En el salón cultural de la Biblioteca Obispo Esquiú, de la ciudad del departamento Belén, Catamarca, comenzaron a juzgar ayer lunes el homicidio del docente Luis Héctor Calderón, sucedido el 17 de enero de 2019. La causa tiene como imputados por el delito de “homicidio doblemente agravado por alevosía y criminis causa” a Horacio Gabriel Carrizo y a H.S, quien al momento del hecho era menor de edad y novia de Carrizo. Además, deberá responder por la acusación de “encubrimiento agravado” Joaquín Escalante.

Para el debate oral y público, la Cámara de Sentencia Penal Juvenil se trasladó hasta el departamento en el que sucedió el hecho. Está previsto que el juicio dure 4 días en donde se escucharán las voces de más de 30 testigos.

El primero en sentarse frente a los jueces Rodrigo Morabito, Mauricio Navarro Foressi y Luis Guillamondegui, fue el acusado Carrizo. Si bien, el joven se negó a declarar, se leyó por secretaría lo que dijo durante la etapa de instrucción de la causa.

Según esa declaración y con una frialdad escalofriante, el joven confesó el crimen con todos los detalles, además de incriminar a su novia y a su amigo.

Así, frente al fiscal instructor, dijo en aquel momento que fue Escalante quien le presentó a Calderón un año antes del hecho y desde entonces se comunicaba por mensajes de texto con él.

“Pensamos por joder ir a la casa de Calderón a ver si tenía algún elemento de valor. Mi novia no me decía que no lo hiciera. El miércoles 16 me mandó (Calderón) un mensaje para que vaya. Le dije que sí. Antes de eso puse un cable en mi mochila. Le mande un mensaje previo para saber si iba a poder recibirme esa noche. Me despedí de mi novia y fui a robarle y si algo salía mal con la intención de matarlo. Mi novia sabía y no se oponía”, relató.

Dijo que en la casa del docente habían comenzado a tomar Fernet e incluso la víctima le ofreció hacerle de comer y él cenó ahí. Contó que su novia le enviaba mensajes para saber qué estaba sucediendo y que él le habría respondido que le parecía un buen hombre y que ya “no daba hacerlo”, pero ella le insistió en que "no tendría otra oportunidad”.

Fue cuando terminaron de cenar cuando enojado por una supuesta insinuación sexual de Calderón, Carrizo lo golpeó en el rostro. “Le pegué una piña y con mucha bronca por la insistencia. Después le pegué tres veces más y Calderón me dijo: te doy un poco de platita. Vi que no podía caminar. Le empecé a pegar más fuerte. Sacó un bolso chico que tenía plata. No conté el dinero. Lo vi y pensé en si me convenía dejarlo vivo o matarlo, porque sabía que Calderón tenía un amigo policía”, señaló.

Luego aseguró que lo ahorcó con el cable de una lámpara, no con el que llevaba en la mochila. Que limpió todo lo que podía incriminarlo y hasta quemó el celular del docente en la estufa.

Sin mayor remordimiento, al día siguiente había salido a comprarse ropa y un peluche para su novia.

A su momento, H.S, se negó también a declarar ante los jueces. La adolescente, tampoco lo hizo en la etapa de instrucción por lo que su versión de lo sucedido no se conoce.

Escalante, en tanto, sí declaró y aseguró que la novia de Carrizo era quien “le hacía la cabeza”. “Yo me enteré del homicidio por las redes sociales. Le pregunté a Carrizo y me dijo que fue él pero que no diga nada”, contó.

El joven, cuando supo que la policía los había relacionado, destruyó su celular.

Los testigos que pasaron por la sala de audiencias, confirmaron el homicidio del docente y cómo fue encontrado casi dos días después por un familiar quien logró ingresar por la ventana de su casa.

Uno de los peritos que participó de la operación de autopsia aseguró ante el Tribunal, que Calderón falleció por un paro cardiorespiratorio causado por un trauma craneoencefálico provocado con un objeto contundente. Además, la víctima tenía diversos hematomas, escoriaciones que podrían ser signos de defensa, cortes y varios golpes más en la cabeza que daban cuenta de su sufrimiento antes de morir.

El debate pasó a un cuarto intermedio para hoy, donde se conocerá la versión de más testigos. Calderón era un habitante conocido en Belén y querido por el pueblo. Su familia y amigos realizaron varias marchas en pedido de justicia desde el día del homicidio.