lima
“Vamos a trabajar muy duro de aquí al 11 de abril para darle una alternativa de cambio, una alternativa democrática al Perú”, dice Verónika Mendoza, la joven figura de la izquierda peruana que postula a la presidencia por la coalición progresista Juntos por el Perú. A una semana de las elecciones, las encuestas la ponen en una ajustada pelea, de impredecible final, con otros cinco candidatos, cuatro de la derecha y un populista que se mueve entre propuestas de centroizquierda y de derecha, para pasar a una segura segunda vuelta.
Con 40 años, Verónika Mendoza, o simplemente Vero como la llaman sus seguidores, compite por segunda vez por la presidencia. En las elecciones de 2016 sorprendió y quedó en tercer lugar, muy cerca de pasar al ballottage. Su desempeño en ese proceso electoral resucitó a una izquierda que venía con más de dos décadas en un papel marginal en distintas elecciones. Nacida en la región andina de Cusco, hija de profesores, de padre peruano y madre francesa, psicóloga y antropóloga graduada en Francia, apareció en la escena política en 2011, cuando fue electa congresista por su región.
Colocada en posición expectante en estas elecciones, es blanco de la guerra sucia de sus rivales y los grandes medios, que han puesto en marcha una campaña de miedo al cambio del modelo económico neoliberal que la izquierda propone. Predecibles, sus oponentes han vuelto al tema Venezuela para atacarla. Bastó que Mendoza cuestionara el evidente fracaso del Grupo de Lima para solucionar la crisis venezolana y que proponga un acercamiento al Grupo de Contacto para una salida que convoque a un diálogo entre el gobierno venezolano y toda la oposición, para que algunos medios publiquen titulares tremendistas diciendo que “Verónika Mendoza reconoce a la dictadura de Maduro” y que quiere convertir al Perú “en otra Venezuela”. Una guerra sucia que ya sufrió en la campaña de 2016.
La candidata de Juntos por el Perú mira con expectativa el avance de opciones progresistas en la región y expresa sus simpatías con gobiernos como los de Alberto Fernández y Luis Arce en Bolivia, y con el posible triunfo de Andrés Arauz en Ecuador este domingo, el mismo día que ella competirá por la presidencia en Perú.
En un diálogo, vía Zoom por las restricciones por la pandemia, con corresponsales de medios extranjeros, PáginaI12 le preguntó sobre la disputa entre progresismo y derecha en la región, su candidatura en este contexto y la integración regional.
“Hay un claro giro, una recuperación de la democracia en América Latina luego del golpe que ocurrió en Bolivia, hay pueblos que cada vez más demandan de sus gobiernos que se garantice la salud, la educación, la vivienda como derechos. En Ecuador podría ocurrir la victoria de un gobierno progresista el 11 de abril, igual que en el Perú. Creo que en este contexto hay un escenario favorable para América Latina, con gobiernos que podrían trabajar por la integración, no solo con una perspectiva comercial, sino también en otros sectores, como salud, educación y también la protección de nuestra Amazonia, que para nosotros es fundamental. Propiciaremos la reactivación y el fortalecimiento de organismos de integración como Unasur, Celac y la Comunidad Andina. Nuestra prioridad será una integración regional poniendo por delante los intereses de la región y de nuestros pueblos. Hay un escenario posible muy potente de cooperación con el gobierno argentino”.
Frente a la actual difícil coyuntura marcada por la grave crisis sanitaria y económica por la pandemia, Mendoza indica que las primeras acciones de un gobierno suyo serían “garantizar una vacunación universal, gratuita y ordenada por parte del Estado que nos permita inmunizar lo más rápido posible a todo nuestro pueblo, garantizar la producción y distribución de oxígeno para impedir que sigan muriendo tantos peruanos como está ocurriendo hoy por falta de oxígeno y reactivar la economía lo más pronto posible”. Cuestiona duramente la propuesta de algunos candidatos de privatizar la compra de vacunas.
Para reactivar la economía, propone aumentar la inversión pública, un plan para crear empleos temporales en pequeñas obras, dos bonos de ayuda económica para la población y ampliar el programa de créditos baratos para micro y pequeñas empresas con un aval del Estado, medidas que en conjunto significarían una inversión de más de 16 mil millones de dólares. Frente a las críticas de la derecha, que le han saltado al cuello por el gasto que implican estas propuestas, responde que “el Perú tiene los ahorros fiscales para financiar estas propuestas”, y recuerda que “incluso el Fondo Monetario Internacional dice que es necesario y posible entregar estos dos bonos a la población, que son necesarios para que las familias, que han sido afectadas en sus ingresos por las medidas de inmovilización, puedan subsistir en esta crisis, pero también es una medida que ayuda a reactivar la demanda y la economía”. “Es una cuestión de sentido común”, afirma al referirse al respaldo que ha encontrado su propuesta de entregar bonos de ayuda en el FMI. Pero la derecha peruana y sus candidatos se oponen cerradamente a estas medidas. “Es tiempo de salvar vidas, de resucitar la economía, no nos podemos seguir quedando de brazos cruzados”, les responde Mendoza.
La candidata de Juntos por el Perú propone “la nacionalización del gas”, anuncio que ha espantado al empresariado y a la derecha. Precisa que la nacionalización que anuncia “no significa expropiar o expulsar a los inversionistas privados, sino que podemos hacer alianzas con ellos para que puedan seguir extrayendo y distribuyendo el gas, pero la decisión de dónde se queda prioritariamente este recurso, que ahora mayoritariamente se va al extranjero, será del Estado peruano, una decisión que ahora no tiene, y la prioridad será el mercado interno y el consumo nacional. Es indigno, insensato, tener un recurso a la mano y no poder aprovecharlo”.
Si llegara a ganar las elecciones, Verónika Mendoza no tendría, según indican todos los sondeos, mayoría parlamentaria, y se tendría que enfrentar a un Congreso fragmentado en el que muy probablemente predominen diversas agrupaciones de derecha. Ante ese posible complicado escenario, indica que “el principal pacto que haremos es con el pueblo, respetando el programa de cambio por el cual habrá votado el pueblo. En el ámbito del Congreso nos va a tocar convocar a todas las fuerzas políticas democráticas y honestas a una gran coalición democrática para poder salir juntos de esta crisis sanitaria y económica”.
Opina que la gran fragmentación del voto en estas elecciones y el bajo respaldo que alcanzan todos los candidatos “es expresión de la grave y profunda crisis política que el Perú ha venido atravesando desde antes de la pandemia, de ahí la necesidad de impulsar una reforma política de fondo a través de una nueva Constitución”. Anuncia que de ganar las elecciones convocará un referéndum para que la población decida si quiere cambiar la Constitución heredada de la dictadura fujimorista, que reduce al Estado a un rol subsidiario de la actividad privada.